Primera Parte
SALVADOR LARRÚA-GUEDES
ABSTRACT:
This work was based on research by the “Historical Information Center on the
Spanish Florida” (Centro de Documentación Histórica de la Florida Colonial Hispana),
3220 NW 7 St., Miami, Fl 33127, EE. UU., where there are 162,000 digital documents
of that period, and also 12,000 original pieces. The research was centered on the “War
of Jenkins’ ear” and during that period, the “Battle of Bloody Marsh” ( July, 7th 1742),
also known as the “Battle of Saint Simmons’ island”, which consisted of skirmishes
between the Spanish and British troops in the marsh with the same name of the island
– located in southeast Georgia (United States). The combats were part of the “War of
Jenkins’ ear” between Spain and Great Britain, beginning in 1739. Other documents
preserved in the Collections of the Georgia Historical Society, Savannah, 1909 have also
been consulted.
Following the classical methodology in historical research, the analyticsynthetic
method was applied using the heuristic synthesis in order to get to the
hermeneutic synthesis, and also to a chronological study of the events that culminated
in one of the more complex defeats suffered by the British troops and their native
auxiliaries in the 18th century in North- America.
Dr. Salvador Larrúa-Guedes es ex-profesor de la Universidad de La Habana y del Seminario Mayor de San Carlos
y San Ambrosio, filial de la Universidad Gregoriana de Roma. Director del Centro de Documentación Histórica
de la Florida Colonial Hispana. Colabora con varias universidades norteamericanas.
Larrúa, S. “La batalla de Bloody Marsh” Camino Real. Camino Real. Estudios de las Hispanidades Norteamericanas.
Alcalá de Henares: Instituto Franklin - UAH, 2:3 (2010): 89-105. Print.
Recibido: 14/05/2010; 2ª versión: 12/10/2010.
CAMINO REAL 2:3 (2010): 89-105
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Keywords: Research, St. Simmons, Georgia, Bloody Marsh, Florida, Jenkins’ ear, NorthAmerica,
Spain, Great Britain.
RESUMEN:
Este trabajo se realizó sobre la base de una investigación realizada en el Centro
de Documentación Histórica de la Florida Colonial Hispana, 3220 NW 7 St., Miami,
Fl 33127, EE. UU., donde se conservan 162.000 imágenes digitales de documentos de
época además de 12.000 originales. La investigación se centró en la guerra llamada “de
la oreja de Jenkins” y dentro de ésta en la llamada “Batalla de Bloody Marsh” (7 de julio
de 1742), también conocida como “Batalla de la isla de Saint Simmons” o “del Pantano
Sangriento”, que constó de una serie de escaramuzas entre tropas españolas y británicas
ocurridas en el pantano del mismo nombre de la isla de St. Simmons, situada al sureste
de Georgia (Estados Unidos). Los combates tuvieron lugar como parte de la “Guerra
de la Oreja de Jenkins” entre España y Gran Bretaña, iniciada en 1739. También se
consultaron documentos que se conservan en los archivos de la Sociedad Histórica del
estado de Georgia (Collections of the Georgia Historical Society, Savannah, 1909).
En esta investigación, de acuerdo con la metodología clásica en investigación
histórica, se aplicó el método analítico-sintético, aplicando la heurística para llegar
finalmente a la síntesis hermenéutica, así como el estudio cronológico de los
acontecimientos que desembocaron en una de las derrotas más completas sufridas por
tropas británicas y sus auxiliares indígenas y civiles en el siglo XVIII y en la América del
Norte.
