René León
Segunda Parte
Hay que hacer una aclaración importante, su muerte
fue durante mucho tiempo motivo de comentarios
y de versiones diferentes, sólo lo del guerrillero asesino que al verlo herido
lo remató, dando lugar a todas estas versiones.
De que si había matado a Maceo, estos comentarios maliciosos dichos por los
cubanos cobardes y laborantes en Estados
Unidos, en especial en Jacksonville, en la tienda de cigarros de un chino a
quien denominan Mr. Huau, lugar de cita de los conspiradores cubanos, el
periodista americano Bronson Rea, afirma en su libro, “que el tal Huau nadie
logró verlo jamás”, pero las noticias que de allí salían eran publicadas en los
diarios de Tampa, Jacksonville, Nueva York y otras ciudades. Zertucha no puede
afirmar como testigo presencial lo que pasó, pues el no se encontraba al
momento de lo sucedido, sólo por lo aparecido en los diarios. En la noche del 7
de diciembre de 1896 en el lugar conocido como Pozo de Lombillo, hizo el
reconocimiento de los cadáveres de Maceo y Panchito Gómez Toro, para redactar
el certificado de defunción para constancia de sus muertes y ser enviado al Cuartel
General del General Máximo Gómez, documentos que nunca recibió. Pero en los
Archivos se conservan, siendo publicados en nuestra Cuba Republicana.
Sobre el
incidente que precipita la presentación de Zertucha a los españoles, tenemos la
opinión del Coronel Manuel Piedra Martel, ayudante de campo del general Antonio
Maceo. En su libro, Mis primeros treinta
años, Editorial Minerva, La Habana, 1943, p.432-435.: “Enterado como yo
estaba del propósito que tuviera el General de ponerme frente de uno de los regimientos
de la división que habría de mandar el general Pedro Díaz en Las Villas, y
sabiendo que el general Miró habría de marchar al Cuartel General del General
en Jefe, establecido por entonces en la mencionada provincia, determiné
seguirlos.
Esa misma mañana del día ocho de diciembre, ya
separados de las fuerzas de la brigada Sur, y con una pequeña escolta de las
mismas, acampamos en un sitio llamado Loma del Hambre. Estábamos allí, sin
contar los hombres de la referida escolta: los generales Miró y Díaz; el doctor
Zertucha, el capitán Nicolás Souvanell, el teniente José Urbina y yo; y los
asistentes que habían sido del general Maceo, Benito Hechavarría (cocinero),
Ricardo Hechavarría y Juan Pérez; el del general Miro, José Delgado; y el
general Díaz, Andrés Cuervo.
A poco de
encontrarnos en aquel lugar se suscitó un incidente de los más penosos y
desagradables, con motivo de haberle preguntado el doctor Zertucha a Benito
Hechavarría, en un tono perfectamente natural, cuándo estaría el almuerzo. Es
conveniente advertir que el doctor Zertucha, desde que, por ausencia del doctor
Hugo Roberts, que estaba herido, era el médico del General, comía a la mesa con
éste. El cocinero se insolentó y en estridente lenguaje hizo saber al doctor
Zertucha que en lo adelante no tenía derecho a comer de su cocina. Trató
Zertucha de replicar, e interviniendo Miró le dio la razón a Benito, tomando
partido por él modo ostensible. Irritado el doctor Zertucha por tan manifiesta
injusticia y hostilidad, dejó escapar una palabra mal sonante que no iba
dirigida a nadie en particular. Entonces, levantándose con brusquedad, el
general Pedro Díaz se encaró con el doctor Zertucha y, con aire de majestad
ofendida, le gritó:
-Que es eso, so atrevido, cómo se atreve usted a
decir insolencia en mi cuartel general y en presencia mía!
Zertucha
quedó mudo, desconcertado. Yo, que de pie en la puerta de la casa lo había
escuchado todo, penetré en ella y tomando al doctor Zertucha de la mano lo
saqué de allí, diciéndole en alta voz que viniera a almorzar conmigo. Zertucha
no habló una sola palabra mientras almorzaba. No lo volví a ver nunca más. Al
día siguiente abandono el campo de la Revolución y se acogió a la indulgencia
de las autoridades españolas”.(8) “Miró, el jefe de Estado Mayor, le tenía
ojeriza a Zertucha. Miró, ya lo he dicho antes, era un apasionado de
Maceo…Pero, a más de esto, como Zertucha era un hombre bien instruido y de
amena conversación, el General gustaba de entretenerse en ocasiones con él. A
Miró se le figuró ver en Zertucha un rival en el afecto y atenciones de Maceo y
de esta rivalidad conocida nacieron las murmuraciones y las maledicencias
contra Zertucha.(9)…Innecesario es advertir que de aquellas cosas no llegó a
enterarse nunca el General, quien las habría puesto coto sin tardanza, enemigo
como era de chismes y enredos, sobre todo entre aquellos que le rodeábamos y
constituíamos su familia en campaña”.(9)…Sí, el general Pedro Díaz se consideró
no tan sólo el sucesor incuestionable de Antonio Maceo en jerarquía y funciones
militares, sino también en el Renombre que ante el país y el mundo había éste
conquistado. Soñaba quizás en rivalizar con él en gloria y ocupar junto a
Máximo Gómez y Calixto García el puesto que su muerte había dejado vacante en
la magna Trilogía. La aspiración era laudable pero difícil, si no imposible de
realizar para él y para el común de nuestros demás jefes, por muy meritorios
que ellos fuesen, porque el genio no se improvisa y la gloria es una esquiva
deidad que únicamente al genio otorga sus favores”. (10)
Todos las
especulaciones sobre Zertucha fue por la presentación de él a las autoridades
españolas, motivado por una discusión y maltrato de palabra por el general
Pedro Díaz, y el brigadier Miró Argenter, donde este último se expresó , pensando
que Zertucha se presentaría “porque se presentaría y haría mucho daño a la
Revolución”, como una amenaza de muerte. Zertucha se presenta, al saber que su
familia estaba pasando mucho trabajo y nadie los ayudaba.
