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sábado, 15 de septiembre de 2018

Exhumación de los restos de Colon: Habana Cuba

foto tomada de: Iber Historia
1898

Señaladas las 9 de la mañana del 26 de septiembre de 1898 para llevar a cabo la exhumación de los restos de Colón, antes de dicha hora fueron tomadas militarmente la Catedral y avenidas que a ella conducían, cerrándose todas las puertas después de encontrarse presentes las personas que

habían sido invitadas expresamente al acto desde el día 21, por el Gobernador General, quienes eran, el Capitán General, el Obispo Díoce­siano, el Gobernador Militar, el Gobernador Civil, el Secretario de Gobernación de Grada y Justicia, como Escribano Mayor, el Alcalde Mu­nicipal, el Deán de la Catedral, el Arquitecto del Estado, un Académico de la Historia, dos doctores en medicina, un  maestro de obras, y tres obreros.

Después de realizado un escrupuloso registro en la Iglesia, a fin de evitar la presencia de personas extrañas, se reunieron los asistentes en el Presbiterio del altar mayor . Se dio lectura al acta levantada el 23 de octubre de 1822, cuando el nicho que se construyó en 1795 fue abierto para realizar en él determinadas ampliaciones y colocar la lápida con el busto de Colón que existió desde dicho año 1822 hasta 1898. Aunque en el . acta levantada, en el mismo día, por el Sr. Emilio Loys y Gourrié, maestro de obras, encargado por el Señor Adolfo Sáenz y Yáñez, arquitecto del Estado, para proceder con los obreros a sus órdenes a la apertura del nicho aparece la fecha de 1823; y en la información redactada con el título de Sobre los restos de Colón, por el Sr. Enrique Hernández Ortega, superintendente de las obras que realizaba para el Estado el Sr . Loys, y quien fué uno de los ejecutantes de la referida exhumación, se da la fecha de 1796, hay que coincidir con el Dr. Antonio L. Valverde, quien en su informe a la Academia de Historia de Cuba "Los restos de Cristóbal Colón y el nicho que en la .Iglesia Catedral de la Habana los guardaba". dice «basta leer lo que los dos dicen sobre su contenido para comprender qµe la que se leyó fue la de 1822». En esta acta se especifica que el obispo diocesano Juan José Díaz de España, resolvió el año 1822 ampliar el referido nicho, colocando en él la caja de plomo en que estaban encerradas las cenizas, y otra caja de caoba con un ejemplar de la Constitución de la Monarquía Española promulgada el 19 de marzo de 1812, y varias medallas y guías de la Habana, cerrándose la urna con una lápida de mannol que ostentaba el busto bajo relieve de Colón y en letras de oro la siguiente inscripción:

¡O Restos e Imagen del grande Colón!

Mil siglos durad unidos en la Urna

Al Código Santo de nuestra Nación.



Terminada 1a lectura del acta, el Arquitecto del Estado ( Adolfo Sáenz Yáñez) ordenó al maestro de obras señor Loys procediera a desmontar la lápida, lo que así se hizo, encontrándose en el nicho solamente µna urna de cedro del mismo tamaño y figura que contenía una caja de plomo, con un letrero en la tapa que decía: "Restos de Cristóbal Colón, Primer Almirante y Descubridor del Nuevo Mundo."

El asombro de los asistentes empezó a revelarse desde el momento en que se hizo patente que en el nicho sólo había una caja, en vez de dos, como se hacia constar en el acto de 1822.

Refiere el Se. Hernández que el Capitán General, Blanco, (Ramón Blanco Erenas) al sacarse esa sola caja, sobre cuya tapa estaba la llave, le interrogó:

"¿Nada más?"

Y agrega que, al manifestarle que había unos pedazos de madera arrancados del respaldo de la urna a golpe de gubia, que dicho respaldo estaba destrozado, y que por un agujero de su tercio bajo asomaba una punta de piedra, un gesto de desagrado cambió todos los rostros y reinó el descontento por momentos a tal extremo, que inconscientemente, uno tras otro codos que.da ron de pie.

Continúa relatando el señor Hernández que, 

repuestos que fueron de tan inesperada como desagradable sorpresa, se me pidió la caja, la tomé en mis manos; con desagrado, y la de­posité en las del señor Sáenz-, quien a su vez la trasladó a las del Dr. Garganta, éste, colocándola sobre la mesa , destinada al efecto, tomó la llave y abrió sin dificultad; apareció la tapa de plomo y tras ellas, en la caja del mismo metal una porción de tierra, que no levantaba dos centímetros sobre el fondo de la misma, algunas astillas de huesos y· dos pequeños pedazos como de uno y medio. centímetros y de forma semiovales; tomó el menor el doctor y dijo "parecerle una falange, y analizado que hubo el segundo, pinto con el sobre la tapa de plomo,  manifestando que le parecía yeso fundido y dejando caer ambas tapas, dió vuelta a la llave.  

Este relato coincide con el que hace el señor Loys,  El asombro de los presentes se trocó ahora en profundo dísgusto que se manifestó en el diálogo siguiente, sostenido entre los señores Govín ( Escribano Mayor ) Blanco ( Capitán General ) Arolas (Gobernador Mi­litar) Santander y Frutos ( Obispo Diocesíano) que sigue refiriendo Her­nández.

Tr as algunos minutos de miradas, gestos de cabezas y murmuraciones a soto voces se me ordenó extrajese la urna, al realizarlo cayó al suelo uno de los pedazos del destrozado respaldo, y al depositarla en manos del señor Sáenz, la diestra del señor Blanco le in­dicaba que la pusiese janto a la tapa, el señor Govín interrogó sobre lo que se hacía constar en el acta y el señor Blanco le contestó:

- En casa arreglaremos eso. 

