Por Emilio Martínez Paula
410 años
después del descubrimiento de la isla
Cuba a la que Cristóbal Colón llamó “la tierra más hermosa que ojos humanos han visto”, y de 392
años de dominación española, el 20 de Mayo de 1902 se proclamó ante el mundo el
inicio de la República de Cuba. El día
anterior, el 19 de Mayo fue día de tristeza, se conmemoraba la muerte de José
Martí. Las banderas a media asta con crespones de luto, recordando al Apóstol
de nuestra independencia.
Al sonar el
primer cañonazo de la media noche para recibir el 20 de Mayo, al recogimiento
le sucedió la alegría, al silencio el estrépito. La Habana y toda la isla, se
vestía de gala. A las ocho de la mañana del día 20 tuvo lugar en la Catedral un
Te Deum, en celebración de la constitución de la República. Asistieron el presidente de la República Don Tomás
Estrada Palma, el Secretario de Estado y Justicia Carlos de Zaldo y el
Generalísimo Máximo Gómez.
Al abrazarse
Don Tomás Estrada Palma y el generalísimo Máximo Gómez, simplemente dijeron: ¡Hemos Llegado!
Hubo en la tarde una recepción en el Palacio a la que
asistieron además del Don Tomás Estrada Palma autoridades y dignatarios y
agentes diplomáticos de varios países, los m Ministros de los Estados Unidos,
Inglaterra, México, Chile, Ecuador, Bélgica, China.
La cronología de la independencia de Cuba es larga. Se
inicia desde 1810 y fue reprimida con
extrema crueldad.
En 1826 se
alzaron en armas los camagüeyanos Francisco Agüero (Frasquito) de 30 años y
Manuel Andres Sánchez de 20. Tenían algunas armas y municiones y durante más de
un mes lograron evadir la persecución del ejército español, pero no tuvieron
tiempo de organizar la lucha, hechos
prisioneros fueron condenados a morir en
garrote vil, que es una muerte espantosa
en que le ponen al condenado una soga al cuello y los estrangulan.
Para que cumpliera
la pena envían a Puerto Príncipe al Ministro Ejecutor de la Justicia que no es
otra cosa que un verdugo, el que se hospeda en un hotel, dando instrucciones
que lo despierten temprano para cumplir
su cruel misión. Al filo de la media noche tres sombras que tenían alquilada
una habitación en el mismo hotel se deslizan sin hacer ruido por el pasillo.
Fuerzan la puerta del cuarto donde duerme el verdugo a piernas sueltas. Al día
siguiente lo fueron a despertar como había pedido. La puerta estaba medio
abierta o medio cerrada, como usted quiera. El verdugo estaba en la cama. Dormía. Dormía
el sueño eterno. Manos de patriotas lo habían
enviado al otro mundo, clavándole un puñal en el corazón.
Como no
podían llevar a efecto el brutal agarrotamiento, Francisco Agüero y Manuel
Andrés Sánchez, de los primeros cubanos que entregaron su vida por la
independencia fueron fusilados. En 1851
Joaquín de Agüero inició otro alzamiento, que fue sofocado por los españoles
que fusilaron a Joaquín y a varios de
sus compañeros. Ese mismo año el venezolano Narciso López desembarca en
Cárdenas, nombrada Ciudad Bandera pues allí se izó por primera vez la bandera
de la estrella solitaria, la
Actual bandera de Cuba.
Para
continuar con esta síntesis, luego vino la Guerra de los Diez Años (1868 1879)
le sigue la Guerra Chiquita y en 1895 la guerra que organiza Martí, la guerra
justa y necesaria. En los momentos en
que los Estados Unidos comprueban que los cubanos tienen las dos terceras partes
del territorio de la isla en su poder, y la independencia de Cuba es inevitable
en unos meses, intervienen y le declaran
la guerra a España que firma su derrota. Tras ciertas maniobras en que los
Estados Unidos intentan apoderarse de Cuba, se conforman con Puerto Rico y las
Filipinas.
¿Qué
celebramos el 20 de Mayo?
Pues el fin de la Guerra de Independencia más
sangrienta y costosa, la guerra más desigual: unos 30,000 cubanos mal armado y
pasando hambres y calamidades, se enfrentan
al ejército de la metrópoli que desembarcó en Cuba más de 250 soldados, que,
dicho sea de paso, no estaban interesados en pelear y menos bajo el sol
abrazado de Cuba.
Más que el fin de la Guerra el 20 de Mayo
celebramos la llegad a la presidencia de la República de Cuba a Don Tomás
Estrada Palma, ex presidente de la República de Cuba en Armas, durante la
guerra de Independencia. Don Tomás dirigía una Escuela en los Estados Unidos. No vino a Cuba a iniciar una campaña para
aspirar a la presidencia, lo eligieron
viviendo en los Estados Unidos por votación abrumadora.
Don Tomás representa
el patriotismo de los hombres del 68 y del 95. Recibe la presidencia bajo la
consigna de que Cuba necesitaba más maestros que soldados y cumplió su palabra.
Gobernó con honradez acrisolada. Inició su gobierno con un déficit de millones
de pesos dejados por el general Wood,
general de opereta, gobernador
estadounidense. Al terminar su mandato
dejó un superávit de 13.625.539.65 pesos. Dedicó la mayor parte del presupuesto
a los salarios de los maestros y material escolar. La recuperación económica
era evidente, se reconstruían y ampliaban los Centrales Azucareros. La zafra
alcanzó la suma de 1,230.520 toneladas.
Unas 35,000
familias que cubanas regresaron a Cuba tan pronto se alcanzó la independencia.
Muchas regresaban en barcos y hasta traían sus cabezas de ganado, libros y
muebles. Al terminar la guerra quedaban en Cuba unos cien mil caballos y
treinta mil cabezas de ganado. En 1906 la ganadería cubana constaba de más de
dos millones de vacas y toros y más de cuatrocientos mil caballos.
Estrada Palma
fue un extraordinario ser humano. Al terminar su mandato como presidente dejó
sobre su escritorio el reloj de oro que le regalaron dedicado “al presidente de
la república”. No me pertenece, ya no soy el presidente.
Terminó los
últimos días de su vida en digna pobreza, acogido en casa de algunos
familiares.
No hay comentarios:
Publicar un comentario