La historia de Bayamo está representada por hombres que supieron entender y cambiar el
contexto de su vida y de quienes le rodearon, apreciar lo significativo de su territorio y hacerla
trascendental
contexto de su vida y de quienes le rodearon, apreciar lo significativo de su territorio y hacerla
trascendental
10 DE OCTUBRE: Otros argumentos
MsC. Ludín B. Fonseca García. Historiador de Bayamo
El 7 de octubre de 1868 llega a manos de Ismael Céspedes Yero un telegrama del capitán general Francisco Lersundi que ordena al teniente gobernador Julián Udaeta poner en prisión a varios bayameses por infidentes.
Se transmite de inmediato la información a Carlos Manuel de Céspedes y él adelanta la fecha de alzamiento. Esta explicación es la versión más divulgada y cuestionada, el documento no aparece después de ingentes búsquedas en archivos cubanos y españoles.
La falta del original en la contemporaneidad no implica su inexistencia en el siglo XIX. Las autoridades españolas y los conspiradores cubanos conocen su trascendencia, pero su preservación es imposible ante el torrente de acontecimientos.
El vínculo entre alzamiento y celebración del onomástico de la reina de España es poco citado, nuevos argumentos demuestran su vigencia.
El 10 de octubre de 1830 nace María Isabel Luisa. El 20 de diciembre los bayameses dicen que este acontecimiento resonó con los ecos más dulces y armoniosos en sus fértiles y risueños campos, cada año se hacían celebraciones fastuosas. La Plaza de Armas de Bayamo se denomina Isabel II.
Está por estudiar cómo la imposición de nombres de monarcas y dignidades coloniales alejadas de la identidad de los cubanos profundizó el pensamiento independentista.
La historiografía cubana enfatiza que la desaparición de los mismos en Cuba se inicia después de 1899, como resultado del proceso de descolonización, en Bayamo se realizan desde la primera década del siglo XIX.
Durante su mandato, la reina se alía a los conservadores. Los progresistas se inclinan por la insurrección y exigen su destronamiento, la acusan de intervencionismo partidista y de deslealtad hacia la voluntad nacional. Se produce la Revolución de 1868, que la obligó a exiliarse en Francia.
El 9 de octubre la Gaceta de La Habana publica un decreto que refleja las actividades a desarrollar por sus simpatizantes en la Isla. El 10, un artículo la elogia y el capitán general recibe a personalidades políticas.
Las autoridades desconocen que el 9 de octubre Pedro de Céspedes se alza en Macaca por orden de su hermano Carlos Manuel, como preámbulo del grito de independencia.
Intencionalmente el Padre de la Patria dota al 10 de octubre de evocaciones diferentes. La dinastía Borbón festejará por la monarca y los cubanos por el inicio del fin de la dominación colonial española en América.
Goza de pocas simpatías la reina defenestrada y su recuerdo es de mal gusto entre gobiernos de diferentes ideologías, que cambian su nombre a espacios públicos. En Bayamo aparece la Plaza de la Revolución y en Manzanillo la calle conde de Valmaseda, donde Céspedes tenía una casa y un solar.
La predilección del Iniciador por el sábado 10 de octubre nunca la fundamentó y continuará siendo una incógnita. Era un hombre de ímpetu que pensó la elección, porque sabía, como dijo José Martí, que se echaba a su espalda un pueblo.
MsC. Ludín B. Fonseca García. Historiador de Bayamo
El 7 de octubre de 1868 llega a manos de Ismael Céspedes Yero un telegrama del capitán general Francisco Lersundi que ordena al teniente gobernador Julián Udaeta poner en prisión a varios bayameses por infidentes.
Se transmite de inmediato la información a Carlos Manuel de Céspedes y él adelanta la fecha de alzamiento. Esta explicación es la versión más divulgada y cuestionada, el documento no aparece después de ingentes búsquedas en archivos cubanos y españoles.
La falta del original en la contemporaneidad no implica su inexistencia en el siglo XIX. Las autoridades españolas y los conspiradores cubanos conocen su trascendencia, pero su preservación es imposible ante el torrente de acontecimientos.
El vínculo entre alzamiento y celebración del onomástico de la reina de España es poco citado, nuevos argumentos demuestran su vigencia.
El 10 de octubre de 1830 nace María Isabel Luisa. El 20 de diciembre los bayameses dicen que este acontecimiento resonó con los ecos más dulces y armoniosos en sus fértiles y risueños campos, cada año se hacían celebraciones fastuosas. La Plaza de Armas de Bayamo se denomina Isabel II.
Está por estudiar cómo la imposición de nombres de monarcas y dignidades coloniales alejadas de la identidad de los cubanos profundizó el pensamiento independentista.
La historiografía cubana enfatiza que la desaparición de los mismos en Cuba se inicia después de 1899, como resultado del proceso de descolonización, en Bayamo se realizan desde la primera década del siglo XIX.
Durante su mandato, la reina se alía a los conservadores. Los progresistas se inclinan por la insurrección y exigen su destronamiento, la acusan de intervencionismo partidista y de deslealtad hacia la voluntad nacional. Se produce la Revolución de 1868, que la obligó a exiliarse en Francia.
El 9 de octubre la Gaceta de La Habana publica un decreto que refleja las actividades a desarrollar por sus simpatizantes en la Isla. El 10, un artículo la elogia y el capitán general recibe a personalidades políticas.
Las autoridades desconocen que el 9 de octubre Pedro de Céspedes se alza en Macaca por orden de su hermano Carlos Manuel, como preámbulo del grito de independencia.
Intencionalmente el Padre de la Patria dota al 10 de octubre de evocaciones diferentes. La dinastía Borbón festejará por la monarca y los cubanos por el inicio del fin de la dominación colonial española en América.
Goza de pocas simpatías la reina defenestrada y su recuerdo es de mal gusto entre gobiernos de diferentes ideologías, que cambian su nombre a espacios públicos. En Bayamo aparece la Plaza de la Revolución y en Manzanillo la calle conde de Valmaseda, donde Céspedes tenía una casa y un solar.
La predilección del Iniciador por el sábado 10 de octubre nunca la fundamentó y continuará siendo una incógnita. Era un hombre de ímpetu que pensó la elección, porque sabía, como dijo José Martí, que se echaba a su espalda un pueblo.
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