PRIMER
PREMIO CONCURSO “HERMINIO PORTELL VILÁ” 2012
Academia
de la Historia
de Cuba (Exilio)
©Lic. Roberto Soto Santana
1940:
PIEDRA MILIAR EN EL CONSTITUCIONALISMO HISPANOAMERICANO
(Tercera
Parte, de un total de tres)
Como dice el Dr. Néstor Carbonell en su
ensayo “La Constitución
de 1940: Simbolismo y Vigencia”[i], “Si queremos ponerle fin
a la tiranía y cerrar el ciclo tenebroso de la usurpación, tenemos que
encontrar, después de Castro, una fórmula de convivencia con visos de
legitimidad. Y esa fórmula no es la Constitución totalitaria de 1976, aunque se le
hagan remiendos. Ni es otra Ley Fundamental espuria, impuesta sin
consentimiento ni debate durante la provisionalidad…No, la única que tiene historia, simbolismo y arraigo para poder pacificar
y regenerar el país antes de que se celebren elecciones libres, es la Carta Magna de 1940.
Ella fue el leitmotiv de la lucha contra Batista, y no ha sido abrogada ni reformada por el pueblo, sino suspendida por
la fuerza…¿Qué representa la Constitución del 40 en nuestra evolución
histórica e institucional, y cómo se llegó a elaborar y promulgar? La Carta del 40 es la obra cumbre de la República. Dando
amplias muestras de madurez política y patriotismo, los delegados a la Convención Constituyente
cerraron una década de convulsiones revolucionarias e inseguridad jurídica, y
le dieron a Cuba una Constitución previsora y avanzada, sin injerencia extraña.
Una Constitución que no es de nadie y es de todos, porque es patrimonio de la
nación.”
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