El día 9
de diciembre de 1896 por la mañana al llegar a la finca “El Navió” cerca de
Melena del Sur, recibe una carta de la familia, por la que sabe que se hallaban
en mala situación, pues no recibían ayuda de nadie: En carta a Máximo Gómez, le
dice: “…me encontré a mi hijo –dice Zertucha en un pasaje de su carta abierta a
Máximo Gómez-vendiendo helados a los soldados; me encontré que mientras los
jefes de la Revolución en la Habana, comían, yo, en Pinar del Río, donde se
batía el cobre, donde no había majaseros, donde no había diplomáticos, sino
mucha bala, y mucha abnegación y mucho sufrimiento, tenía abandonados a mis
pobres hijos, que habían quedado al amparo de los que hoy son ricos, siendo
antes pobres, y yo pobre habiendo sido rico”.(11)
Bibliografía
1- Gregorio Delgado García,
“El General Antonio Maceo y los médicos mambises”. Conferencia publicada en la
Revista Bohemia, 89 (9): 64-66, abril 24 de 1997 en Cuadernos de Historia, No. 82, 1997, La Habana, Cuba
2- Luis F. Le Roy y Galvez,
“Máximo Zertucha y Ojeda. El Último Médico de Maceo”. Conferencia en la Fragua
Martiana, en la noche del 7 de Diciembre de 1956, Revista de la Biblioteca
Nacional, La Habana, Cuba, 1958
3- Le Roy y Galvez, “El
último médico…”
4- Le Roy y Galvez, Sobre la muerte del capitán Francisco Gómez
Toro, La Habana, Cuba, 1952
5- Le Roy y Galvez, “El
último médico…”
6- “New York Herald”
Diciembre 1896
7- Le Roy y Galvez, “El
último médico…”
8- Manuel Piedra Martel, Mis primeros treinta años, Editorial
Minerva, la Habana, 1943, (p.432-435)
9- Piedra Martel, “Mis primeros…”
10- Piedra Martel, “Mis
primeros…”
11- Carta de Máximo Zertucha
a Máximo Gómez
12-
George
Bronson Rea, Facts and Fakes about Cuba , New
York , 1897, p. 23
13- Rafael Soto Paz, “El médico
de Maceo ¿ Fue Zertucha un traidor?, Cuadernos
de Historia, No. 82, 1997. Cuba
14- Miguel Lugones,
“Zertucha: médico que tuvo que enfrentar la calumnia y la injusticia”, Revista
Cubana Me. Gen., 2004, La Habana, Cuba
15- Miguel Lugones,
“Zertucha: médico…”
16- Miguel Lugones,
“Zertucha: médico…”
17- Miguel Lugones,
“Zertucha: médico…”
18- Leonardo Griñan Peralta, Antonio Maceo. Análisis caracteriológico,
Edit. Trópico, La Habana, 1956, p. 210-214
19- Griñan Peralta, “Antonio
Maceo…”
20- Griñan Peralta, “Antonio
Maceo…”
21- Griñan Peralta, “Antonio
Maceo…”
22- Griñan Peralta, “Antonio
Maceo…”
23- Soto Paz, “El médico de Maceo…”
24- Le Roy y Galvez, “Máximo
Zertucha…”
25- Le Roy y Galvez, “Sobre
la muerte…”
26- Suelto de médicos
acusando a Zertucha, 9 de diciembre de 1898
27- Le Roy y Galvez, “Máximo
Zertucha…”
28- Máximo Zertucha, “Habla
Zertucha”
29- Máximo Zertucha, “Habla
Zertucha”
30- Máximo Zertucha, “Carta
abierta al General Máximo Gómez”, 12 de diciembre de 1899
31- Máximo Zertucha, “Carta
abierta…”
32- Ramón Vasconcelos,
“Cargas al Machete”, Revista de Bohemia, 12 de diciembre de 1948
33- Benigno Souza, “Zertucha,
aclaración” (s/f)
34- Enrique Loynaz del Castillo,
Memorias de la Guerra, 2da edición,
reeditada por Editorial Ciencias Sociales, La Habana, Cuba, 1989
35- Loynaz del Castillo,
“Memorias…”
36- Loynaz del Castillo,
“Memorias…”
37- Loynaz del Castillo,
“Memorias…”
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