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domingo, 1 de septiembre de 2013

Nueve cuentos para recrear el café


Comentario de Magaly Quiñones (San Juan de Puerto Rico)


En esta entrega literaria, María Eugenia Caseiro nos presenta una colección de nueve cuentos, en su mayoría breves. Armada de un lenguaje extenso y una rica gama de recursos  lingüísticos y literarios, la autora va adentrándonos con mano segura, en su universo narrativo.  En éste perviven personajes atormentados, solitarios, quienes a través del flujo de conciencia,  muestran al lector la trama interna de hondura sicológica. Vivimos rodeados de signos, símbolos  que aceptamos o rechazamos; la mirada aguda de Caseiro nos recuerda la importancia de los  detalles en este gran conjunto que es el mundo que nos rodea. Su óptica perspicaz se posa sobre matices inadvertidos aún para el lector más sagaz. Comienza con un título multisugerente, El  Círculo. La historia se desarrolla en Cuba, isla natal de la autora. El círculo color naranja opera  como leit motiv que, unido al personaje principal, nos va guiando desde el Caribe hasta Nueva York haciendo hincapié en temas tan actuales como lo son la diáspora y ciertas fórmulas para sobrevivir, hasta alcanzar al final un desenlace sorpresivo; elemento constante en la cuentística de esta autora que, de igual modo, logra la estampa final en Descarga Matinal a lo Cubano y El Collar, en que Caseiro explora el tema de la pérdida de memoria, la demencia senil y el mal de Alzheimer y nos develan a una escritora avezada en pleno control del mundo creado por su hábil pluma. Utilizando una prosa rica en detalles y múltiples imágenes visuales y sensoriales, Caseiro nos muestra que la realidad no es factor unívoco al mostrarnos varias de sus caras, algunas de ellas dolorosamente crueles. La figura patética de la mujer que, obsesivamente, desea poseer un collar de ágatas visto en el escaparate de una tienda, mujer que irremediablemente inmersa en sí misma oscila entre el sepulcro del encierro en un sanatorio y la movilidad que le brinda la ansiada libertad, es un ejemplo magistral del desarrollo de este tema. No hay duda de que nos encontramos frente a una autora que en su creación roza todas las vetas del arte. Su utilización de los colores y sus contrastes, así como del juego verbal entre las luces y las sombras, la acercan a la paleta del pintor; su gran poder de observación en el manejo descriptivo -descripción que luce por momentos fotográfica o cinética- y el despliegue estético de la repetición, el símil y la metáfora la acercan a la buena poesía. Caseiro, escritora de origen cubano, radicada en los Estados Unidos, toma de primera mano el tema del exilio y al abundar en aspectos propios de su tierra natal como lo son los elementos del panteón africano y el sincretismo religioso, el uso de expresiones idiomáticas y personajes típicos de su país, nos adentra en un mundo particular que gradualmente va universalizándose. Nada humano le es extraño y es precisamente esto lo queenriquece, dando cuerpo y hondura a su producción literaria. 

2 comentarios:

  1. Roberto Soto Santana3 de septiembre de 2013, 9:17

    La literatura narrativa de ficción está basada, generalmente, en la experiencia personal o el conocimiento profundo del escritor (sea como participante, oyente o vidente, o investigador de los hechos de los que se nutre su creación original).
    Este libro de María Eugenia Caseiro encuadra el primero de los relatos (EL CIRCULO) en el año 1947 (al mentar en la cartelera de la sala de cine la cinta “Copacabana” -interpretada por Groucho Marx y Carmen Miranda-). El vocabulario puesto en boca de los personajes se ajusta al utilizado por una parte del segmento de la sociedad que entonces se concentraba sobre todo en el barrio habanero de Jesús María, pero también en los de San Leopoldo (dentro del cuadrilátero formado por las calles Zanja, Belascoaín, Galiano y San Lázaro), Los Sitios, Carraguao, Belén, Párraga, y los del vecino municipio de Marianao que llevaban los nombres de Palo Cagao, Los Pocitos y Zamora (1). Nos referimos a esa sociedad soterrada, pero real y actuante, estudiada por el etnólogo Fernando Ortiz en su obra “Hampa Afrocubana (Los negros brujos)”.
    De ahí que resulte tan realista la escenificación de una disputa callejera a las puertas del cine Apolo, en la esquina de la calzada de Diez de Octubre con la calle Santos Suárez.
    En el relato final, LA MUERTE DE BENITO (2), María Eugenia Caseiro nos franquea la asistencia, como si lo estuviéramos contemplando en vivo, a los cariñosos rituales funerarios dispensados a su protagonista, “aquel chulo, el mejor plantado de Jesús María, transformado en santo por el amor ciego y desenfrenado de las putas”. Escrita un siglo después de las crónicas pasionales fraguadas por Miguel de Carrión en “Las honradas” y “Las impuras”, este ramillete de relatos de la escritora cuyo reciente libro reseñamos revela en esta particular estampa, una vez más, la constatación de que en el mundo de las impuras “suele reinar más el corazón que en el de las honradas”, quienes –como escribió Juan J. Remos- “son para Carrión las obligadas a la insinceridad”.
    (3)Con un elegante y rico léxico, presentado con una impecable sintaxis, la escritora salpica, con sentido de la oportunidad y del equilibrio, su crónica de las imágenes nacidas de su magín con vocablos y giros idiomáticos muy en boga en Cuba a mediados del siglo pasado (tales como lavanda, rimel, zapatos de dos tonos, sandunguero, y hasta la marca de los cigarros fabricados por la empresa habanera Martín Dosal con el nombre de La Competidora Gaditana).
    Debemos discrepar, sin embargo, de la apreciación crítica del Sr. Félix Luis Viera desde México, con fecha 1 de julio de 2011 (4), y formulada en estos términos: “No creo, sin embargo, que la fidelidad al lenguaje propio de algunos (personajes) resulte un factor positivo, literariamente hablando”.
    Creemos que ese apego al vocabulario popular no es un parche de afectación costumbrista sino que realza precisamente la credibilidad del personaje en cuyas expresiones lo utiliza la autora. Quienes alcanzamos a vivir en La Habana durante aquellos años podemos dar fe de que de oían todas esas expresiones, en boca de gente de la calle. ¿Acaso una parte importante del atractivo del personaje novelesco de Martín Fierro no se debe a su lenguaje gauchesco?

    (1) Esta viñeta comporta un valor añadido en materia de riqueza sociológica que permite conocer y entender este determinado ambiente o faceta de la realidad capitalina, que era así entonces y que incluso al día de hoy goza de buena salud. Porque, como ha escrito Luis Angel Ríos Perea, comentando el perspectivismo de José Ortega y Gasset, “Para cada ser humano, la vida toma una forma concreta y determinada, que se construye a sí misma de acuerdo a diferentes circunstancias (o perspectivas que la vida toma para cada uno)…” Véase http://www.monografias.com/trabajos82/
    (2) http://www.letralia.com/140/letras01.htm .
    (3) HISTORIA DE LA LITERATURA CUBANA, tomo III (Modernismo), pp. 291-297, Cárdenas y Compañía, La Habana, 1945.
    (4)Véase htpp://www.cubaencuentro.com/cultura/articulos/nueve-cuentos-para-recrear-el-cafe-de-maria-eugenia-caseiro-264822.

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