Palabras clave: Investigación, St. Simmons, Georgia, Bloody Marsh, Florida, Oreja de
Jenkins, Norteamérica, España, Inglaterra
*****
1. LOS BRITÁNICOS SE ESTABLECEN EN GEORGIA. SE DECLARA LA
GUERRA
Como ya hemos dicho, los ingleses estaban empeñados en preservar sus
posesiones en territorio de los Estados Unidos. En 1732, dos ingleses progresistas, James
Oglethorpe y John Percival, aseguraron un estatuto por medio del cual pudieran
establecer una colonia en el territorio de la actual Georgia, que había sido abandonado
por los españoles y como es obvio, también por los franciscanos, ante la presión constante
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CAMINO REAL
de Inglaterra, los ataques de los colonos y sus aliados indios. Oglethorpe llegó con un
primer grupo de colonos anglicanos a Georgia y fundó la villa de Savannah en 1733,
para crear una barrera que separara Carolina del Sur y la Florida española, que
pretendían conquistar, de la Luisiana francesa.
En esta complicada situación, comenzó una nueva guerra entre España e
Inglaterra. En 1731, el capitán Robert Jenkins, contrabandista británico al mando del
bergantín Rebecca, fue capturado por un barco español cuyo capitán le obligó a entregar
su cargamento y mandó cortarle una oreja como castigo. En primera instancia el asunto
no llamó la atención, pero comenzaron a repetirse hechos similares que generaron un
profundo sentimiento antiespañol en Inglaterra y el asunto fue debatido en el Parlamento
donde Jenkins presentó como prueba de la barbarie hispana la oreja cercenada, que había
conservado cuidadosamente. El 19 de octubre de 1739, vencido por la votación, el político
británico Sir Robert Walpole, declaró a España la que se denominó Guerra de la oreja de
Jenkins y envió una escuadra contra Gibraltar. Felipe V respondió suprimiendo el
comercio inglés y declarando la guerra a Gran Bretaña.
Todas las posesiones españolas de América fueron avisadas y la isla de Cuba se
preparó de nuevo para la guerra. El Capitán General Don Francisco de Güemes y
Horcasitas, militar enérgico y capacitado, adoptó medidas extraordinarias. Reforzó y
abasteció la guarnición al tiempo que armó a cuatro mil vecinos de San Cristóbal de La
Habana. Hasta los estudiantes de la Real y Pontificia Universidad de San Gerónimo
formaron dos compañías al mando de sus profesores, doctores Juan de Peñalver Angulo
y Gabriel Beltrán de Santa Cruz. En otros lugares de la isla se formaron batallones de
negros libres y las milicias se pusieron en estado de alerta. Al mismo tiempo, los corsarios
cubanos comenzaron a partir de todos los puertos buscando presas inglesas.
La respuesta inglesa no se hizo esperar. Una poderosa escuadra al mando del
Almirante Edward Vernon llegó frente a La Habana el 7 de junio de 1740, después de
un ataque frustrado a Cartagena. Pero el almirante consideró que no le alcanzaban las
fuerzas para batir las poderosas defensas de la ciudad y coordinó con el gobernador de
Jamaica, Wentworth, un plan para apoderarse de Santiago de Cuba y el territorio oriental
de la Isla. Tras desembarcar tres mil soldados y mil negros auxiliares en Guantánamo,
echaron los cimientos de un pueblo que llamaron Cumberland, que sería su base de
operaciones para marchar sobre Santiago1
.
Pero el gobernador de Santiago de Cuba, Don Francisco Cagigal, alistó las
defensas de los castillos y aprovechando la buena disposición del terreno, subdividió en
pequeñas partidas las tropas de línea mezclándola con las milicias que acudieron desde
Trinidad, Sancti Spíritus, Puerto Príncipe y los pueblos orientales, y estos grupos
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SALVADOR LARRÚA-GUEDES
comenzaron a caer sobre los ingleses sin dejarlos reposar un momento y matando gran
número de hombres. El experimentado Provisor del Obispado de Cuba, Pedro Agustín
Morell de Santa Cruz, asesoró a Cagigal e incluso tomó la medida extraordinaria de
acuñar monedas con el cobre de las minas próximas a Santiago, para pagar a las tropas y
adquirir diversos suministros:
Disminuidas sus fuerzas en continuos encuentros parciales, (el Almirante
Vernon) se vio forzado a retirarse y abandonar la isla pocos días después de su
desembarco, dejando en poder de Cagigal cantidad de provisiones y pertrechos
de guerra2
El inglés James Oglethorpe, mientras tanto, vio que había llegado el momento de
consolidar la nueva colonia que había creado en Georgia. Pensó que sus pretensiones no
tenían nada que ver con el convenio de paz firmado en 1739 por España e Inglaterra
que pretendía ajustar los límites entre España y Carolina, porque su colonia estaba
ubicada en otro territorio. Por otra parte, velando por sus propios intereses y ante el
estado de guerra entre las dos potencias, Oglethorpe trató de conquistar dos objetivos:
primero, el de ganar méritos ante la Corona inglesa desestabilizando a los españoles de
la Florida con un ataque desde Georgia; y segundo, el de imponer respeto a España sobre
cualquier pretensión al territorio de la colonia que él fundara.
