Seguidores

Buscar este blog

Vistas de página en total

viernes, 1 de septiembre de 2017

Memorias De Un Cubano


EL GATO DE PAPEL
Publicado - June 2, 2014 
Tomado de:  Carlosbua.com

CALLE OBISPO EN LA HABANA VIEJA, A LA IZQUIERDA LA MODERNA POESIA, AL FONDO EL FLORIDITA.

EL GATO DE PAPEL 

“El mundo habrá acabado de joderse el día en que los hombres viajen en primera clase y la literatura en el vagón de carga”.
– Gabriel García Márquez

Cuba en 1958 era un país convulso en muchos sentidos, la lucha revolucionaria por una parte, el auge económico por otro y el gran impulso a la cultura existente, en particular la música y la literatura hacen que en esos momentos sea altamente rentable tener negocios relacionados con estos temas. Es por eso que un conocido empresario, Adolfo Cacheiro, propietario de varios negocios, una cadena de puntos de venta de billetes de la lotería nacional, llamada El Gato Negro, de un próspero restaurante llamado Café Europa ubicado en Obispo y Habana, lugar altamente céntrico, cercano a la Western Union, y a los más fuertes bancos de la Cuba de entonces, Banco de los Colonos, New York First City Bank y otros, así como propietario de grandes extensiones de tierra y en particular de uno de singular belleza natural: las llamadas Escaleras de Jaruco, con una cueva natural de excepcional belleza turística, Las Cuevas del Cura, decide junto con el hijo del dueño de la Librería Juan Cebrián, emprender el reto de crear una nueva librería en la calle donde más librerías había.

Así surge El Gato de Papel y ahí encaro yo nuevos retos laborales al ser designado para atender con carácter exclusivo a mis escasos 14 años dicha librería. El Gato de Papel era un local pequeño, contiguo a una importante compañía de seguros y a escasos pasos del Ten Cents de Obispo (Tiendas Woolworth, que parece que han desaparecido pero que en los años 50 eran de las mas concurridas y baratas). Allí se amontonaron miles de libros, en particular los últimos de la producción, en ediciones de bolsillo fundamentalmente pero de gran calidad. Era lo adecuado a los hombres de negocio que llenaban ese barrio.

CALLE OBISPO ESQUINA A HABANA, WOOLWORTH´S Y WESTERN UNION

También hay que recordar que en la Habana de 1958 con una población cubana de algo mas de 6 millones de habitantes, el turismo, fundamentalmente norteamericano, era de mas de 750 mil al año, por lo que también existían ediciones en idioma inglés, inclusive hasta diarios. No recuerdo muchos momentos de los casi 2 años que trabajé en El Gato de Papel en que pudiera decir que no tenía nada que hacer. Dado el carácter particular de esta librería, destinada a los empresarios y trabajadores de oficina, tenía iguales horarios que ellos, es decir, de lunes a viernes de 8 a.m. a 6 p.m. y los sábados de 8 a.m. a 12.00 m. El sábado era para mí un día especial, pues me daba todos los pequeños lujos que anhelaba durante toda la semana.

Primero era el cobro del salario, de ahí iba hacia el café Europa a pocos pasos y también del mismo dueño y disfrutaba de unos pasteles de hojaldre de ensalada de pollo que nunca he vuelto a comerlos iguales. Después iba hasta ¨la esquina del pecado¨ según una canción de la época, que no era más que Prado y Neptuno y enfilaba hacia el Restaurante Miami, siempre para comer lo mismo: Steak de jamón a la Hawaiana y una cerveza Guinness Cabeza de Perro. Después el infaltable cine, máximo entretenimiento de la época y del cual hablaré de forma explícita posteriormente.

PRADO Y NEPTUNO. EL RESTAURANTE MIAMI A LA DERECHA CON COLUMNAS AZULES. 

Pero aprendí en El Gato de Papel, aparte de lo que me enseñaron, que el éxito es ante todo dedicación y sobre todo perseverancia.
Albert Einstein, que fue elegido por la revista Time como el personaje más importante del siglo XX dijo: “Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad”.

Voy a dar un ejemplo de los principios comerciales de entonces: “Lolita” de Vladimir Nabokov, fue un best-seller en el año 1958. Los ejemplares que se trajeron se agotaron rápidamente y algunos clientes habituales vinieron a buscarlo. Ya entrenado para el tema, les dije que o se los llevaba a su trabajo o que pasaran posteriormente a recogerlo. Inmediatamente llamaba a las distribuidoras de libros, sobre todo a las mayores, La Moderna Poesía o Madiedo, ordenaba mayor cantidad de ejemplares de lo solicitado y satisfacía al cliente. Si no había en existencia, utilizaba un mensajero para que lo buscara en cualquiera de las librerías cercanas, lo comprara y se lo entregaba al cliente, aún sin ganar nada en la venta, pero como una forma de satisfacción al que de forma sistemática acude a tu establecimiento.

