Foto tomada de: dzoom.org |
Carlos
Benítez Villodres
Málaga
(España)
Cuando el desamor se apropia con su negrura de
muerte de nuestro corazón, solo vivimos por vivir. Pero, si antes que en él anide,
marchamos al encuentro de otra vida radiante, fructuosa..., ¡qué distinto sería
todo para esa persona que anhela renovar su tierra baldía! Sí, otra vida porque
ya está hastiado de la que tiene ¡Cuántas veces he comentado que, cuando un
hombre y una mujer no tienen nada que decirse, aparece en ellos la necesidad de
buscar otro camino, otra persona para compartir con ella su vida! Ante una
elección, ante un cambio de rumbo siempre hay un nacimiento y una muerte. Es
inevitable. “Cambiar de horizonte, dice G.A. Bécquer, es provechoso a la salud
y a la inteligencia”. Pero..., ¡cuántas y cuántas personas prefieren seguir
como están! Se conforman con llevar esa vida mediocre, helada, sin
ilusiones..., esa vida sin amor. Ni siquiera intentan romper esos muros que la
falta de comunicación ha levantado en derredor de su mundo cada vez más
deteriorado y sombrío, en donde reinan miedos y cobardía. Ellas son conscientes
de que vivir con miedos no es vivir.
Verdaderamente, lo más
importante, lo más vital para la vida de dos seres humanos, que se aman, es
sentir cómo vive el amor en ellos para que este inunde de realidades e
ilusiones impactantes, de diálogos y ansias de vivir... cada instante de su
andadura en común.
El camino del amor será largo o
corto, según el tiempo que los amantes mantengan palpitando su donación mutua y
sin condiciones. Sin embargo, el desamor es una vereda escarpada, solitaria,
angosta y muy larga, a veces tan larga como la vida de quien lo padece.
El amor es creación de ilusiones,
de sorpresas, de satisfacciones, de novedades, de luces, de primaveras... en
continua renovación. Por ello, cuando nos encontramos con el amor, la razón no
tiene nada que decir, porque, si alguna vez esta se expresara positiva o
negativamente sobre el amor o lo manipulara, este se marcharía sin decir ni
siquiera “adiós”. “Ama y haz lo que quieras, refiere San Agustín. Si callas,
callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con
amor; si perdonas, perdonarás con amor”.
Habitualmente, el amor es un
sentimiento, basado en la atracción y la admiración de un sujeto hacia otro, es
decir, el amor nace cuando hay, entre dos personas, una relación pasional y
sexual que produce, en ambas, felicidad y placer. Hay distintas vertientes del
amor, además del ya expuesto, me refiero el amor hacia Dios, el platónico, el
familiar, a la humanidad, a la naturaleza, a las artes, etc. Quien ama lo hace
de forma constante y sin interrupciones, pero puede suceder que “el amor se
destruya por los amantes y no quede de él ni las cenizas”.
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