Pío Baroja |
por Niza Fabre
Pío Baroja, miembro
destacado de la generación de 1898 en España, se cuenta entre los escritores
más importantes del siglo XX. Baroja estampó su propia personalidad y sus
preocupaciones en su producción literaria. Le concernía lo que ocurría a su
alrededor y consideraba la injusticia, uno de los problemas vitales de una sociedad, en la que el más fuerte sobrevive y
el débil perece. Era profundamente pesimista acerca de las injusticias e
hipocresía de la sociedad.
Nuestro escritor nació el 28 de diciembre de 1872, en la casa
propiedad de su abuela, localizada en la Calle Oquendo de la Ciudad de San Sebastián;
desde la primera infancia sintió gran apego por su patria chica, el País Vasco,
y todo lo relacionado con éste: terruño, historia, naturaleza, y la mentalidad
de los pobladores.
Aunque vivió en otras ciudades de España:
Madrid, Barcelona, Valencia, en su corazón siempre estaba presente el suelo
donde nació.
Baroja heredó el talento de escritor de la tradición familiar. Se crió entre libros, mirando con ojos de niño la gigantesca biblioteca de su padre. En una ocasión dijo que de no haber visto a su progenitor leer y escribir prolíficamente, quizás nunca se le hubiera ocurrido ser novelista. Como tal, la sinceridad, principalmente con él mismo y la verdad integra, en todo momento y circunstancia de la vida, marcaron su obra.
El autor terminó el bachillerato en 1887, en Madrid, e ingresó en la facultad de medicina dela Universidad Central
de Valencia en 1888. Obtuvo su título de
médico en Madrid, en 1893, con una tesis doctoral en. “El dolor: Estudio
Psicofísico”.
Baroja heredó el talento de escritor de la tradición familiar. Se crió entre libros, mirando con ojos de niño la gigantesca biblioteca de su padre. En una ocasión dijo que de no haber visto a su progenitor leer y escribir prolíficamente, quizás nunca se le hubiera ocurrido ser novelista. Como tal, la sinceridad, principalmente con él mismo y la verdad integra, en todo momento y circunstancia de la vida, marcaron su obra.
El autor terminó el bachillerato en 1887, en Madrid, e ingresó en la facultad de medicina de
Ejerció la medicina en
Cestona donde residió por un año. Sus experiencias de estudiante y su primer año como médico le proporcionaron la
materia prima para sus primeros dos libros, Vidas
sombrías y La casa de Aizgorri,
ambos escritos en 1900. En Aventuras,
inventos y mixtificaciones de Silvestre Paradox (1901) analiza las
contradicciones de la esencia humana.
Para esta época ya había decidido dedicar su vida a la
escritura y había comenzado a colaborar con diferentes diarios y revistas de
Madrid. Con Camino de perfección (1902), ya se le considera un nuevo escritor
eminente.
Valorado en el periodismo, su primera
experiencia en ese campo fue una critica de teatro que escribió para El
Globo. Su labor periodística continúa en El País, El Imparcial y El Globo de Madrid.
Sus artículos informativos fueron recopilados
en El Tablado de Arlequín (1904), El Nuevo Tablado de Arlequín
(1917), y Vitrinas pintorescas (1935). - Note this
Idilios vascos (1903) y El
Mayorazgo de Labraz (1903) lo consagraron novelista de la era en
España y en otros países. En La lucha por
la vida (1904-1905), escrita en tres partes: "La busca” (1904)”, “Mala
hierba” (1904), y "Aurora roja" (1905), critica la organización del mundo.
La feria
de los discretos(1905) está
situada en Córdoba.
Después de uno de sus tantos viajes a otros
países de Europa, publicó La Dama Errante (1908), cuyo argumento tiene que ver
con el intento de asesinato de Alfonso XIII en el día de su boda.
La ciudad de La niebla (1909), localizada en
Londres.
Zalacaín el aventurero (1909, recrea
aspectos de la vida vasca a fines del
siglo XIX.
César o nada (1910) incorpora, en lo que cabe, el
material que el escritor había reunido para el proyecto de escribir la historia
de César Borgia.
Las
aventuras de Shanti (1910) es parte de la tetralogía El Mar.
El árbol de
la ciencia(1911) evoca el Madrid de la juventud del autor.
El mundo es ANSI (1912), trata
de la odisea sentimental de la protagonista.
Aunque la obra de Baroja se centra en la narrativa y muy poco en la poesía, ésta se puede encontrar en su prosa, especialmente cuando describe paisajes y evoca lugares de ciudades antiguas.
Aunque la obra de Baroja se centra en la narrativa y muy poco en la poesía, ésta se puede encontrar en su prosa, especialmente cuando describe paisajes y evoca lugares de ciudades antiguas.
En Las
horas solitarias (1918) recuerda un viaje a Málaga y confiesa sus deseos de
escribir versos.
La clave de su ideología se puede encontrar en
sus novelas, las que le sirven para transmitir sus ideas filosóficas y sus
valores morales, por medio de un estilo directo y conciso.
Entre la Primera y la Segunda Guerra
Mundial, Baroja escribió Juventud y
egolatría (1917), Idilios y fantasías
(1918), Las horas solitarias (1918), La cueva del humor (1919), Horas solitarias (1918), La sensualidad pervertida (1920), Divagaciones apasionadas (1924).
Canciones del suburbio (1944) es la síntesis
de toda su creación. Desde la última
vuelta del camino (1949) la integran:
El escritor según él según los
críticos (1944), Familia, infancia y juventud
(1945), Final de siglo XIX y principios
del XX, (1946), Galería de tipos de la
época (1947), La intuición y el
estilo, (1948), Reportajes,
(1948) y Bagatelas de otoño, (1949).
Prolífico escritor y
trabajador incansable, Don Pío Baroja consideraba la faena una manera de
aliviar el dolor de estar vivo.
Su actitud antagónica
hacia el catolicismo y el protestantismo le hacía pensar que el cristianismo
era corrupto en todos sus aspectos.
En cambio, encontraba la fuente de la verdad en la ciencia porque estaba
convencido de que ésta no engaña..
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