LOLITA DE VLADIMIR NABOKOV, BEST SELLER DE LA EPOCA

Pero hay más con Adolfo Cacheiro, un pichón de gallego con muchas agallas y mucho espíritu de trabajo que me enseñó muchísimo. Por cierto Cacheiro emigró a principios de la Revolución y ahí fue feneciendo El Gato de Papel hasta desaparecer. 54 años después leo que Jorge Luis Cacheiro, su hijo que ha sido director, escritor y profesor desde que recibió su grado en dirección de la Universidad de Yale in 1987 estrenó la obra teatral “Canto del Pozo Ciego” en La Habana, Cuba, Cacheiro logró ser el primer director Americano de teatro en dirigir una compañía cubana en más de 50 años. Quizás ni conozca muy bien todos los valores que su padre tuvo.


CALLE OBISPO. LIBRERIA ACTUAL. (Observen la vestimenta)

Sólo en la calle Obispo había ocho librerías-editoriales en enero de 1959. Todas habían sido fundadas por españoles, entre ellos un exiliado republicano. El monumental edificio en la esquina de Obispo y Bernaza, construído en 1935, sigue albergando La Moderna Poesía, pero el buque insignia del mundo editorial cubano se ha convertido en un cascarón vacío.
En el ámbito del crecimiento económico de la calle Obispo vino a sumarse, aproximadamente en 1890, el establecimiento en un amplio local, que entonces comprendía los números 133 y 135, de la imprenta y librería La Moderna Poesía. La nueva edificación era propiedad del gallego José López Rodríguez, más conocido por Pote, quien había llegado a Cuba a los 18 años, solo, pobre y analfabeto. En un principio se vio obligado a trabajar como fregador de platos. Más tarde logró alfabetizarse y entrar como empleado en una librería. Él comenzó a comprar libros viejos y los vendía en una carretilla. Solí­a leer los obituarios para saber cuándo moría un abogado o un doctor, y entonces ir a comprarle su biblioteca a la viuda’

Incursionó con buena fortuna en el mundo de los negocios y gracias al capital acopiado pudo levantar dicha casa impresora y de venta de libros, que no se vio perjudicada por el derrumbe del sistema colonial español y ya en los primeros años de la República alcanzó una gran importancia. En 1910 este próspero empresario obtuvo un notable éxito al establecer el único taller en el país, capaz de realizar grabados en acero, que dedicó a la fabricación de sellos de correos. Las ganancias por este negocio, así como otras que le llegaron, por ejemplo, a través de la impresión de los billetes de la Lotería Nacional, le permitieron convertir a La Moderna Poesía en la principal librería de Cuba por ese entonces, con filiales en algunas ciudades del interior y una amplia y diversa oferta que incluía muchos textos impresos en España. Aproximadamente en 1935, ya en manos de José López Serrano, el hijo de Pote, levantó un moderno edificio que aún perdura. Situado en la Calle 13 No. 108 esquina a L, Vedado, el edificio “López Serrano” fue el más alto de la capital habanera hasta la construcción del Focsa, en 1956. Este primer “rascacielos” cubano, de estilo Art Deco, y de marcada influencia norteamericana, tiene diez pisos generales y cuatro en la torre. Sus vestíbulos tienen bellos pisos de terrazo y los muros enchapados en mármoles rojos de Marruecos.


EDIFICIO LOPEZ SERRANO.

López Serrano hijo, incrementó las propiedades de su padre con la fábrica de conservas de bonito de la marca “Comodoro”, el Matadero Industrial de Cuba, las compotas “JALS” y los laboratorios de medicamentos “Lex”. Además de ser Presidente y propietario del Hotel “Comodoro” en Miramar. De las compotas JALS es posible que algunos recuerden el comercial, popular entre los niños cubanos, que decía: “Mami yo quiero JALS, compotas JALS!”, pero quizás pocos sepan que JALS, eran solo las iniciales de José Antonio López Serrano.

