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domingo, 1 de septiembre de 2013

SONETO A LA FLUORITA



Hilda Norma Vale, Argentina
De su libro "Soñar la Vida"

Con estrambote

Arco iris de cristales fulgurantes
Quetzal inmóvil gloria subyacente
Mineral con destellos piedra riente
Corazón de colores palpitantes.

Multicolor racimo destellante
Jardines escondidos roca ardiente
Terrenal acuarela brillo urgente
Granada mineral y rutilante.

Pedernal cristalino flor hermosa
Coral multicolor prendida brasa
Inmóvil y chispeante mariposa.

Pájaro que fulgura sol que abrasa
Mineral que palpita culta rosa
De fluor que todo brillo sobrepasa.

La copa del minero se rebasa
Con tu ambrosia terrestre y fragorosa.

1 comentario:

  1. Roberto Soto Santana1 de septiembre de 2013, 18:59

    En el otorgamiento de galardones correspondientes al año 2012, la vate argentina -más precisamente, bonaerense- Hilda Norma Vale ha recibido el Primer Premio(compartido)en la categoría de Tema Libre, con su poema "A esa hora", en el 15º Certamen nacional "Renacer literario",convocado por la Seccional San Rafael de la Sociedad Argentina de Escritores.
    Entre los muchos reconocimientos previos conferidos a este prolífica autora está el fallo que le fue favorable en 2009 como vencedora absoluta en los 54 Juegos Florales Sahuayenses, que tienen lugar anualmente en el Municipio de Sahuayo (en Michoacán, México).
    Es también autora del apasionado CANTO A BUENOS AIRES, en el que evoca nostálgicamente el ambiente característico de bares porteños de acendrada prosapia como EL FEDERAL (en Carlos Calvo 595, en San Telmo), el CAFE ESQUINA HOMERO MANZI (en la Ave. San Juan 3601)y hasta el café LA GIRALDA (en Ave. Corrientes 1453).
    En su "Soneto a la Fluorita", Hilda Norma Vale muestra sus prendas como poetisa de la yuxtaposición de imágenes centelleantes, palpitantes de color, con una enorme economía de signos ortográficos de separación entre las ideas, reducidos al punto final de cada cuarteto y cada terceto. Un modo de escribir poemas que practicó proficuamente el uruguayo Mario Benedetti. En esta materia específica, tal parece que la poetisa comparte el enfoque del mexicano Octavio Paz cuando éste escribió que "Puntuar o no puntuar, por ejemplo, no tiene por qué ser una decisión para todo el libro, ni para toda la vida: conviene que sea una decisión ejercida por el creador frente a cada uno de sus poemas. Hay allí un territorio que el crítico no debe invadir. Puede no gustar del soneto, pero tiene que admitir el derecho del poeta a escribirlos; y si le gusta el poema dinámicamente espacializado, que distribuye por la página sus sintagmas en un alarde de geometrismo, será mejor que acepte la posibilidad de que a una presentación revolucionaria corresponda a veces una visión poética adocenada. Por último: el tema no es el poema, y juzgar éste por aquel es un disparate que sólo pueden cometer quienes creen que hay temas aceptables e inaceptables, lícitos y nefandos."
    Así, el "Soneto a la fluorita" demuestra que hasta en la contemplación de los minerales de un yacimiento se puede encontrar belleza fulgurante, poéticamente expresable, que proporciona un gozo equiparable al de las Letras y las Bellas Artes.
    Llama la atención que, constando este poema de versos endecasílabos encuadrados en dos cuartetos y dos tercetos, más un estrambote, todos ellos presentan rima consonante (los primeros ocho,a base de participios de presente terminados en "...ente" o en "...ante", y los próximos ocho, a base de sustantivos y adjetivos terminados en "...asa" o en "...osa". Por estos motivos, es una composición tan original por la imagínería visual que induce como por su cuidada musicalidad.

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