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martes, 15 de enero de 2019

LA HAMACA

Articulo tomada de: Un Catauro de Folkore Cubano Por: Antonio Carbajo

Foto tomada de: arboledaprivatetours.wordpress.com/

En la hamaca, la existencia,
dulcemente, resbalando, se desliza.
                             Diego Vicente Tejera (1848-1903)

La hamaca es una de las pocas invenciones de los indios antillanos que han sido adoptadas por nuestra civilización occidental. Cuentan los historiadores que poco tiempo después del descubrimiento del Nuevo Mundo, los civilizados marinos europeos, que antes de realizarse este evento dormían sobre ásperas tablas en sus largos viajes, comenzaron a dormir en hamacas. El gran cronista de Indias Fernández de Oviedo la describe con lujo de detalles en su libro "Sumario de la Natural Historia de las Indias", publi­cado en 1526, y dice: "Las camas en que duermen se llaman hamacas, que son unas mantas de algodón muy bien tejidas y de buenas y lindas telas, y de tres en luengo, y algo más angostas que luengas y en los cabos están lle­nas de cordeles de cabuya y henequén, y estos hilos son luengos, y vanse a juntar y concluir juntamente, y hácenles al cabo un trancahilo, como a una empulguera de una cuerda de ballesta, y así la guarnecen, y aquella atan a un árbol, y la del otro al otro cabo, con cuerdas o sogas de algodón, que llaman hicos, y queda la cama en el aire, cuatro o cinco palmos levan­tada de tierra, en manera de honda o columpio; y es muy buen dormir en tales camas, y son muy limpias; y como la tierra es templada, no hay necesidad de otra ropa ninguna encima." 
  Durante las guerras de independencia, los mambises indudablemente dor­mían en hamacas, ya que, estando en constante movimiento por la mani­gua cubana, no podían transportar camas, y las hamacas eran fáciles de lle­var. En este siglo nuestros guajiros siguen usando hamacas, especialmente los cortadores de caña que duermen en los barracones de los centrales azu­careros. 

Siendo la hamaca tan criolla, el Cucalambé le dedicó una bella composición, cuya primera décima expongo a continuación para cerrar este capítulo. 

MI HAMACA

De una yagruma encumbrada 
Y un corpulento mamey,
Con dos jicos de yarey 
Tengo mi hamaca colgada, 
En ella el alma cansada 
Goza de dulce recreo,
Y cuando del cielo veo
Los deslumbrantes colores, 
Me divierten los rumores 
De los montes que poseo

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