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sábado, 15 de octubre de 2016

Máximo Zertucha: La injusticia de un hombre


René León
Segunda Parte

Hay que hacer una aclaración importante, su muerte fue durante mucho tiempo  motivo de comentarios y de versiones diferentes, sólo lo del guerrillero asesino que al verlo herido lo remató, dando lugar a todas  estas versiones. De que si había matado a Maceo, estos comentarios maliciosos dichos por los cubanos cobardes y  laborantes en Estados Unidos, en especial en Jacksonville, en la tienda de cigarros de un chino a quien denominan Mr. Huau, lugar de cita de los conspiradores cubanos, el periodista americano Bronson Rea, afirma en su libro, “que el tal Huau nadie logró verlo jamás”, pero las noticias que de allí salían eran publicadas en los diarios de Tampa, Jacksonville, Nueva York y otras ciudades. Zertucha no puede afirmar como testigo presencial lo que pasó, pues el no se encontraba al momento de lo sucedido, sólo por lo aparecido en los diarios. En la noche del 7 de diciembre de 1896 en el lugar conocido como Pozo de Lombillo, hizo el reconocimiento de los cadáveres de Maceo y Panchito Gómez Toro, para redactar el certificado de defunción para constancia de sus muertes y ser enviado al Cuartel General del General Máximo Gómez, documentos que nunca recibió. Pero en los Archivos se conservan, siendo publicados en nuestra Cuba Republicana.
  Sobre el incidente que precipita la presentación de Zertucha a los españoles, tenemos la opinión del Coronel Manuel Piedra Martel, ayudante de campo del general Antonio Maceo. En su libro, Mis primeros treinta años, Editorial Minerva, La Habana, 1943, p.432-435.: “Enterado como yo estaba del propósito que tuviera el General de ponerme frente de uno de los regimientos de la división que habría de mandar el general Pedro Díaz en Las Villas, y sabiendo que el general Miró habría de marchar al Cuartel General del General en Jefe, establecido por entonces en la mencionada provincia, determiné seguirlos.
Esa misma mañana del día ocho de diciembre, ya separados de las fuerzas de la brigada Sur, y con una pequeña escolta de las mismas, acampamos en un sitio llamado Loma del Hambre. Estábamos allí, sin contar los hombres de la referida escolta: los generales Miró y Díaz; el doctor Zertucha, el capitán Nicolás Souvanell, el teniente José Urbina y yo; y los asistentes que habían sido del general Maceo, Benito Hechavarría (cocinero), Ricardo Hechavarría y Juan Pérez; el del general Miro, José Delgado; y el general Díaz, Andrés Cuervo.
  A poco de encontrarnos en aquel lugar se suscitó un incidente de los más penosos y desagradables, con motivo de haberle preguntado el doctor Zertucha a Benito Hechavarría, en un tono perfectamente natural, cuándo estaría el almuerzo. Es conveniente advertir que el doctor Zertucha, desde que, por ausencia del doctor Hugo Roberts, que estaba herido, era el médico del General, comía a la mesa con éste. El cocinero se insolentó y en estridente lenguaje hizo saber al doctor Zertucha que en lo adelante no tenía derecho a comer de su cocina. Trató Zertucha de replicar, e interviniendo Miró le dio la razón a Benito, tomando partido por él modo ostensible. Irritado el doctor Zertucha por tan manifiesta injusticia y hostilidad, dejó escapar una palabra mal sonante que no iba dirigida a nadie en particular. Entonces, levantándose con brusquedad, el general Pedro Díaz se encaró con el doctor Zertucha y, con aire de majestad ofendida, le gritó:
-Que es eso, so atrevido, cómo se atreve usted a decir insolencia en mi cuartel general y en presencia mía!
  Zertucha quedó mudo, desconcertado. Yo, que de pie en la puerta de la casa lo había escuchado todo, penetré en ella y tomando al doctor Zertucha de la mano lo saqué de allí, diciéndole en alta voz que viniera a almorzar conmigo. Zertucha no habló una sola palabra mientras almorzaba. No lo volví a ver nunca más. Al día siguiente abandono el campo de la Revolución y se acogió a la indulgencia de las autoridades españolas”.(8) “Miró, el jefe de Estado Mayor, le tenía ojeriza a Zertucha. Miró, ya lo he dicho antes, era un apasionado de Maceo…Pero, a más de esto, como Zertucha era un hombre bien instruido y de amena conversación, el General gustaba de entretenerse en ocasiones con él. A Miró se le figuró ver en Zertucha un rival en el afecto y atenciones de Maceo y de esta rivalidad conocida nacieron las murmuraciones y las maledicencias contra Zertucha.(9)…Innecesario es advertir que de aquellas cosas no llegó a enterarse nunca el General, quien las habría puesto coto sin tardanza, enemigo como era de chismes y enredos, sobre todo entre aquellos que le rodeábamos y constituíamos su familia en campaña”.(9)…Sí, el general Pedro Díaz se consideró no tan sólo el sucesor incuestionable de Antonio Maceo en jerarquía y funciones militares, sino también en el Renombre que ante el país y el mundo había éste conquistado. Soñaba quizás en rivalizar con él en gloria y ocupar junto a Máximo Gómez y Calixto García el puesto que su muerte había dejado vacante en la magna Trilogía. La aspiración era laudable pero difícil, si no imposible de realizar para él y para el común de nuestros demás jefes, por muy meritorios que ellos fuesen, porque el genio no se improvisa y la gloria es una esquiva deidad que únicamente al genio otorga sus favores”. (10)  
  Todos las especulaciones sobre Zertucha fue por la presentación de él a las autoridades españolas, motivado por una discusión y maltrato de palabra por el general Pedro Díaz, y el brigadier Miró Argenter, donde este último se expresó , pensando que Zertucha se presentaría “porque se presentaría y haría mucho daño a la Revolución”, como una amenaza de muerte. Zertucha se presenta, al saber que su familia estaba pasando mucho trabajo y nadie los ayudaba.
  El día 9 de diciembre de 1896 por la mañana al llegar a la finca “El Navió” cerca de Melena del Sur, recibe una carta de la familia, por la que sabe que se hallaban en mala situación, pues no recibían ayuda de nadie: En carta a Máximo Gómez, le dice: “…me encontré a mi hijo –dice Zertucha en un pasaje de su carta abierta a Máximo Gómez-vendiendo helados a los soldados; me encontré que mientras los jefes de la Revolución en la Habana, comían, yo, en Pinar del Río, donde se batía el cobre, donde no había majaseros, donde no había diplomáticos, sino mucha bala, y mucha abnegación y mucho sufrimiento, tenía abandonados a mis pobres hijos, que habían quedado al amparo de los que hoy son ricos, siendo antes pobres, y yo pobre habiendo sido rico”.(11)

