Tomado de: La Mansion de la Idea |
Por:
Leonora Acuña de Marmplejo
Yo he
visto en primavera, brotar como un milagro
los nardos y los
lirios con místico esplendor
como si regresaran de un
sueño muy profundo
de la entraña
amorosa de la tierra feraz.
Mis ojos
asombrados no dejan de alabar
la grandeza infinita
que nos permite ver
el cielo y las
estrellas, la luna y los luceros
y el sol en un ocaso o
un bello amanecer
los árboles que
albergan los nidos amorosos
-que con paciencia y arte, los pájaros
construyen-,
las gaviotas rondando
los botes en la playa,
planeando enamoradas
del imponente mar.
Mi lírico extasío
no deja de admirar,
el milagro perenne de
una tarde de ensueño
cuando Véspero sale
contra el plafondo malva
en el grandioso
instante de un crepúsculo más.
Mi alma se estremece
al ver tánta armonía,
y al ver el gran
prodigio de valles y praderas,
de los ríos incansables
en su eterno viajar,
de los mares profundos y el misterio que encierran;
de la vida que brota en el
vientre fecundo,
de la risa inocente en
la cara de un niño.
Entonces pienso absorta
y en fe sobrecogida:
que todo este milagro,
tiene el nombre de ¡AMOR!
* Poema del libro “Baraja de
poemas” Ed. Betania. 2002
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