Silenciosamente preparó sus efectivos en Savannah, alistó a sus aliados indios,
y preparó el nuevo ataque que, como los anteriores, afectaría sobre todo a las misiones y
doctrinas de los franciscanos.
James E. Oglethorpe |
SALVADOR LARRÚA-GUEDES
Segunda parte
2. OGLETHORPE ATACA SAN AGUSTÍN
En uso de sus funciones como gobernador de Carolina del Sur y Georgia, el
general James Edward Oglethorpe estaba impaciente por iniciar la contienda contra las
posesiones españolas de la Florida. Con el apoyo de la Asamblea de los colonos de
Carolina pudo reunir unos 1.200 indios alachuas aparte de 1.000 colonos armados entre
los que se incluía la ayuda inapreciable de 600 soldados del 42 Regimiento de Infantería.
Contaba con el apoyo de la flotilla del comodoro Vincent Pearce, integrada por las
fragatas Héctor, Seaford, Squirrell, Flamborough, Tartar y Phoenix, los bergantines Spence
y Wolf, y varios navíos de transporte, y pensó atacar San Agustín en enero de 17403
.
El comodoro Pearce debía acudir con su flotilla a San Agustín para evitar que
los españoles recibieran refuerzos por mar, pero su flotilla no estuvo lista hasta el mes de
abril, y la fragata Squirrel fue destacada hacia San Agustín, donde encontraron que seis
pequeñas embarcaciones españolas, aprovechando la calma imperante en aquellos días,
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CAMINO REAL
estaban descargando diversos suministros en la plaza, sin que los ingleses hicieran nada
al respecto. Días después, a comienzos de mayo, llegó el bergantín Wolf para apoyar a la
fragata. Por su parte, la Squirrel se apoderó el 9 de mayo de una balandra española dotada
con ocho cañones en la que hallaron la suma de seis mil pesos fuertes.
Durante los días siguientes del mes de mayo llegaron la fragata Héctor y el
bergantín Spence; mientras tanto el buque insignia de Pierce, la fragata Flamborough,
apoyaba desde el mar el avance hacia el sur del contingente dirigido por Oglethorpe.
Durante su marcha, cayeron en manos de los ingleses varios fuertes que
defendían pequeños destacamentos. Uno de ellos fue el Fuerte Mose o Mosé, una de las
primeras posiciones españolas que sufrió el embate de la invasión. La guarnición de
Mosé estaba integrada por 100 hombres distribuidos en 20 barracones. La gran mayoría
habían nacido libres en África y sólo unos pocos descendían de antepasados esclavos en
América. Por una parte porque los afroamericanos eran poco comunes en las plantaciones
de Georgia, al ser más caros que los esclavos importados, y por otra porque al haber
vivido siempre en cautiverio eran menos proclives a fugarse al territorio español. Como
era habitual, los hombres habían sido obligados a bautizarse y prestar fidelidad a la
Corona, tomando nombres españoles. La mayoría tenía en el fuerte a sus mujeres,
también ex esclavas, y sus hijos nacidos en libertad. Al contar con hombres adiestrados
en la milicia de San Agustín, el control del fuerte recayó sobre los propios africanos, que
gozaron de gran autonomía. Mosé se autoabastecía gracias a los campos de cultivo
situados en su periferia.
