René León
En 1999 se celebró el centenario
del nacimiento de Ernest Hemingway en los Estados Unidos de América, y en la
Biblioteca John F. Kennedy hubo un simposio de dos días sobre su obra, donde
participaron cuatro ganadores del premio Nobel y siete del premio Pulitzer.
Dicha biblioteca tiene una colección permanente de fotografías sobre el famoso
autor. En Cayo Hueso aquel año como
todos los años, sin embargo, por ser su Centenario fue algo bien especial, hubo
festejos, presentaciones y concursos de aquellos hombres que más se parecían a
él. Todo ello lo pude disfrutar. Me tome en unos de los bares creo que cuatro
Mojitos. Por cierto que uno de esos bares que fui. El cantinero me dijo: “el
daiquirí a lo Hemingway”, o simple. Lo pensé dos veces y le dije “a lo
Hemingway”. El trago fue de verdad bien fuerte. Cuando salí a la calle, me
falto bien poco para ponerme a bailar. La receta del trago es así. Se combina
ron blanco cubano con zumo de limón, un toque de azúcar, unas gotas de licor
Marrasquino y para finalizar, hielo bien fino. Quiero dar el toque final a mi
visita a Cayo Hueso en honor del escritor Hemingway. Fui a su casa museo,
retrate a sus gatos y pase un momento feliz de sólo pensar que aquel gran escritor lo había conocido en La
Habana, en el Floridita, junto con mis dos hermanos, Emilio (†) y Julio (†).
Nosotros habíamos ido a pasar un rato allí y nos encontramos a un americano amigo
de la familia que trabajaba en la Embajada americana nos pusimos hablar y le
dijimos que si el conocía a Hemingway que se encontraba allí y nos llevo a su
mesa donde se encontraba en ese momento con un amigo de visita en La Habana.
Nuestro amigo nos presentó, y al decirle nuestro apellido “León” se echó a reír y nos dijo “que si éramos Leones de verdad”
lo cual nos dio gracia a nosotros. Después supimos su obsesión por los leones: compartimos
unos tragos con él; hablamos de pesca y cacería, deportes que el amaba, al
igual que nosotros. Lo invitamos a ir de pesca al Puerto de Casilda, mi padre
tenía un yate de 36 pies de largo, que se llamaba el “Seis Hermanos” en la
costa Sur de Cuba, y un chalet para cuando íbamos de vacaciones. Fue un momento
de alegría el poder compartir por un momento un par de horas con el gran
Hemingway. Recuerdo que le dije que había visto tres películas “Adiós a las
Armas”, “Por quién doblan las campanas”, “Las nieves del Kilimanjaro”.
Hoy ya han pasado 117 años de su nacimiento,
pero su recuerdo siempre ha quedado en mi mente. Era un hombre agradable, y no
se daba importancia. Recuerdo haberlo visto otra vez en el “Floridita” estaba yo
acompañado de una amiga, lo salude y él cordial como la última vez.
Según
contaban los camareros tenía por costumbre llegar cuando estaba en La Habana,
por el mediodía, y ordenaba su bebida preferida a esa hora del día, un
daiquirí, coctel que había dado fama al “Floridita”. Hemingway era considerado
su mejor cliente.
En estos
días se ha hablado mucho de él por haber reabierto en La Habana, el gobierno el
conocido bar “Sloopy Joe”, después de haberlo cerrado por años dicho bar, pues
representaba un símbolo del Imperialismo americano. Ahora por conveniencias lo
abren, así es la vida. Este fue otro de los lugares que visitaba, al igual que “La bodeguita del Medio” en La Habana
Vieja.
En los
periódicos y revistas de muchos países en el extranjero año tras año se
recuerda su obra y su agitada vida. En el periódico “La Información” de
Houston, Texas, su director Emilio Martínez Paula hace una descripción de la
obra y vida de Hemingway, a quien siendo joven lo conoció en el bar “Floridita”
de La Habana. Sobre él dice: “…la aparente falta de creencia en los valores
tradicionales del hombre la compensa Hemingway con una exposición más honesta
de la realidad de la vida, de los apetitos más constantes del ser humano: la
comida, la bebida y el sexo”.
El
escritor Steve R. Pamies (†) al analizar la obra de Hemingway en el periódico La Noticia de Charlotte, North Carolina, dice: “Hemingway
fue un profundo psicólogo que supo presentar sus trabajos con gran sencillez a
sus lectores humildes. Su estrategia, no abusar de la adjetivación y presentar
imágenes de una manera discreta y sin sentimentalismos”.
La
escritora Mercy Díaz, desde Madrid en el
año 2000 y publicado en Diario Las
Américas de Miami, dice: “Parece una vida elaborada al más puro estilo de
Hollywood: Guapo, bohemio, aventurero, cuya prosa sencilla y directa sin
adjetivos innecesarios, permitió que se transmitiera fácilmente y se tradujera,
aunque esto último no siempre se hiciera con acierto, porque precisamente la sencillez es lo más difícil de volcar a
otro idioma”.
La
escritora Pilar Salas Duran, en la Sección “Literatura y alcohol”, del
Periódico Libre, sobre la pasión de Ernest Hemingway y el
alcohol: “Uno de los casos más emblemáticos es el estadounidense Ernest Hemingway (1899-1961) cuya vida y obra
están vinculadas al alcohol. Ha dado nombre
a bares en todo el mundo, creo su propio cóctel, el “papa doble” a base
de ron. En “El Floridita” de La Habana, un Hemingway acodado en un extremo de
la barra recuerda que allí degustaba daiquiris, mientras que prefería “La
Bodeguita del Medio” para los mojitos”.
