Franz Kafka y Milena Jesenská. ULLSTEIN BILD VÍA GETTY / DESCONOCIDO Foto tomada de: El Pais |
Lola
Benítez Molina
Málaga
(España)
De mirada dulce, sus ojos denotaron dolor ante una
vida nada fácil. Milena Jesenska fue una periodista, escritora y traductora
checa, nacida en Praga en 1896 y murió en 1944 en el campo de concentración de
Ravensbrück, Alemania, por una insuficiencia renal. Nació en el seno de una familia aristocrática. Su padre fue
cirujano y profesor de la Universidad de Praga, quien llegó a internar a su
hija en un manicomio por no aceptar su relación y posterior matrimonio con el
escritor austriaco, de origen judío, Ernst Pollak. Él autoritario y ella de
espíritu rebelde, difícil conjunción. Pronto, Milena vería que esa unión era
intolerable y, para poder encontrar la fuente del sosiego, se dedicó a dar
clases de checo y a realizar traducciones para llenar esas horas baldías.
Tras
leer algunos cuentos de Kafka, le escribió con el motivo de obtener su
autorización para poder traducirlos al checo. Este hecho dio lugar al inicio de
una apasionada correspondencia entre ambos, que duraría dos años (1920-1922).
En esos dos años solo se verían dos veces: cuatro días en Viena y un día en
Gmünd. Kafka moriría dos años después. Un amor en la distancia. De él, Milena
escribió: “suave, amable, visionario, demasiado sabio para vivir, demasiado
débil para luchar, de los que se someten al vencedor y acaban por
avergonzarlo”.
Mujer
adelantada a su época, feminista, se divorció de su primer marido y volvería a
casarse con un arquitecto checo Jaromír Krejcar con el que tendría a su única
hija, Jana.
En
1939, aún sin ser judía, fue detenida por la Gestapo y llevada al campo de
concentración de Ravensbrück, donde se hizo enfermera.
Jana,
su hija, en lo referente a su relación amorosa por Kafka, dijo que su amor
vivió solo en las cartas. A él le sirvió para alejarlo del sentimiento de
soledad que lo acompañaba, a ella para apaciguar el llanto de su alma. Eran dos
espíritus sensibles que no pudieron dar rienda suelta a su amor, tal vez lo
idealizaron.
“Hoy
llueve en mi corazón” es el título de la primera película dirigida por Francis
Ford Coppola. Fueron muchas lluvias las que se desataron sobre los corazones de
sus coetáneos. Sirva este pequeño recuerdo para que el sol impere sobre los
nuestros y sus estrellas alumbren la noche.
Por
último, quiero mencionar una hermosa frase de Frida Kahlo: “Vive la vida con
quien te dé la vida”.
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