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martes, 15 de enero de 2019

En Conmemoración del 500 Aniversario de San Cristóbal de la Habana (Segunda Parte)

Este trabajo es sobre la fundación de la ciudad de San Cristóbal de la Habana, en 1519. Cumple 500 años en 2019.

Información tomada del libro de René León San Cristóbal de la Habana Desde su fundación hasta 1599. 

Copyright 1990

Printed
San Lazaro Graphics Corp.
819 SW 8th Ave
Miami, Florida 33130


Representación de la celebración del primer cabildo y de la primera misa en la Villa, en el año 1519. Foto: Archivo
Tomada de: www.granma.cu
SAN CRISTÓBAL DE LA HABANA DEL 1519 AL 1599

José M. de la Torre, dice: 

"En el mismo año de 1519 se celebraron la primera misa y el primer cabildo debajo de una hermosa seiba que existía en el punto donde hoy se halla el Templete, conmemora­tivo de dichos sucesos". (1) 

Sobre estos primeros años, nos dice Irene A. Wright: 

"La Habana era humilde. No fue, en efecto, en las dos primeras décadas de su vida, más que un núcleo de bohíos esparcidos a lo largo de la orilla de la bahía. Entonces, y hasta mucho tiempo, era su centro la plaza de armas, donde se levantaban las modestas moradas de sus principales vecinos, hombres diligentes y trabajadores y no menos testarudos y soberbios". (2) 

  Hernán Cortés sabía que había posibilidades de abastecimiento con la villa de la Habana. Apelando con frecuencia a ello. En su Quinta Carta de Relación al Rey, de 3 de septiembre de 1526, le informaba: 


"El carabelón o bergantín que yo hice, envié a la isla Española, y en él un criado mío, con quien escribí a vuestra majestad y a aquellos licenciados que en la dicha villa residen. Y según después pareció, ninguno de estos navíos hizo el viaje que llevó mandado; porque el que iba a Cuba, y a la Trini­dad, aportó a Guaniguanico, y hubo de ir a cincuenta leguas por tierra a la villa de la Habana a buscar carga; y cuando éste vino, que fué el primero, me trajo nueva cómo el navío que venía a ésta de Nueva España había tomado la gente de Cozumel, y que después había dado al través en la isla de Cuba, en la punta que se llama de San Antón o de Corrientes". (3) 


  Según Cortés, de este navío que se perdió, sólo quedaron vivos unos quince. Los supervivientes se encontraron, en Guaniguanico, en una finca que pertenecía a un vecino que era de La Habana, que los ayudó. Cortés envió a Cristóbal de Olid a Cuba, para comprar vituallas, ganado y caballos, siendo comprados a los vecinos de la villa. 

  En su Carta de Relación dice que estuvo en la villa de la Habana a su regreso a España: 

"a 25 días del mes de abril de 1526 años hice mi camino por la mar con aquellos tres navíos, traje tan buen tiempo, que en cuatro días llegué hasta ciento cincuenta leguas del puerto de Chalchicueca, y alli me dió un vendaval muy recio, que no me dejó pasar adelante... y fué forzado arribar a la isla de Cuba, y en seis días tomé el puerto de la Habana, donde salté en tierra, y me ho1gué con los vecinos de aquel pueblo, porque había entre ellos muchos mis amigos del tiempo que yo vivi en aquella isla. Y porque los navíos que llevaba recibieron algún detrimento del tiempo que nos tomó en la mar, fué necesario recorrerlos, y a esta causa me detuve all1 diez dias, y aun por abreviar mi camino, compré un navio que hallé en el dicho puerto dando carena, y dejé alli en el que yo iba, porque hac1a mucha agua


  Luego otro dia como llegué a aquel puerto, entró en él un navio que iba de esta Nueva España, y al segundo dia entró otro, y al tercero día otro; de los cuales supe cómo la tierra estaba muy pacífica y segura y en toda tranquilidad y sosiego después de la muerte del factor y veedor, aunque me dijeron que había habido algunos bullicios, y que se habían castigado los movedores de ellos; de que holgué mucho, porque había recibido mucha pena de la vuelta que hice del camino, teniendo algún desasosiego; De allí escribí a vuestra majestad , · aunque breve, y me partí a 16 días del mes de mayo, y traje conmigo hasta treinta personas de los naturales de esta tierra que llevaban aquellos navíos, que de acá fueron escondida­mente". (4) 


En carta al Rey, se recomendaba que Cuba: 

"está en el paraje de la navegación de la Nueva España y de las otras tierras e islas nuevamente descubiertas y donde se proveen y contratan todas las personas que van a ellas, de mantenimientos, caballos y yeguas y otros ganados y cosas por su abun­dancia y fertilidad". (5) 

Nuño de Guzmán, pacificador de la región de Pánuco, comercio con la Habana, intercambiando esclavos indios por yeguas y ganado. No sería hasta 1540 que este tipo de negocio terminaría. 