Por esa fecha esta firma enfrentaba la competencia de la muy poderosa La Moderna Poesía y de otros establecimientos que habían ido surgiendo en la misma calle como Minerva, la Editorial González Porto y P. Fernández. A finales de los años 10 llegó a La Habana el gallego José González Porto, quien después de trabajar como empleado plantó una librería en la calle Obispo no. 409, entre Compostela y Aguacate. Poco tiempo después, decepcionado ante la crisis económica y política del machadato, se trasladó a Ciudad México, donde fundó la casa matriz Editorial González Porto, que unos años después habría de convertirse en una gran empresa comercial bajo la firma Unión Tipográfica Editorial Hispano Americana (UTEHA), conocida mundialmente y con plena vigencia en el mundo editorial de hoy. La dependencia habanera quedó entonces como una sucursal especializada en libros de arte y de literatura, enciclopedias y diccionarios. En cuanto a P. Fernández debemos señalar que si bien poseyó una gran imprenta propia ubicada en la calle Hospital, su amplio local de venta de textos escolares, papel y objetos de escritorio tuvo por sede Obispo no. 113.

Pero Obispo no perdía su poder comercial y sus librerías continuaban atrayendo a profesores, estudiantes, intelectuales y simples lectores. Así quedó demostrado cuando en 1937, aproximadamente, el editor Jesús Montero trasladó de la calle Neptuno hacia la próspera Obispo, justo en el no. 521, su librería Studium, que pasó a llevar su apellido. A pesar de que era un pequeño local, su dueño logró convertirlo en una librería de obligada visita para los interesados en textos sobre derecho y jurisprudencia. Montero contó con una firma editorial de gran prestigio, incluso a nivel internacional.

JORGE MAÑACH, SUS LIBROS PUBLICADOS POR EDITORIAL LEX, AL IGUAL QUE LAS OBRAS COMPLETAS DE SIMON BOLIVAR, ABAJO.

Por si no fueran suficientes todas estas librerías de la calle Obispo, a principios de la década del 40 abrieron sus puertas otras dos en la misma arteria comercial: Lex y La Victoria. La primera fue fundada por el abogado y periodista madrileño Mariano Sánchez Roca, exiliado republicano de la guerra española. Al igual que la firma P. Fernández, éste también logró establecer un importante taller de impresión donde se confeccionaron, entre otros títulos relevantes, las Obras Completas de José Martí, en 1946, y al año siguiente las de Simón Bolívar, ambas en dos tomos, papel biblia y ediciones de lujo. En la librería de la Editorial Lex, que tuvo por sede Obispo no. 465, se pusieron en venta fundamentalmente textos jurídicos, compilaciones de las leyes cubanas y libros de literatura.

Salvo alguna otra que quizás se nos escapa por haber tenido menos significación, estas fueron las principales librerías de la calle Obispo durante el período republicano. Como habrá podido apreciarse, todas ellas eran propiedad de inmigrantes españoles. No fue este un hecho casual. Durante aquella etapa de nuestra historia el proceso de producción, distribución y venta de libros estuvo casi por completo en manos de personas de origen español, como ya ha anotado el ensayista Ambrosio Fornet en su valioso estudio El libro en Cuba (1994). A la relación de estas librerías podrían sumarse otras no menos importantes, como Cervantes, Albela y Martí, situadas en otras calles habaneras y cuyos propietarios eran también españoles.

Actualmente los escaparates son el reflejo fiel de la política cultural del gobierno. En uno dominan los libros de cocina, astrología, autoayuda o decoración. La presencia de la literatura cubana se limita a los dos tomos de las Obras poéticas de Nicolás Guillén y una novela de la joven escritora Ena Lucía Portela. El otro está dedicado a la chemanía: doce títulos sobre el “guerrillero heroico”, en español, francés e inglés.

La Moderna Poesía, como el puñado de librerías de La Habana, es más bien un depósito arbitrario de libros donde los dependientes se aburren soberanamente a la espera del improbable comprador. La presencia de un manual sobre “estrategias de supervivencia empresarial” desconcierta casi tanto como la indigencia de los estantes de literatura cubana, donde faltan la mayoría de los grandes escritores, muchos desahuciados por su ideología política, desconociéndose sus valores literarios, artísticos y sociales. Con todo, el establecimiento mantiene la noble función para la que fue creado en 1890. Afortunadamente en los últimos años las Ferias Internacionales del Libro, los éxitos en el mundo de escritores cubanos como Leonardo Padura y una flexibilización de la política cultural, han mejorado sustancialmente esta nefasta política anterior. Ya se puede hablar de Lezama Lima, Reinaldo Arenas, Virgilio Piñera y Jorge Mañach. Pero todavía no se puede mencionar a ese monstruo de la literatura que fue Guillermo Cabrera Infante.

De su socia, situada enfrente, la librería Cervantes, con la que llegó a abrir sucursales en Sudamérica, no queda rastro. Y el local de su vecina,Ediciones Montero, creada en 1937 y especializada en temas de derecho, lo ocupa hoy el Comité Militar Municipal. Del Gato de Papel no quedan ni un bigote.

LA HABANA VIEJA DE NOCHE

© Carlosbua.com - 2017. Todos los derechos reservados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario