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lunes, 1 de febrero de 2016

“Cuba y el Obelisco”

“de los expedicionario del vapor Pampero”
“Así es Cuba”
Cosas de mi Tierra


Ensayo en el ejemplar que tenemos de “Así es Cuba” por Alberto Boix Comas. Aparentemente editado a principios de la década de 1950.

“Cuba y el Obelisco de los expedicionario del vapor Pampero”

“Cuba tiene en las faldas del Castillo de Atarés de la ciudad de La Habana, un Obelisco que fija el lugar exacto donde fueron fusilados el día 16 de agosto de 1851, los 51 compañeros del General Narciso López que arribaron a las costas de Cuba a bordo del vapor Pampero, en la tercera desgraciada expedición llevada a cabo por el mencionado general prócer de nuestra Independencia.

“Quienquiera que haya estudiado la Historia de Cuba, sabrá que en sus ansias de libertar la Isla, de la dominación española, el General Narciso López se empeñó en tres expediciones que se conocen: la primera con el nombre de Expedición del Creole, la segunda con el de Expedición del Cleopatra y la tercera con el de Expedición del Pampero.

“A grandes rasgos puedo decir que la Expedición del Creole se inició el día 13 de mayo de 1850 y desembarcó el día 19 del mismo mes, en la bahía de Cárdenas, ciudad de la costa Norte de la Provincia de Matanzas y, al pisar tierra cubana hizo que flotara al viento, por vez primera en la Isla de Cuba, la Bandera de la Estrella Solitaria. Fracasó la empresa, después de haber tenido por espacio de doce horas el general Narciso López, el mando de la ciudad cardenense, si bien el Creole pudo huir oportunamente y ponerse a salvo en Key West, lo que no impidió que algunos de los expedicionarios fueran hechos prisioneros de guerra y fusilados en la ciudad de Matanzas el día 25 de mayo del mismo año 1850.

“No se arredró el intrépido general ante el fracaso, por lo que, con fecha 26 de abril de 1851 lo vemos enfrascado en la Expedición del Cleopatra, pero enteradas las autoridades norteamericanas antes de hacerse a la mar aquélla, debido a confidencias dadas por los agentes españoles residentes en la Unión, abortó la empresa, pero no mató la decisión del patriota general.

“Modelo de tesón y de empeños que no se vencen fácilmente, de nuevo vemos a Narciso López preparando, en el más absoluto sigilo y secreto, una nueva Expedición, conocida con el nombre del Pampero que salió del Puerto de New Orleans rumbando hacia Key West y de allí hacia Cuba.

“Llevaba a bordo 480 hombres, divididos en un Batallón de seis Compañías; un Batallón de Artillería, con tres Compañías; un tercer grupo que integrado por patriotas cubanos, formaban un reducido Batallón; otro Batallón de húngaros y otro de alemanes y al frente de toda esta fuerza, como Jefe Supremo de la Expedición iba el General Narciso López, llevando como su Ayudante de Campo al brigadier húngaro Juan Pragay.

“Desgraciadamente la llegada de esta Expedición a las costas cubanas fue conocida con tiempo suficiente por el Capitán General, Gobernador de la Isla don José Gutiérrez de la Concha.

“Llegó el Pampero a la Provincia de Pinar del Río y sobre las 11 de la noche del día 12 de agosto del mencionado año 1851 desembarcó en Playitas del Morrillo de Bahía Honda, donde el General Narciso López dejó una dotación de 140 hombres, para que guardaran los pertrechos de guerra desembarcados, siguiendo el resto de los expedicionarios hacia Las Pozas, lugar donde tuvieron que enfrentarse con las tropas españolas que al mando del General Emna se habían emboscado, después de haber llegado oportunamente a Bahía Honda a bordo del buque de guerra español "Pizarro".

“Rudo y sangriento resultó el choque entre ambas fuerzas y en la lucha salió derrotada la Expedición Invasora.

“Las fuerzas que pudieron retirarse guiadas por el Coronel William L. Crittenden, que iba al mando de la artillería cubana, embarcaron y después de hacerlo también el Teniente Coronel norteamericano William Scott Haines en unión de 50 combatientes más, se hicieron a la mar para refugiarse todos en el Cayo Libisa, donde fueron descubiertos el día 13 por el buque de guerra español "Habanero" cuya dotación los hizo prisioneros de guerra, trasladándolos a La Habana.

“Después del desembarco y ya pasados tres días de su detención, el 16 de agosto de 1851 las faldas del Castillo de Atares fueron testigo del fusilamiento en masa de 51 expedicionarios, entre los que se contaban el Coronel Crittenden y 40 americanos más, 4 irlandeses, 2 cubanos, 2 húngaros, 1 italiano, 1 escocés y 1 filipino.

“Recordando este hecho de sangre que constituye una página más de la lucha libertaria cubana, en 1914 el Escuadrón K del Regimiento número 1 de la Guardia Rural, de guarnición en el Castillo de Atares levantó el conmemorativo Obelisco que señala el lugar exacto del fusilamiento.

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