TRABAJADORES
Publicado el 28 mayo, 2015 • 9:25 por Redacción Cultural
La Timba, lo que era un barrio pobre.
Por Ernesto Montero Acuña
Con trazos de fino pincel se debe dibujar cómo el barrio marginal de La Timba pasó a ser el centro urbano donde, durante más de cinco décadas, se sustituyen las casuchas de villa miseria por construcciones adecuadas a la vida confortable, para bien de uno de los sitios más céntricos en La Habana moderna.
Al transitar por la avenida Paseo desde Boyeros a Zapata se percibe, a derecha y izquierda, una urbanización con sobria dimensión nueva, aunque es el mismo lugar donde nació Chano Pozo, el 7 de enero de 1915, y que visitó Albert Einstein, el 20 de diciembre de 1930.
El proyecto comunitario Todas las manos, de la Fundación Nicolás Guillén, aplica allí el sentido de los versos: Alcemos una muralla/ juntando todas las manos;/ los negros, sus manos negras,/ los blancos, sus blancas manos¹, como apelación a la convivencia sin distingos, al desarrollo del medio urbano y al enriquecimiento de la cultura originaria.
Datos de la Fundación reflejan que al barrio se le nombró La Timba debido a que en la actual calle Zapata, su límite norte, existía una tienda minorista o bodega que expendía pan con queso y dulce de guayaba, cuyas barras provenían, en cajas de madera, de una firma norteamericana nombrada Timber, de la cual derivó a “pan con Timba”.
Bajo el nombre del Poeta Nacional de Cuba, esta institución cultural contribuye con su gestión a enriquecer un barrio antes considerado marginal, cuya fundación se fija el 20 de mayo de 1914, hace más de cien años, en la zona de San Antonio Chiquito, por el ingenio azucarero homónimo que existió en el entorno.
Originalmente surgido al este de Paseo, en la actual intersección de las calles Zapata y A, reflejaba ya en los censos de 1864 y 1865 una apreciable expansión poblacional, algo que se acentuó con el Cementerio Cristóbal Colón y la consiguiente mejoría en la comunicación con el centro de La Habana.
El camposanto capitalino, uno de los primeros del mundo en valores patrimoniales y en extensión, fue ideado en 1854 por el gobernador español Marqués Jacobo de la Pezuela, quien dispuso su creación debido a la insuficiente capacidad del anticuado Cementerio de Espada.
Por Real Decreto del 28 de julio de 1866 se aprobó iniciar las obras, que comenzaron efectivamente el 30 de octubre de 1871 y concluyeron 15 años después, el 2 de julio de 1886. Tanto como hoy, se destacaba entonces su arco de entrada con el conjunto escultórico, en mármol de Carrara, que simboliza las virtudes fe, esperanza y caridad.
El barrio La Timba en sus orígenes.
De este modo se ha conformado la historia del inicial Pan con Timba como un lugar de profunda raigambre cultural, en la cual se integran lo racial y lo popular, hasta conformar una comunidad donde entrelazan los negros sus manos negras, los blancos sus blancas manos.
Como hecho cultural, esto condujo a que, en 1940, se originara la comparsa Los Payasos, con sede en las calles 2 y 35, que adquirió notable influencia en el carnaval capitalino, muy en correspondencia con el éxito que alcanzó luego Chano Pozo en el mundo.
A partir de la creación de los cementerios San Antonio Chiquito (1867), Cristóbal Colón (1871-1886), Bautista o de los Protestantes (1887) y el de la comunidad China (1893), se establecieron asentamientos de los cual surgió, ya en el siglo XX, el más famoso barrio marginal en esta zona capitalina.
Así, puede admitirse que el nombrado La Pelusa² y La Timba originaria llegaron a coexistir entre las proximidades del Castillo del Príncipe y la Ermita de los Catalanes, aunque la construcción de la entonces llamada Plaza Cívica —hoy Plaza de la Revolución José Martí— causó la desaparición de la iglesia y mutiló aquella barriada, en la década de los cincuenta.