El ataque de las fuerzas británicas en 1740, fue el peor que sufrió Mosé. El sitio
fue ocupado fugazmente por los ingleses, pero la guarnición, que había retrocedido
momentáneamente a San Agustín, regresó para expulsar a los atacantes con la ayuda de
algunas tribus indias aliadas y tropas españolas llegadas desde esta ciudad y La Habana:
al conocer la toma del Fuerte Mosé el gobernador Manuel Montiano, acudió a la cabeza
de sus tropas con los indios aliados y los sobrevivientes de la guarnición del fuerte, que
en ese momento estaba defendido por 100 soldados ingleses. En el ataque por sorpresa
falleció el coronel John Palmer, quien en 1727 organizó un ataque británico a San
Agustín. La noticia de su muerte fue un duro golpe para el general Oglethorpe y la moral
de sus hombres:
Este primer pueblo y fuerte en Mosé existió menos de dos años. En 1740 el
Gobernador inglés de Georgian, General James Oglethorpe, atacó San
Agustín. Al acercarse Oglethorpe, los españoles evacuaron a la gente de Mosé
a la seguridad del castillo (de San Marcos). Uno de los oficiales de Oglethorpe,
el coronel John Palmer, ocupó con sus hombres el fuerte Mosé para los
británicos.
En el ataque Oglethorpe puso sitio a San Agustín. Tropas españolas –que
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SALVADOR LARRÚA-GUEDES
incluían unos veinte soldados negros libres- sorprendieron a Palmer,
desalojaron a los británicos de Mosé y destruyeron lo que quedaba del fuerte.
A los veintisiete días de haber llegado, Oglethorpe retiró sus tropas ante una
fuerza española de relevo.
Mosé quedó abandonado por los próximos doce años durante los cuales
convivieron los negros libres con los vecinos de San Agustín. En todo este
tiempo siguieron fugándose esclavos (de las posesiones inglesas de) Carolina
del Sur a San Agustín. Por fin, en 1752 el fuerte Mosé fue reconstruido y el
pueblo restablecido. El nuevo fuerte se ubicó a un cuarto de legua al norte del
primero en las orillas de lo que hoy se conoce como Robinson Creek.4
El episodio caracteriza la defensa española de aquella época. Para detener al enemigo
actúan en una sola fuerza soldados españoles, vecinos de San Agustín, indios conversos
y los negros libres del fuerte Mosé, los primeros hombres libres de esa raza en territorio
de lo que hoy son los Estados Unidos. Efectivamente, España reconocía la dignidad de
los hombres de todas las razas y de todos los colores, al menos en tierras de la Provincia
de la Florida, pero habría que esperar más de un siglo para que con la Guerra de
Secesión se pusiera fin a la lacra espantosa de la esclavitud de los negros en esta parte
del mundo.
3. PARTICIPACIÓN DE LOS INDIOS
Muchos indios que vivían en las misiones franciscanas se comportaron con
singular valentía durante la contienda. Entre ellos merece citarse el jefe Juan Ignacio de
los Reyes, un cacique de nación ibaja, devoto de la Virgen de la Caridad del Cobre,
advocación cubana por excelencia. El culto a la Virgen llegó a la Florida con los
franciscanos procedentes de Cuba que arribaban periódicamente, y se reforzó con el
tráfico constante de soldados, mercaderes y clérigos que iban y venían de La Habana a
San Agustín y viceversa. Igual que el culto a diversas advocaciones españolas de la Virgen
María, la devoción a la Virgen morena de la Caridad arraigó rápidamente entre los indios
de la Florida.
Existen documentos en los archivos digitalizados de la Sociedad Histórica de
Georgia, (Collections of the Georgia Historical Society, Savannah, 1909) que confirman que
desde algún momento anterior al año 1738 los indios de la Florida eran devotos de la
Virgen de la Caridad del Cobre.
Una carta del gobernador Manuel Montiano al Capitán General de la isla de
Cuba, Francisco Güemes y Horcasitas, de fecha 31 agosto de 1738, nos informa en su
último párrafo sobre el culto a María de la Caridad en las misiones franciscanas de la
Florida.