Bibliografía

1-      Gregorio Delgado García, “El General Antonio Maceo y los médicos mambises”. Conferencia publicada en la Revista Bohemia, 89 (9): 64-66, abril 24 de 1997 en Cuadernos de Historia, No. 82, 1997, La Habana, Cuba
2-      Luis F. Le Roy y Galvez, “Máximo Zertucha y Ojeda. El Último Médico de Maceo”. Conferencia en la Fragua Martiana, en la noche del 7 de Diciembre de 1956, Revista de la Biblioteca Nacional, La Habana, Cuba, 1958
3-      Le Roy y Galvez, “El último médico…”
4-      Le Roy y Galvez, Sobre la muerte del capitán Francisco Gómez Toro, La Habana, Cuba, 1952
5-      Le Roy y Galvez, “El último médico…”
6-      “New York Herald” Diciembre 1896
7-      Le Roy y Galvez, “El último médico…”
8-      Manuel Piedra Martel, Mis primeros treinta años, Editorial Minerva, la Habana, 1943, (p.432-435)
9-      Piedra Martel, “Mis primeros…”
10-  Piedra Martel, “Mis primeros…”
11-  Carta de Máximo Zertucha a Máximo Gómez
12-  George Bronson Rea, Facts and Fakes about Cuba, New York, 1897, p. 23
13-  Rafael Soto Paz, “El médico de Maceo ¿ Fue Zertucha un traidor?, Cuadernos de Historia, No. 82, 1997. Cuba
14-  Miguel Lugones, “Zertucha: médico que tuvo que enfrentar la calumnia y la injusticia”, Revista Cubana Me. Gen., 2004, La Habana, Cuba
15-  Miguel Lugones, “Zertucha: médico…”
16-  Miguel Lugones, “Zertucha: médico…”
17-  Miguel Lugones, “Zertucha: médico…”
18-  Leonardo Griñan Peralta, Antonio Maceo. Análisis caracteriológico, Edit. Trópico, La Habana, 1956, p. 210-214
19-  Griñan Peralta, “Antonio Maceo…”
20-  Griñan Peralta, “Antonio Maceo…”
21-  Griñan Peralta, “Antonio Maceo…”
22-  Griñan Peralta, “Antonio Maceo…”
23-  Soto Paz, “El médico de Maceo…”
24-  Le Roy y Galvez, “Máximo Zertucha…”
25-  Le Roy y Galvez, “Sobre la muerte…”
26-  Suelto de médicos acusando a Zertucha, 9 de diciembre de 1898
27-  Le Roy y Galvez, “Máximo Zertucha…”
28-  Máximo Zertucha, “Habla Zertucha”
29-  Máximo Zertucha, “Habla Zertucha”
30-  Máximo Zertucha, “Carta abierta al General Máximo Gómez”, 12 de diciembre de 1899
31-  Máximo Zertucha, “Carta abierta…”
32-  Ramón Vasconcelos, “Cargas al Machete”, Revista de Bohemia, 12 de diciembre de 1948
33-  Benigno Souza, “Zertucha, aclaración” (s/f)
34-  Enrique Loynaz del Castillo, Memorias de la Guerra, 2da edición, reeditada por Editorial Ciencias Sociales, La Habana, Cuba, 1989
35-  Loynaz del Castillo, “Memorias…”
36-  Loynaz del Castillo, “Memorias…”

37-  Loynaz del Castillo, “Memorias…”

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