Foto tomado de: David Hormiga |
Lola Benítez Molina
Málaga (España)
Es curioso, ya que conocer ciertas vidas nos fascinan
por lo que tienen de distinto, de fuerza o de novedoso. Descubrir la
trayectoria que siguieron en sus caminos y tener la suficiente empatía como para
plantearnos si nosotros, en las mismas circunstancias, hubiésemos actuado de
igual forma o, por el contrario, la corriente del destino nos hubiese llevado
al abismo. Es algo que a muchos nos despierta la curiosidad.
La historia nos desafía
constantemente y, aún más, cuando nos toca vivir tiempos difíciles como fue el
caso de Françoise Frenkel, propietaria de la primera librería francesa en
Berlín, y que fundó en 1921, “La Maison du Livre”.
Françoise nació en
Polonia en 1889 y estuvo al frente de su librería hasta 1939, año en que se vio
obligada a huir de manera clandestina a París ante los avances del nazismo y la
persecución judía. Su amor por la literatura la llevó a reflejar en su única
novela los designios por los que el ser humano atraviesa y así, nos muestra su
particular visión de los acontecimientos vividos a través de su propia mirada.
Quien lee el libro no
queda indiferente, y es esto lo que le ocurrió al escritor Patrick Modiano,
quien conmovido, por la narración de esta mujer, nos seduce con el prólogo que
antecede en una nueva publicación de esta novela, redescubierta en 2015, en
Suiza, y que ya había publicado una pequeña editorial del lugar en 1945, zona
en la que se sabe que vivió su autora y que, sin duda, coincidiría plenamente
con las palabras pronunciadas por Albert Camus: “En las profundidades del
invierno finalmente aprendí que en mi interior habitaba un verano invencible”.
Su corazón y su
espíritu generoso soportaron las inclemencias de los años que le tocó vivir y
quizo dejar constancia de los acontecimientos en honor de todas aquellas
personas que perdieron su vida, para que sus huellas permanecieran intactas.
Patrick Modiano diría:
“Prefiero no conocer el rostro de Françoise Frenkel, ni las peripecias de su
vida tras la guerra, ni la fecha de su muerte, De ese modo su libro será
siempre para mí la carta de una desconocida, olvidada en la lista de correos
desde hace una eternidad y que parece que recibes por error, aunque tal vez
eras en realidad su destinatario”.
El estoicismo de esta
heroína la llevó a cosechar un porvenir esperanzador al no perder nunca la fe
en el ser humano.
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