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CAMINO REAL
La carta tenía por objeto informar a Francisco Güemes de las últimas noticias
sobre las labores de espionaje y reconocimiento que los indios evangelizados al servicio
de España realizaban vigilando los movimientos de los vecinos ingleses dirigidos por el
general James Oglethorpe, gobernador de Georgia, quien desde sus establecimientos en
ese territorio y las Carolinas preparaba una expedición para invadir la Florida española.
Estos indios, bajo el mando de Juan Ignacio de los Reyes –miembro de la nación ibaja
que vivía en la misión de Pocotalaca–, formaron guerrillas que obstaculizaron
fuertemente los intentos de avance realizados por los ingleses a partir de 1738, y sus
emboscadas y asaltos repentinos lograron estropear los planes de Oglethorpe y retrasaron
por dos años la ofensiva inglesa, que finalmente se desató en 1740. Tanto se destacaron
las acciones del cacique Juan Ignacio de los Reyes que el gobernador de la Florida,
Manuel Montiano, quiso enviarlo a La Habana para poner en conocimiento del Capitán
General de Cuba los resultados de su campaña contra las avanzadas británicas, y lo puso
por escrito en un informe que envió a Güemes y Horcasitas el 31 de agosto de 1738,
cuyo último párrafo dice así:
Yo había pensado en el día de la vela5 para enviar a Juan Ignacio, que podía ir
a esa ciudad (La Habana) para que le informara personalmente de todo el
contenido de las noticias que me trajo, pero él me declarado a mí para el éxito
bueno de la empresa había ofrecido un voto y ciertas promesas a la Virgen del
Cobre [añadido: Cobre, una ciudad cerca de la costa sur de Cuba. Nuestra
Señora del Cobre preside entre otras cosas, la curación de úlceras, etc.], y yo
no le obligué a ir, y le permito visitarlo a Ud. a su gusto cuando él desee, y
entonces podría ser recompensado en la primera ocasión. [Manuel] Montiano
- a JF [ Juan Francisco] de Güemes6
.
Juan Ignacio de los Reyes hizo buenas la promesa que hizo a la Virgen de la Caridad.
No viajó a Cuba para recibir honores, porque sólo había cumplido con su deber patriótico
y de acuerdo con el voto hecho a la Virgen, no se consideraba digno de premio alguno.
En los ataques sucesivos realizados por James Oglethorpe contra San Agustín,
en 1740 y 1741, el indio ibaja convertido al catolicismo y devoto de la Virgen de la
Caridad del Cobre, Juan Ignacio de los Reyes, se comportó nuevamente como un héroe
en la lucha contra los ingleses y sus aliados, los indios creeks.
Regresemos al fracasado ataque del general Oglethorpe a San Agustín, que tuvo
que retirarse ante la rápida reacción del gobernador Manuel Montiano y de sus tropas.
Durante la reconquista de la plaza se desató un incendio que dañó gravemente
la fortificación. Posteriormente, varios de los hombres del Fuerte Mosé se unieron a la
contra-expedición de 2.000 hombres con la que el gobernador de la Florida, Manuel
Montiano invadió Georgia y lucharon junto a él en la “batalla de Bloody Marsh”.
3. PARTICIPACIÓN DE LOS INDIOS Muchos indios que vivían en las misiones franciscanas se comportaron con singular valentía durante la contienda. Entre ellos merece citarse el jefe Juan Ignacio de los Reyes, un cacique de nación ibaja, devoto de la Virgen de la Caridad del Cobre, advocación cubana por excelencia. El culto a la Virgen llegó a la Florida con los franciscanos procedentes de Cuba que arribaban periódicamente, y se reforzó con el tráfico constante de soldados, mercaderes y clérigos que iban y venían de La Habana a San Agustín y viceversa. Igual que el culto a diversas advocaciones españolas de la Virgen María, la devoción a la Virgen morena de la Caridad arraigó rápidamente entre los indios de la Florida. Existen documentos en los archivos digitalizados de la Sociedad Histórica de Georgia, (Collections of the Georgia Historical Society, Savannah, 1909) que confirman que desde algún momento anterior al año 1738 los indios de la Florida eran devotos de la Virgen de la Caridad del Cobre. Una carta del gobernador Manuel Montiano al Capitán General de la isla de Cuba, Francisco Güemes y Horcasitas, de fecha 31 agosto de 1738, nos informa en su último párrafo sobre el culto a María de la Caridad en las misiones franciscanas de la Florida.