  En la carta que Juan de Vadillo dirige al Rey, el 24 de septiembre de 1532, dice sobre la Habana: 

"La población principal después de Santiago es la Habana, que dista de dicha cibdad tre­cientas leguas de mal camino. No pudo venir su teniente Juan Bosco hasta dos ó tres días antes de acabarse la ressidencia. Ansí no ovo lugar de tomársela, i es muy necessario, pues ay muchas quejas deel"

Don Jacobo de la Pezuela, en su Historia de la Isla de Cuba, nos dice de cuando fue atacada la villa por los corsarios franceses: 

"A principios del siguiente mes ( 1537) bastó uno solo (navío) para penetrar en el de la Habana cual si fuera amigo y robar tres barcos menores á mansalva. El teniente á guerra Juan Velazquez, desentendiéndose de sus exigencias de rescate, aunque sin embarcación, ni artillería, ni suficientes armas para acometerle, discurrió echarlo á pique enviando de noche á barrenarlo algunos diestros y atrevidos buzos. Pero se lo malició el francés y se apresuró á tomar el largo sin intentar daño". (6) 

De la Torre nos dice sobre el ataque a la villa en el 1538: 

"En 1538, siendo Teniente de Gobernador Juan de Rojas, unos piratas conocidos por "filibusteros", entraron en el puerto y talaron, saquearon e incendiaron la población; por lo que trasladándose a ella incontinenti el Gobernador D. Hernando de Soto, dispuso la construcción del castillo de la Fuerza, que concluído en el 1544, dió seguridad y mucha importancia a la villa, hasta el punto de que el año siguiente se ordenó que las embarcaciones que entrasen en él saludasen como a plaza militar". (7) 

  Garcilaso de la Vega, en su Historia del adelan­tado Hernando de Soto, nos detalla las disposiciones que tomó De Soto a su llegada a la Habana: 

"Donde habiendo llegado el gobernador, visto la destrucción que los corsarios habían hecho en el pueblo, socorrió de su hacienda a los vecinos y mora­dores de él, para ayudar a reedificar sus casas: y lo mejor que pudo reparó el templo y las imágenes destrozadas por los herejes, y luego que llegaron a la Habana, dió orden que un caballero, natural de Sevilla, nombrado Juan de Añasco, que iba por contador de la Hacienda Imperial de Su Majestad, que era gran marinero, cos­mógrafo y astrólogo, con la gente más práctica de la mar, que entre ellos se halla­ban, fuese en los dos bergantines a costear y descubrir la costa de la Florida, a ver y notar los puertos, calas o bayas que por ella hubiese". (8) 

  En el año de 1522, por una Real orden se establecía una armada para guardar los mares del poniente contra los corsarios franceses. No sería hasta el año de 1526 que se dispuso que, para ir a las Indias o volver, se debía formar una flota, para proteger los navíos. Todas tenían que llegar a la Habana por "Buena derrota del Canal de Bahamas". Desde 1537 la villa era la escala obligada de todos los navíos que regresaban a España. Las flotas salían de España con rumbo a Canarias, y desde allí a la Española, donde se separaban y luego a Isla de Pinos, donde unos iban para Yucatán y Honduras, y otros para la Habana y San Agustín en la Florida, y volvían a San Juan de Ulúa. La otra flota era la de Tierra Firme, que iba hacia Cartagena de las Indias, Santa Marta y Portobelo. Al regreso todas llegaban a la Habana, de donde salían hacia España. 

Según Irene A. Wright, el Castillo de la Fuerza se dejó terminado en siete meses: 

"The actual work on Havana's first fort was given by de Soto to Juan de Azeituno, an old resident of Santiago, to do. He built it in seven months and, having reported it done, habitable and defensible, he was on March 12, 1540, made alcaide (warden) of it by royal commission at a salary less than that which de Soto had assigned him as builder". (9) 

  Estos datos aportados por la investigadora ameri­cana, fueron tomados del Archivo de Indias en Sevilla. A partir de 1535, la Corona exigió a los resi­dentes en Cuba, que estaban casados, que mandaran a buscar a sus esposas, bajo penas severas. Debido al mestizaje que se estaba formando en la isla. Fray Bernardino de Manzanedo recomendó que a las hijas de cacicas casadas con los españoles las dejaran en posesión de las tierras de sus mayores. 

Urrutia y Montoya nos da los siguientes datos sobre la construcción de la fortaleza: 

"Hecháronse las primeras líneas y cimien­tos a este castillo en la orilla o labio del mar que queda al fin del canal y boca del puerto de la Villa, y frente a la Cabaña, de suerte que desde él se descubre franca­mente la entrada, y por la calidad de su canal han de venir precisamente las embarca­ciones a desembarcar bajos sus fuegos". (10) 

Al Castillo de la Fuerza le fueron asignados veinte soldados, con algunos mosquetes. No tenían artillería para su defensa. En el año de 1545, según opinión general de los vecinos y oficiales, el castillo estaba mal construido, y no podría aguantar ataque. 

