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martes, 1 de enero de 2019

Año Nuevo, Vida Nueva


René León

  La llegada del nuevo año nos acerca un poco más al 2019 y cada año que pasa parece que el tiempo se hace más corto y más cosas ocurren con más rapidez y mayor frecuencia.
  Cada nuevo año nos sugiere la idea de un empezar, como si lo vivido hace días y semanas fuese viejo y remoto. Este nuevo impulso, ese deseo imperioso de empezar nos da renovada energía. Es éste quizás un momento especial para reflexionar no sólo en cambios políticos y mejoras económicas, crisis mundiales y nuevas en general, sino en nosotros, en nuestros deseos y expectativas, pronósticos y propósitos para el nuevo año.
  Ha habido cambios en Europa en estos años. En América Latina el comunismo, disfrazado de socialismo ha entrado en Venezuela, Nicaragua, y Bolivia. La estabilidad ha cambiado. Se busca  la justicia democrática para sus pueblos. Nuevos poderes económicos como la Comunidad Europea, el Pacto Tripartida de Canadá, México y USA, son indicios de la posibilidad de un nuevo orden. En los Estados Unidos hay un cambio radical. Parece ser que la voluntad popular apuesta por una perspectiva más social y humana. Pero ¿Cuál es el significado de todo esto? ¿Qué dimensión abarca al final del 2018?. ¿El inicio de más y nuevas formas de vida? Y ¿Qué de los grandes problemas de superpoblación, hambre, injusticia social, dependencia económica, crisis familiares, guerras territoriales, guerras religiosas, etc…?
  La carrera sin sentido de un mundo atormentado y desorientado por sus propios habitantes tratando de controlar la política e ideológicamente a las multitudes no es necesariamente nuestro único futuro posible. Existen miles de hombres y mujeres cuyas voluntades nos indican un mañana más esperanzado.
  En los años sesenta y setenta nos enseñaron que todo cambio más o menos significativo pasa por el cambio personal, por el firme deseo individual en la búsqueda de la felicidad.
  Aprovechar unos minutos en la soledad de nuestras conciencias para reflexionar sobre nosotros mismos y nuestro tiempo, los retos, nuestras expectaciones, propósitos y posibles enmiendas es un ejercicio casi obligado. Que el año nuevo no nos sorprenda sin encontrar ese momento lúcido, calmado, íntimo para orientarnos y buscar nuestro norte y nuestras prioridades. Quizás familiar, amigos, negocios, Dios, etc…
  Que la llegada del año nos dé el coraje y con él la fuerza para limpiar la casa, la mente y el ánimo. Que tengamos claras nuestras intenciones y propósitos.
  2019 puede ser un gran año, puede fermentar el mejor vino del alma. Sólo requiere como todo lo que vale la pena, tiempo, paciencia y cuidado. Además siempre tener alzada las copas de nuestro corazón en un brindis solitario por la paz del mundo y el cumplimiento de cada uno de nuestros deseos y esperanzas.

Feliz Año Nuevo


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