Por: René León
Según los
historiadores de la música cubana, dicen que el “bolero” nació en Cuba. Su
centro fue la región oriental, allá por el siglo XIX. Sus primeros cultivadores
fueron gentes de pueblo. Alejo Carpentier,
en su libro La Música en Cuba, dice
sobre el “bolero”:…los trovadores de hoy, “un Sindo Garay”, cantan a media voz,
cerrando los ojos, sufriendo y suspirando sobre las cuerdas de sus guitarras,
que se lama la “canción cubana” Obsérvese además que, fiel a sus orígenes
ochocentistas, la “canción cubana”, es (con el ”bolero” que ha llegado a
confundirse con ella) el único tipo de música insular que admite, por
tradición, la presencia de letras extranjeras o de poemas ajenos al clima
local. Así como la “guaracha”, el “son”,
la “conga”, la “rumba” y el punto guajiro, tiran del ambiente, llevando
palabras mancornadas al carácter de la
música, la “canción” y el “bolero” se apoderaron de versos de Luis Urbina, de
Amado Nervo, de Pedro Mata, sin la menor dificultad, cuando se pasearon en los
jardines ver kenianos de los pequeños imitadores de Rubén Darío.
Situado
cerca del Parque Maceo, en La Habana, donde antiguamente se encontraba Batería
de la Reina, la Casa de Beneficencia y el Malecón construido allá por el año de
1901, en la calle de Belascoaín y San Lázaro, había un café que era el sitio
preferido de todos los amantes de pasar un buen rato alejado de los problemas
de la vida y de la política. El aire del mar, el agua salobre que salpicaba y
batía el Malecón, el rumor de las olas, hacían de este lugar, es preferido de
aquellos que deseaba por un momento estar felices y tranquilos. Este lugar se
llamaba “Vista Alegre” que desapareció
como tantas cosas han desaparecido en Cuba.
Mi hermano
Julio y yo éramos pequeños y nuestros padres nos llevaban a caminar por el
Malecón , o a dar una vuelta en auto por
la calle Prado y luego por la Quinta Avenida; a la vuelta íbamos al café “Vista
Alegre”, a comer helados y oir a los trovadores que siempre andaban por allí.
Así fue como conocí a Sindo Garay, un hombre mayor, que vestía su acostumbrada
guayabera. Siempre limpió, respetuoso con todos. Iba con un joven que resultó
ser su hijo Guarionex. También allí conocí a otros trovadores conocidos de
aquellos años. Sindo era el preferido de mi padre, siempre nos venía a saludar
Mis padres le pedían una canción: una de ellas era “La Bayamesa”. “Tiene en su
alma la Bayamesa/triste recuerdos de tradiciones,/ cuando contempla los verdes
llanos/ lágrimas vierte por sus pasiones, ay./ Ella es sencilla, le brinda al
hombre/ virtudes todas y el corazón./ pero se siente/ de la Patria el grito../
todo lo deja, lo quema/ ese es su lema, su religión.”
Gumersindo
(Sindo) Garay nació el 12 de abril de 1867 en la ciudad de Santiago de Cuba.
Sus padres se trasladaron a Guantánamo, y allí vivieron por varios años. La
primera canción de (Sindo) ,se la dedicó a su maestra María Mestre, cuyo tituló
era “Quiéreme Mucho”. Se va para Santiago de Cuba, formando un dúo con Pepe
Sánchez, durante varios años. Siendo ambos los más preferido de la ciudad, que
era considerada cuna de trovadores. Al estallar la guerra de independencia
sirve como correo marítimo. Era un experto nadador, su misión era cruzar la
bahía para llevarle informes al general Cebreco, sobre los movimientos de las
tropas españolas. Termina la guerra contra España, y se traslada para La
Habana.
Sindo, con
otros trovadores capitalinos amenizaban fiestas en casas particulares, o
cantaban en diferentes cafés de la capital, y el “Vista Alegre” sería su lugar
preferido. Allí con su voz fina y armoniosa, le cantaba a todos aquellos que se
lo pedían. Era una forma honrosa y decente de ganarse la vida. Se dice que
compuso más de doscientas canciones: “Adiós a La Habana”, Madre y Virgen del
Cobre”, “El Ocaso”, “Germania”, El huracán y la palma”. La dedicada a la
“Virgen del Cobre” la interpretó un día en la casa de mis padres, donde se
acostumbraba a celebrar el día de “La Caridad del Cobre” y “Santa Bárbara”.
Murió
Gumersindo (Sindo) Garay en julio de 1968, pero nos dejo sus canciones, que
seguirán viviendo en el alma de todos los cubanos. “La Tarde”
“La luz, que en tus ojos arde,/ si los abres
amanece,/ cuando los cierras parece,/ que va muriendo la tarde./ Cuando los
cierras parece/ parece que va muriendo l tarde./
Las penas que
mi me matan/ son tantas que se atropellan,/ y como, de matarme tratan,/
se agotan una a otras/ y por eso, no me matan”.
Muy bonita esta historia sobre Sindo Garay. Nos trae reuerdos viejos.
ResponderEliminarMario (el poeta) Mizmi