CAMINO REAL La carta tenía por objeto informar a Francisco Güemes de las últimas noticias sobre las labores de espionaje y reconocimiento que los indios evangelizados al servicio de España realizaban vigilando los movimientos de los vecinos ingleses dirigidos por el general James Oglethorpe, gobernador de Georgia, quien desde sus establecimientos en ese territorio y las Carolinas preparaba una expedición para invadir la Florida española. Estos indios, bajo el mando de Juan Ignacio de los Reyes –miembro de la nación ibaja que vivía en la misión de Pocotalaca–, formaron guerrillas que obstaculizaron fuertemente los intentos de avance realizados por los ingleses a partir de 1738, y sus emboscadas y asaltos repentinos lograron estropear los planes de Oglethorpe y retrasaron por dos años la ofensiva inglesa, que finalmente se desató en 1740. Tanto se destacaron las acciones del cacique Juan Ignacio de los Reyes que el gobernador de la Florida, Manuel Montiano, quiso enviarlo a La Habana para poner en conocimiento del Capitán General de Cuba los resultados de su campaña contra las avanzadas británicas, y lo puso por escrito en un informe que envió a Güemes y Horcasitas el 31 de agosto de 1738, cuyo último párrafo dice así: Yo había pensado en el día de la vela5 para enviar a Juan Ignacio, que podía ir a esa ciudad (La Habana) para que le informara personalmente de todo el contenido de las noticias que me trajo, pero él me declarado a mí para el éxito bueno de la empresa había ofrecido un voto y ciertas promesas a la Virgen del Cobre [añadido: Cobre, una ciudad cerca de la costa sur de Cuba. Nuestra Señora del Cobre preside entre otras cosas, la curación de úlceras, etc.], y yo no le obligué a ir, y le permito visitarlo a Ud. a su gusto cuando él desee, y entonces podría ser recompensado en la primera ocasión. [Manuel] Montiano - a JF [ Juan Francisco] de Güemes. Juan Ignacio de los Reyes hizo buenas la promesa que hizo a la Virgen de la Caridad. No viajó a Cuba para recibir honores, porque sólo había cumplido con su deber patriótico y de acuerdo con el voto hecho a la Virgen, no se consideraba digno de premio alguno. En los ataques sucesivos realizados por James Oglethorpe contra San Agustín, en 1740 y 1741, el indio ibaja convertido al catolicismo y devoto de la Virgen de la Caridad del Cobre, Juan Ignacio de los Reyes, se comportó nuevamente como un héroe en la lucha contra los ingleses y sus aliados, los indios creeks. Regresemos al fracasado ataque del general Oglethorpe a San Agustín, que tuvo que retirarse ante la rápida reacción del gobernador Manuel Montiano y de sus tropas. Durante la reconquista de la plaza se desató un incendio que dañó gravemente la fortificación. Posteriormente, varios de los hombres del Fuerte Mosé se unieron a la contra-expedición de 2.000 hombres con la que el gobernador de la Florida, Manuel Montiano invadió Georgia y lucharon junto a él en la “batalla de Bloody Marsh”.
