René León
La llegada del nuevo año nos acerca un poco más al 2019 y cada año que
pasa parece que el tiempo se hace más corto y más cosas ocurren con más rapidez
y mayor frecuencia.
Cada nuevo año nos sugiere la idea de un empezar, como si lo vivido hace
días y semanas fuese viejo y remoto. Este nuevo impulso, ese deseo imperioso de
empezar nos da renovada energía. Es éste quizás un momento especial para
reflexionar no sólo en cambios políticos y mejoras económicas, crisis mundiales
y nuevas en general, sino en nosotros, en nuestros deseos y expectativas,
pronósticos y propósitos para el nuevo año.
Ha habido cambios en Europa en estos años. En América Latina el
comunismo, disfrazado de socialismo ha entrado en Venezuela, Nicaragua, y
Bolivia. La estabilidad ha cambiado. Se busca
la justicia democrática para sus pueblos. Nuevos poderes económicos como
la Comunidad Europea, el Pacto Tripartida de Canadá, México y USA, son indicios
de la posibilidad de un nuevo orden. En los Estados Unidos hay un cambio
radical. Parece ser que la voluntad popular apuesta por una perspectiva más
social y humana. Pero ¿Cuál es el significado de todo esto? ¿Qué dimensión
abarca al final del 2018?. ¿El inicio de más y nuevas formas de vida? Y ¿Qué de
los grandes problemas de superpoblación, hambre, injusticia social, dependencia
económica, crisis familiares, guerras territoriales, guerras religiosas, etc…?
La carrera sin sentido de un mundo atormentado y desorientado por sus
propios habitantes tratando de controlar la política e ideológicamente a las
multitudes no es necesariamente nuestro único futuro posible. Existen miles de
hombres y mujeres cuyas voluntades nos indican un mañana más esperanzado.
En los años sesenta y setenta nos enseñaron que todo cambio más o menos
significativo pasa por el cambio personal, por el firme deseo individual en la
búsqueda de la felicidad.
Aprovechar unos minutos en la soledad de nuestras conciencias para
reflexionar sobre nosotros mismos y nuestro tiempo, los retos, nuestras
expectaciones, propósitos y posibles enmiendas es un ejercicio casi obligado. Que
el año nuevo no nos sorprenda sin encontrar ese momento lúcido, calmado, íntimo
para orientarnos y buscar nuestro norte y nuestras prioridades. Quizás
familiar, amigos, negocios, Dios, etc…
Que la llegada del año nos dé el coraje y con él la fuerza para limpiar
la casa, la mente y el ánimo. Que tengamos claras nuestras intenciones y
propósitos.
2019 puede ser un gran año, puede fermentar el mejor vino del alma. Sólo
requiere como todo lo que vale la pena, tiempo, paciencia y cuidado. Además
siempre tener alzada las copas de nuestro corazón en un brindis solitario por
la paz del mundo y el cumplimiento de cada uno de nuestros deseos y esperanzas.
Feliz Año Nuevo
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