Interrogó de nuevo el señor Govín:

- ¿Qué se hace con estos restos?

· Arolas propone que sean llevados a casa del señor Obispo, y el I. S. se opone, diciendo:

-A mi casa no va eso; que lo lleven a casa del General.

Y éste repuso:

A mi casa tampoco

 Entonces, Arolas, dándose cuenta de las razones que asistían a las citadas personalidades para no querer hacerse cargo de la custodia de aquellos restos, indicó, que, en vista de hacer más de cíen años que estaban en la Catedral, allí podían permanecer en tanto no se dispusiera su embarque.

Y,. en efecto, guardados por el señor Deán, y custodiados por una guardia militar, permanecieron los ahora tan sospechosos y repudiados restos de Colón en el Sagrario Mayor de la sacristía hasta que el 12 de diciembre fueron embarcados rumbo a España,

En relación con los restos de Colón que se guardaron en la Catedral de la Habana hay dos problemas que dílucída r: uno el ,que se refiere a su autenticidad, en relación con los que fueron hallados en Santo Domingo en 1877, y allí se conservan tenidos por los verdaderamente auténticos,


de cuyo criterio participamos nosotros, opinando que los restos que se  trajeron a la Habana en 1796 pertenecen a Díego, el hijo del Alrnírante. El otro problema es el de determinar sí estos restos, del Almíramte o de su hijo o de otra persona, permanecieron en la Cadedral  ininterrumpidamente desde 1796 hasta 1898, o si fueron, en cambio, sustraídos de su nicho despues 1822 y llevados a Santo Domingo don apareciion en 1877..

Es indudable que entre 1822 y 1898 fue extraída  del nicho una de las. dos cajas que se colocó el 23 de octubre de aquel año. Las autoridades que tomaron parte en la exhumación comprobaron que la lapída con el busto de Colón que cerraba por el frente, en la pared del Presbiterio, el nicho, estaba intacta, y, por lo tanto, no fue abíerta por ese lado.

¿Lo fue por eJ fondo, que da a 1a capilla de Loreto, como lo indicaban !as señales encontradas, según ya vímos? '

Efectivamente. Y el asombro de los asistentes se debió a que no tuvie­ ron en cuenta que no sólo el nícho se abrió por su frente, para ampliaciones, reformas y colocación de la lápida de mármol con el busto de Colón y unos versos, en 1822, sino que fue abíerto nuevamente en 1823, otra vez por su fondo, y de él se extrajo la caja que contenía un ejemplar de la Constitucíón Española de 1812, medallas y guias de forasteros.

Sí el liberalísímo Obispo Espada había hecho colocar junto a las cenizas. de Colón un ejemplar de Ja Constitución política de la que había dejado de ser monarquía absoluta; bien pronto, el citado obispo se vió precisado, con toda seguridad, a retirar del nicho el ejemplar de la Constítucíón y a modificar el verso de la inscrípción, pues España, al restaurarse de nuevo a los Borbones en el trono, se había transformado otra vez en monarquía absoluta..

Así se expresa claramente en los libros de actas de las seciones celebradas por·el Cabildo de nuestra Iglesia Catedral:

En el libro quinto, al folio ciento noventa, existe --escribe Valverde- el acta de la sesión celebrada el día 16 de diciembre de 1823, en la que constan estas palabras:

El señor Maestrescuela expuso haber! manifestado el Excmo, Iltmo, Sr. Obispo Diocesíano híciera presente de su orden al M. V. Cabildo que sí bien cuando regia el sistema constitucional en cuyo tiempo se colocó la estatua de Colón determinó poner al pie de su busto el terceto que aparece, habiendo S. M. tenido a bien abolir dicho sistema por las causas que expresa en el R. I,   Decreto de veinte de octubre últímo, es de necesidad que S. S.M. V. dé las disposiciones convenientes para que con un lapidario inteligente borre la indicada inscripción sustituyendo otra que comunicará oportunamente el mismo Excmo. e Iltmo. Sr. Obispo, análoga a las cir­cunstancia del día; que así mismo para evitar que con la remoción de la piedra padezca o se desmejore ésta, se solicite un Albañil que abra por detrás de la pared a línea recta el agujero necesario y se extraiga de la caja el libro de la Constitución que se depositó con su medalla y sello; y en inteligencia de todo acordó el Cabildo de conformidad, mandando que el Mayordomo de fábrica se encargue de proporcionar los operarios Maestros para la ejecución de la obra en los términos indicados».

En cuanto a la modificación de los versos que aparecían en la inscripción, igualmente existen pruebas documentales de la misma y de que desde diciembre de 1823 hasta el momento de la exhumación dé 1898, los versos aparecían redactados en la forma siguiente;


¡O Restos e Imagen del grande Col6n!


Mil siglos durad guardados en la Urna


Y en la remembranza de nuestra Nad6n.


(. .. ) El asombro y la extrañeza de las autoridades que presenciaron la exhumación de los restos en 1898 , se debe a que leyeron y tuvieron en cuenta tan sólo el acta de 1822, pero no los documentos comprobatorios de la apertura del nícho por su fondo, con el objeto que hemos expresado en didernbre de 1823, (532)

Nota: Roig. Los monumentos nacionales... pagina 67.

Nota del editor. Esto es el final de los restos de Cristobal Colón.  No supo nunca que había descubierto un Nuevo Mundo. Y hasta este momento no se sabe donde esta sus restos. 

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