Lola Benítez Molina
Málaga (España)
De nuevo, una de esas frases que me impactan al
leerlas: “El miedo es mi combustible”, pronunciadas por Steven Spielberg, en
una entrevista concedida al periódico “El País” –me gusta hojear varios,
siempre ofrecen distintos puntos de vista— en la que dice: “me gusta combinar
en mis películas mensaje y entretenimiento, medicina y azúcar”. Reconozco que
es una mezcla sumamente inteligente, la medicina cura, el azúcar endulza la vida,
pero ¿y el miedo? El miedo bien gestionado, claro está, es el combustible que
le hace avanzar, indagar, es un ingrediente que hay que saber usar. Esa
inseguridad que le provoca y que a la vez lo estimula a buscar mejores ideas. Y
todos sabemos que lo consigue.
Para Spielberg: “Las obsesiones y
los traumas a menudo se esconden en un rincón abandonado de la niñez. Y suelen
configurar el motor de las personas creativas”. Otra frase suya que no tiene
desperdicio es: “Me gusta soñar mientras trabajo”. Sin duda, es una de las
personas que tienen un halo que lo engrandece. Tal es el caso de Carl Jung,
para quien “el conocimiento descansa no solo sobre la verdad, sino también
sobre el error”. Como suele decirse, no hay que tenerle miedo al fracaso ni al
error, sino que deben ser generadores de nuestro crecimiento. Tomar decisiones
y pensar que serán para bien. En muchas ocasiones, esa actitud nos producirá el
gozo de vivir. En mi deambular diario, me encuentro con muchas personas que
necesitan un estímulo no ya para vivir, sino para sobrevivir. Se sienten
heridas, su fortaleza está en juego. Divagan por senderos que no los llevan a
ninguna parte, hacen de su vida un laberinto sin salida, un ovillo difícil de
desliar.
Impera vivir el momento,
disfrutar, que la vida se nos va, pero qué ha sido de los valores que nuestras
progenies intentaron inculcarnos de generación en generación.
Hay un libro con un título muy
sugerente y cierto de la pintora y coach Raphaëlle Giordano: “Tu segunda vida
empieza cuando descubres que solo tienes una”. Dicha obra lleva meses entre las
listas de los libros más vendidos de su país, Francia. Esta escritora ha sabido
tocar la fibra sensible de los lectores, muchos de los cuales se hallan
perdidos. Y ella, con una historia cotidiana, como tantas, ha sabido llegar con
amabilidad e inteligencia a tocar sus corazones y a poder decir: “¿por qué no
puedo empezar de nuevo y tomar las riendas de mi vida?”
Levantémonos todos los días con
una sonrisa porque somos los dueños y los artífices de labrar nuestro feliz y
prometedor futuro.
Muy iluminante
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