La ciudad de Morón, en la costa Norte de la
provincia de Ciego de Ávila, es representada por la escultura de un enorme
gallo. Pero otros muchos valores guarda este lugar de Cuba. La arquitectura es
una mezcla de ayer y de hoy, la elegancia de sus coches tirados por caballos,
sus joyas naturales, y por supuesto, su historia y su gente.
Este asentamiento echó sus raíces hacia 1543,
cuando en un cabildo celebrado en la entonces villa de Sancti Spíritus, el Hato
de Morón fue mercedado a Don Luis de Almeida y se levantó un villorrio sobre un
montecito de tierras que recibió el muy adecuado nombre de Morón.
De esta ciudad central parte en la actualidad
el pedraplén que lleva a los cayos Coco y Guillermo, en el archipiélago
Jardines del Rey; uno de los más importantes polos turísticos del país. También
desde Morón se llega a la isla de Turiguanó, conocida por su ganadería. También
se encuentra la Laguna de la Leche, la reserva natural de agua más grande de
Cuba; así como la laguna La Redonda, donde se ubica un centro internacional de
pesca de trucha.
En cuanto al gallo, símbolo de la ciudad, sus
orígenes vienen de tierra sevillana, de Morón de la Frontera. Se cuenta que a
finales del siglo XVI era aquel un pueblo de rivalidades políticas por el
nombramiento de las autoridades municipales. Un día llegó un funcionario con el
propósito de calmar los ánimos y proclamó a viva voz desafiante: “Aquí no hay
más gallo que yo’. Algunos vecinos tras escucharlo se miraron y sonrieron de
labios para dentro. Muy poco después, un grupo de desconocidos, cobijados por
la oscuridad de la noche, sorprendió al atrevido intruso y le propinó una
paliza inolvidable. El equivocado tipejo quedó humillado e inmortalizado en un
verso que decía así:
“Anda
que te vas quedando como el gallo de Morón:
sin
plumas y cacareando
en la
mejor ocasión”.
Los españoles que fundaron el Morón cubano
trajeron el verso y allí lo sembraron, por lo que hoy algunos le atribuyen,
incluso, doble nacionalidad al gallo de Morón. Al cual se le erigió aquí un
monumento en la mitad de la década de los 50 del pasado siglo, que fuera
inaugurado personalmente por el propio presidente de la república en aquel
entonces, Fulgencio Batista, quien fuera declarado hijo adoptivo de la ciudad.
(Al principio de la revolución de 1959, algunos ignorantes lo arrancaron de su
lugar y lo tiraron en la calle. Otros vecinos lo volvieron a poner en su lugar.
Pero vinieron otros vecinos de otra localidad tumbaron el gallo de bronce, y lo
ultimaron de un tiro. Hay que ser BRUTO
E IRESPONSABLE.
Por suerte para los moronenses el gallo había
quedado demasiado dentro del pueblo, y volvió a cantar el 2 de mayo de 1982,
cuando lo pusieron en su antiguo lugar, gracias a Rita Longa y Armando Alonso.
(Tomado de la publicación “La Jiribilla” Cuba)
ResponderEliminarEsta bonito el gallo, se ve es de pelea. Interesante historia
Mario Santos
Miami, Fl