Con el desalojo de La Pelusa, cuyos desplazados contaron con la defensa del joven abogado Fidel Castro, se extendió Pan con Timba hasta el más selecto reparto de San Antonio Chiquito, el cual llegó a confluir hacia las calles 23 y 12 del Vedado.
En su aparente modestia, la zona ha sido escenario de hechos notables, como la visita realizada en 1930 por El Premio Nobel de Física Albert Einstein (1879- 1955), quien recorrió los barrios típicos de la pobreza Pan con Timba y Llega y Pon, donde penetró, según documentos, en los hogares humildes y en los desordenados patios de los solares y las cuarterías.
Durante dos horas estuvo, junto con su esposa, en la casa de descanso del destacado compositor cubano Ernesto Lecuona (1895-1963), en la calle 4 esquina a 35 del reparto San Antonio, debido a que ambos habían establecido una relación amigable en París, en 1922, cuando el afamado músico cumplía una gira por Europa.
En correspondencia con la cultura popular y las circunstancias de la época, de La Timba emergió Luciano (Chano) Pozo, quien, luego de sus inicios en Cuba, partió hacia Nueva York en 1942, donde se integró a diversas orquestas hasta que su más famoso tema, Manteca, alcanzó amplia difusión en el mundo del jazz entre 1947 y 1948, cuando se grabó.
Caliente y Blen Blem fueron otras grandes composiciones suyas, por lo cual se ha dicho que su estilo llevó gradualmente a Dizzy Gillespie (1917- 1993), a correr cada vez más riesgos musicales, lo que confluyó hacia una fusión perfecta entre un genio de la armonía del jazz y otro de los ritmos afrocubanos.
El 3 de diciembre de 1948 murió Chano Pozo en una pelea en Harlem, hecho que otro grande de la música popular cubana, Benny Moré (1919-1963), lamentó en la canción Rumberos de ayer, con los versos: Oh, oh Chano, murió Chano Pozo/ sin Chano yo no quiero bailar, una exclamación justificada ante la grandeza musical que se perdía.
Como parte de esta cultura popular, que se percibe a flor de piel, la Fundación Nicolás Guillén, que inició allí en el 2007 su proyecto Todas las manos, acometió diversas actividades con motivo de los 101 años de La Timba o San Antonio, su nombre más antiguo, e inauguró el 22 de mayo del 2015 una exposición fotográfica, con imágenes que contrastan pasado y presente.
Con fotos actuales de Lidiurka Zulueta e imágenes de archivo de Otto Guerra se refleja el tránsito temporal de esta barriada, un reparto cuyos límites hacia el sur se extienden hoy hasta los consejos de Estado y de Ministros, el Comité Central del Partido y otras instituciones de primer orden.
Al respecto la autora ha explicado que con “esta linda historia” trata de expresar “por qué le decimos La Timba a este lugar y no San Antonio, como verdaderamente se llama, y reflejar, como hago en mi exposición, el antes y el ahora, que es un modo de mostrar las transformaciones sociales que ha vivido esta comunidad, para bien”.
La defensa realizada por el joven abogado Fidel Castro, en los años 50, a favor de los pobladores de estos barrios llamados marginales, entonces amenazados con el desalojo perentorio para favorecer los negocios del proyecto de la Plaza Cívica, hoy de la Revolución, es el hecho más destacable en La Timba, por su contribución a que hoy se junten todas las manos.
(¹) Nicolás Guillén: La muralla, La paloma de vuelo popular, Obra poética, tomo II, ed. Letras Cubanas, La Habana, 2011, pp. 14-15.
(²) La Pelusa comprendía desde el Castillo del Príncipe a la Ermita de los Catalanes, en la Loma de Tadino o de los Jesuitas, hoy Plaza de la Revolución. Pan con Timba comprendía al inicio desde Zapata y A hasta la actual Paseo y luego se extendió al oeste.
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