Urrutia y Montoya, nos dice de Hernando de Soto:


"Era ya entrada la primavera, y asomados los primeros días de mayo del mismo año de 1539, cuando el Adelantado mandó embar­car los bastimentes y rancho de su armada, para la provincia de la Florida". (11) 


  La villa volvería a ser atacada por un corsario francés. Su nombre era Jean François de la Roque, de Roberval. Llegó al Caribe como segundo de Jacques Cartier. Este último fue nombrado por el rey de Francia, teniente gobernador de las tierras que descubriera. Roberval fue conocido por los espa­ñoles como Roberto Baal. Entre las historias de este corsario hay una que dice así: 

"Baal, que en vano había esperado al patache atacante de Santiago en aguas de Isla de Pinos, zarpó con rumbo a la Habana con los cuatro buques que disponía. Llegó frente a la bahía de la Habana el 31 de octubre del año de 1543, y después de examinar dete­nidamente con el catalejo la situación de la plaza, desembarcó con más de doscientos de sus hombres por la caleta de San Lázaro y, a través del espeso matorral que crecía por aquellos lugares, intentó asaltar la población. Pero el vecindario, armado de arcabuces, ballestas y lanzas, lo hostiliza  rudamente mientras cruzaba dicha manigua y, al salir los piratas al limpio, fueron barridos por los cañones emplazados en el Castillo de la Fuerza, única defensa que tenía la villa en aquella época. Baal tuvo que retirarse precipitadamente, dejando sobre el campo veinte muertos y muchos heridos, que fueron rematados enseguida por los habaneros. Se embarcó con su maltrecha columna de ataque y zarpó rumbo a Isla de Pinos". (12) 

Como verán, esto era leyenda. Pues en la villa, al momento de producirse el ataque, no había ningún cañón. De la Pezuela nos dice sobre Roberval: 

"Al desembocar por las aguas de la actual Matanzas sobrevino una tormenta que separó á aquellas dos naves francesas. La carabela se perdió de vista y tuvo el patache que entrar á refugiarse en el puerto de la Habana que aún seguía sin defensa, hallándose además en aquella ocasión casi sin hombres, entrete­nidos los más de sus vecinos en las labores y siembras de sus predios. El fortín fabricado por Aceituno y llamado ya la Fuerza, aún no había recibido los cañones. La debilidad del lugar cambió al instante en el de dominadores imperiosos el carácter de refugiados con que se presentaron allí los del patache. Amenazaron con entregar á las llamas el pobre aunque nuevo caserío, si no se lo res­ cataba á buen precio el vecindario. Rojas que aún gobernaba allí, disimulando la ira por la impotencia de castigar tanta osadía, logró reducir la suma del rescate á setecientos ducados y verlos alejarse satisfechos hacia sotavento. Pero algunas horas después de su salida llegaron de Veracruz tres naos mercantes. Hízose Rojas sin demora depositar en su poder sus cargamentos y las despachó en persecución de los franceses diestros y aguerridos marinos, al paso que forzados y visoños sus perseguidores. Avistáronse hacia el Mariel, y se disponía el patache á huir a todo trapo cuando observó que, en lugar de apresurarse á darle alcance la más velera de las tres embarcaciones, acortaba su mar­cha dando tiempo á que llegaran  las otras dos á reforzarla. Estimando por tal muestra la condición de su marinería viró de bordo el francés, cambiando ahora también su carácter de perseguido por el de perseguidor. Su afortunada temeridad llegó hasta el punto de seguir dando caza á las tres embarcaciones hasta el puerto y á exigir de Rojas una segunda suma igual á la primera". (13) 

  Cuando el Obispo Sarmiento visitó la Habana mayo de 1544, sólo encontró, un clérigo, un sacristán, y los vecinos eran 45 españoles, 120 indios encomendados, y entre indios y negros esclavos unos 200. Una iglesia de madera y guano, y un pequeño de casas de guano. Al mismo tiempo que legiti­maba a cuantos mestizos le pagaban cuatro o cinco pesos. También legitimaba la descendencia de Antón Recio con una nativa, que se decía era la hija del Cacique de Guanabacoa, con la cual tenía dos hijos, Juan y Maria.  Su mujer, Catalina Hernández, no le dio hijos. 

  En la carta que el licenciado Joanes de Avila envió al Rey, mayo 31 de 1545, él decía: 

"... e ansi mismo e echo el ospital en esta villa del qual avia gran nesecidad por los navios que bienen e proves que suelen ocurrir e ansí como e echo fazer el ospital si tuviere facultad oviere echo fazer la yglesia de la dicha villa... Asi mismo en esta villa de la Avana ay gran nesecidad de traerse el agua por los muchos navios que a ella ocurren e son tantos los que perescen y asy marineros como esclavos negros e yndios que si vuestra magestad no le faze merced de mandarle dar su cedula Real para que cada navio que aqui paque de cada tonelada e negro que traxere lo que vuestra magestad fuere servido de sisa segund e como se paga en la nueva España para el muelle para traer la dicha agua e con fazer esta merced a la dicha villa todos olgaran de pagarlo por no poner sus marineros e esclavos en peligro e detrimento de yr por ella por la mar ... "
Nota: Aparecen palabras y expresiones español antiguo. 
A continuación. Tercera Parte

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