3. PARTICIPACIÓN DE LOS INDIOS Muchos indios que vivían en las misiones franciscanas se comportaron con singular valentía durante la contienda. Entre ellos merece citarse el jefe Juan Ignacio de los Reyes, un cacique de nación ibaja, devoto de la Virgen de la Caridad del Cobre, advocación cubana por excelencia. El culto a la Virgen llegó a la Florida con los franciscanos procedentes de Cuba que arribaban periódicamente, y se reforzó con el tráfico constante de soldados, mercaderes y clérigos que iban y venían de La Habana a San Agustín y viceversa. Igual que el culto a diversas advocaciones españolas de la Virgen María, la devoción a la Virgen morena de la Caridad arraigó rápidamente entre los indios de la Florida. Existen documentos en los archivos digitalizados de la Sociedad Histórica de Georgia, (Collections of the Georgia Historical Society, Savannah, 1909) que confirman que desde algún momento anterior al año 1738 los indios de la Florida eran devotos de la Virgen de la Caridad del Cobre. Una carta del gobernador Manuel Montiano al Capitán General de la isla de Cuba, Francisco Güemes y Horcasitas, de fecha 31 agosto de 1738, nos informa en su último párrafo sobre el culto a María de la Caridad en las misiones franciscanas de la Florida.
CAMINO REAL La carta tenía por objeto informar a Francisco Güemes de las últimas noticias sobre las labores de espionaje y reconocimiento que los indios evangelizados al servicio de España realizaban vigilando los movimientos de los vecinos ingleses dirigidos por el general James Oglethorpe, gobernador de Georgia, quien desde sus establecimientos en ese territorio y las Carolinas preparaba una expedición para invadir la Florida española. Estos indios, bajo el mando de Juan Ignacio de los Reyes –miembro de la nación ibaja que vivía en la misión de Pocotalaca–, formaron guerrillas que obstaculizaron fuertemente los intentos de avance realizados por los ingleses a partir de 1738, y sus emboscadas y asaltos repentinos lograron estropear los planes de Oglethorpe y retrasaron por dos años la ofensiva inglesa, que finalmente se desató en 1740. Tanto se destacaron las acciones del cacique Juan Ignacio de los Reyes que el gobernador de la Florida, Manuel Montiano, quiso enviarlo a La Habana para poner en conocimiento del Capitán General de Cuba los resultados de su campaña contra las avanzadas británicas, y lo puso por escrito en un informe que envió a Güemes y Horcasitas el 31 de agosto de 1738, cuyo último párrafo dice así: Yo había pensado en el día de la vela5 para enviar a Juan Ignacio, que podía ir a esa ciudad (La Habana) para que le informara personalmente de todo el contenido de las noticias que me trajo, pero él me declarado a mí para el éxito bueno de la empresa había ofrecido un voto y ciertas promesas a la Virgen del Cobre [añadido: Cobre, una ciudad cerca de la costa sur de Cuba. Nuestra Señora del Cobre preside entre otras cosas, la curación de úlceras, etc.], y yo no le obligué a ir, y le permito visitarlo a Ud. a su gusto cuando él desee, y entonces podría ser recompensado en la primera ocasión. [Manuel] Montiano - a JF [ Juan Francisco] de Güemes. Juan Ignacio de los Reyes hizo buenas la promesa que hizo a la Virgen de la Caridad. No viajó a Cuba para recibir honores, porque sólo había cumplido con su deber patriótico y de acuerdo con el voto hecho a la Virgen, no se consideraba digno de premio alguno. En los ataques sucesivos realizados por James Oglethorpe contra San Agustín, en 1740 y 1741, el indio ibaja convertido al catolicismo y devoto de la Virgen de la Caridad del Cobre, Juan Ignacio de los Reyes, se comportó nuevamente como un héroe en la lucha contra los ingleses y sus aliados, los indios creeks. Regresemos al fracasado ataque del general Oglethorpe a San Agustín, que tuvo que retirarse ante la rápida reacción del gobernador Manuel Montiano y de sus tropas. Durante la reconquista de la plaza se desató un incendio que dañó gravemente la fortificación. Posteriormente, varios de los hombres del Fuerte Mosé se unieron a la contra-expedición de 2.000 hombres con la que el gobernador de la Florida, Manuel Montiano invadió Georgia y lucharon junto a él en la “batalla de Bloody Marsh”.
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