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viernes, 15 de junio de 2018

El pabellón cubano para la Exposición Panamericana de Buffalo en 1901 (II)

4 de diciembre de 2015
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En su trabajo, Pictures of an exhibition: la participación cubana en la exposición de Buffalo (1901), el historiador Ricardo Quiza destaca la oportunidad que tuvo Cuba en esta ocasión de presentarse como estado “independiente”, ya no iría encarnando a la metrópoli española no obstante al estatus real de la intervención estadounidense. Según este investigador, “la isla se hallaba en un impreciso estado del que emanaban diferentes percepciones de lo racional, tanto dentro, como fuera de su contorno”. En Buffalo, se presentaron muestras provenientes de todas las regiones cubanas y de las más variadas ramas, desde las ciencias naturales hasta las artesanías, y llegaron a sobrepasar las cantidades de exposiciones anteriores.


En esta edición Cuba fue muy premiada, y celebró con gran jolgorio el día que a ella fue dedicado dentro de la gran celebración. Cuba’s Day fue organizado el 29 de agosto ante una gran multitud en el Palacio o Templo de la Música, compareciendo personalidades de la isla y de la nación sede, quienes hicieron gala de solidaridad y simpatías mutuas. El señor Edelberto Farrés, representante de Cuba en el certamen, expresó: “Creo que si probamos que éramos enérgicos y constantes soldados, hemos también probado, desde que esta Exposición se abrió, que tenemos la energía y la habilidad necesaria para gobernarnos.” Así recogía la Revista El Fígaro, de 1901, estas impresiones y el sentir de los cubanos a la sazón. El pabellón cubano estuvo ocupado todo el día por millares de visitantes y la fiesta, amenizada con buena música todo el tiempo, terminó con los himnos americano y cubano. El concierto de despedida corrió a cargo de la Banda Municipal, dirigida por el Capitán Guillermo Tomás, muy aplaudida durante la jornada.



“La exposición de Buffalo sirvió para publicitar al conjunto de industriales comerciantes y hacendados radicados en el país de modo que su participación implicaba el robustecimiento de sus respectivos negocios. En ese sentido la élite se aprovechó de las exposiciones para asegurar su preeminencia social o en el mercado.” Como bien afirma Quiza, sería este el principal sentido de tales exposiciones internacionales, sin embargo, a la zaga dejaron fórmulas excepcionales de construir, conectadas a la vez por el circuito que llegaron a formar las ciudades sedes. La mayoría de las edificaciones fueron efímeras, hoy solo pueden verse en las publicaciones de época, no obstante, hay que contar con ellas para valorar las obras de un país dentro y fuera de él.



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Quiza, bien cita a José Martí en “La exposición de Boston”, La América, New York, agosto de 1893, cuando aseguraba: “Ya las exposiciones no son lugares de paseo. Son avisos, son lecciones enormes y silenciosas, son escuelas”.
La Exposición Panamericana de Buffalo en 1901, sería recordada en Cuba por largo tiempo. Igualmente en todo el mundo, por los hechos del 6 de septiembre. El día antes, el presidente William McKinley y su esposa asistieron a la gran feria pues el mandatario estadounidense pronunciaría un discurso sobre comercio exterior. El segundo día, mientras recorría el Templo de la Música y saludaba en él a las personas allí reunidas, fue baleado por el anarquista Leon Czolgosz. Murió unos días después, el 14 de septiembre, víctima de la gangrena.

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