Portada pintada por: W. L. Taylor |
Por Leonora Acuña de Marmolejo
La primera celebración de Acción
de Gracias o Thanksgiving, fue celebrada en Plymouth (Massachusetts) en 1621
por los (pilgrims) peregrinos que habían
emigrado de Inglaterra hacia Holanda en 1608, debido a la persecución que
sufrían por sus creencias religiosas. Mas en 1620
decidieron zarpar hacia este continente.
Al arribar a Plymouth se encontraron con
el indígena (de la tribu Wampanoag), llamado Tisquantum, más conocido como
Squanto, quien a través de trueques logró conseguir artículos de metal como
anzuelos, cazoletas y sartenes, y quien a su vez, les mostró a los colonizadores dónde
encontrar pesca y caza, así como plantas comestibles, algo que fue muy positivo
ya que al terminar el invierno de 1620 sólo habían sobrevivido (gracias a la
ayuda de los indios) 38 de los 120 peregrinos que habían arribado inicialmente
En ese primer invierno, esa tribu generosa compartió alimentos con ellos. La
parte negativa de este encuentro, fue que los peregrinos trajeron consigo
enfermedades tales como
la influenza, la fiebre, el sarampión y la viruela lo cual causó la muerte de
muchos indígenas . A pesar de todo, la relación inicial de las dos culturas fue
cordial y positiva.
Sin embargo, la costumbre de “dar gracias”
se remonta a tiempos muy antiguos cuando el hombre comenzó a sentirse
agradecido por las cosechas y beneficios
recibidos.
El pavo o
guajolote usado en la típica comida de thanksgiving es ave oriunda de América;
la que los exploradores españoles encontraron
después de su llegada a México donde esta ave era usada especialmente
por su carne y por sus plumas. Los exploradores la llevaron luego a su regreso
al continente europeo. La popularidad de
esta ave en el Nuevo Continente llegó a tal punto que Benjamín Franklin logró
que el pavo fuera reconocido como el “ave nacional” de los Estados Unidos.
Se dice que los pobladores de la Colonia
de Virginia, celebraron su primer Día de Acción de Gracias” el 4 de diciembre
de 1619 en la plantación Berkeley
ubicada al sureste de Richmond en el río James. Pero la mayoría de personas
asocian este día con los peregrinos que
en 1620 comieron pavo silvestre con un grupo de indígenas para dar gracias por
sus cosechas. Posteriormente, aunque el presidente Washington había emitido una proclama sobre dicha celebración en 1789, fue el
presidente Lincoln
quien en 1863 (cuando se daba la guerra
civil), decretó el feriado nacional, y más tarde el presidente Roosevelt declaró
que debería celebrarse el cuarto jueves del
mes de noviembre.
Lo cierto es que el hombre siente gran
paz espiritual tras agradecer los
beneficios recibidos: la vida, el amor, y el haber sido creado por Dios como un
ser humano, una criatura divina que por tanto posee sabiduría, compasión,
comprensión y perdón hacia sus semejantes para desenvolverse como un ser único
dentro de la grande y fraternal comunidad mundial, cumpliendo así su destino.
Debemos pensar con amor y reconocimiento hacia nuestro Creador, que estamos
aquí en este mundo, por alguna razón o designio suyo. Al comenzar el día, bien
podríamos dedicar media hora a la meditación
para pedir por nuestros seres queridos, y especialmente para darle
gracias a Dios por todas las cosas buenas que nos ha dado y que nos deja
disfrutar, reconociendo humildemente su bondad. Agradezcamos los grandes
tesoros que poseemos como el poder ver el rocicler de un amanecer, o
los tintes de fuego de un
ensoñador ocaso ; o apreciar la inocencia de los niños; o el poder hablar; el poder escuchar el trinar de los
pájaros ansiosos planeando entre el jardín; o el poder escuchar el rumor de una
fuente, o una cascada, o el susurro del viento entre los pinos. Dios nos
concede todos estos privilegios, y las comodidades de una vida confortable y
satisfactoria que a menudo disfrutamos, rodeados del amor de nuestros hijos ,
de nuestros seres queridos, de nuestros entrañables amigos; y de nuestros
maravillosos vecinos , etc. etc.. Por
todo esto, pensemos reflexivamente, que todos los días deben ser de ¡ACCIÓN
DE GRACIAS!
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