Se pueden
encontrar cientos de comentarios e historias sobre la vida de Hemingway. La
escritora y reportera de EFE, Raquel
Martori, en
Libre , martes, 12 de julio de 2011, dice: “El escritor estadounidense Ernest Hemingway (1899-1961) dejó en Cuba una marcada huella que, cincuenta años después de su muerte, atrae a estudiosos, seguidores de su obra e incluso a turistas y visitantes que buscan el espíritu de este gigante literario en los rincones de La Habana donde vivió largas temporadas y donde escribió algunas de sus novelas más famosas, aunque renunció a vivir durante sus últimos años en la isla esclava de Cuba, rechazando al sistema castro-comunista”.
Libre , martes, 12 de julio de 2011, dice: “El escritor estadounidense Ernest Hemingway (1899-1961) dejó en Cuba una marcada huella que, cincuenta años después de su muerte, atrae a estudiosos, seguidores de su obra e incluso a turistas y visitantes que buscan el espíritu de este gigante literario en los rincones de La Habana donde vivió largas temporadas y donde escribió algunas de sus novelas más famosas, aunque renunció a vivir durante sus últimos años en la isla esclava de Cuba, rechazando al sistema castro-comunista”.
El
reportaje de Raquel Martori lo encuentro muy interesante por las informaciones
que aporta sobre la vida del escritor. Una de ella es sobre la primera visita a
Cuba, y dice: “En la primavera de 1928
el escritor norteamericano llegó a La Habana por primera vez a bordo del
vapor francés “Orita” para una breve escala de dos días de camino a Cayo Hueso
(EE.UU) en un momento en el que estaba enfrascado en la escritura de “Adiós a
las Armas”.
Por cierto,
quiero decir que mi opinión la mejor
versión de esta película fue cuando el personaje principal masculino de ella lo
fue Gary Gooper, que si tenía presencia
y hombría. La otra versión no me llamó la atención.
Hemingway
hizo gran amistad con el pescador Gregorio Fuentes, vecino de Cojímar y
pescador de experiencia. Se hicieron amigos y Fuentes cuenta, que fue el
personaje del escritor para su novela “El viejo y el mar”, en una entrevista a
EFE. En el testamento del escritor dejo a Fuentes su yate “El Pilar” Gregorio
Fuentes, falleció en Canarias de 104 años de edad.
Hemingway
en una de sus citas, sobre haber visitado París cuando joven: “Si tienes la
suerte de haber vivido en París cuando joven, luego París te acompañará, vayas
a donde vayas, todo el resto de tu vida, ya que París es una fiesta que nos
sigue”.
Tomado de
una carta de Ernest Hemingway a un amigo (1950). Ese París que él conoció en
los años al terminar la Primera Guerra
Mundial, fueron de experiencias donde conoció a grandes escritores, poetas y
artistas, de ellos, de compartir en sus
vidas, lo fue engrandeciendo en el mundo de las letras.
En su
libro París era una fiesta, en el
Prefacio, dice: “Por razones que al
autor le bastan, a muchos lugares, personas, observaciones e impresiones no se
les ha dado cabida en este libro. Hay secretos, y hay cosas que todo el mundo sabe y de que todo el mundo ha
escrito y sin duda volverá a escribir.”
Algunos
críticos lo consideran entre el grupo de los iniciadores de la llamada “generación perdida”. Aquellos
escritores, pintores y artistas que se fueron a Europa después de terminada la
Primera Guerra Mundial, para poder encontrarse ellos mismos con la realidad de
la vida. París fue el centro de aquellos
escritores rebeldes entre los que se encontraban John Dos Pasos. Hemingway,
Scott Fitzgerald y otros más.
Sobre su
vida han aparecido algunas biografías bien detalladas, entre ellas: Hemingway, de Anthony Burgess.
Detallada, precisa, donde incluye numerosas fotos sobre Hemingway, en sus días de aventuras en Cayo
Hueso, España, Cuba y en especial en África. También aparecen con sus distintas
esposas. Joseph Ma. Castelar, en el
prólogo, dice: “El viejo y el mar termina –en la introducción española con las
palabras siguientes: “El viejo soñaba con los leones marinos”. Soñar con los
leones terrestres llevó a la muerte a Francis Macomber, como recordarán los
lectores del hermoso relato que lleva su nombre. Ernest Hemingway soñó siempre
con leones –hasta el punto que James Joyce, dijo una vez “que no entendía a
aquel joven escritor que sólo hablaba de ellos…Amó el boxeo, el alcohol y las
mujeres
peligrosas, y le gustaban los rifles de caza –el
primero que tuvo a los diez años con uno de los cuales se suicidó.”
Se le
acusó de ser comunista, de simpatizar con los socialistas. Hemingway había
escrito La Quinta Columna y Por quién
doblan campanas ambas aparecen en el período de la Guerra Civil Española.
También preparó una película sobre la guerra. Como corresponsal de guerra se
inclinó por la causa que él estimaba
justa, la República Española, que era apoyada por los comunistas. Que como
siempre se aprovechan de todo, para justificar sus medios. Burgess, dice.” Pese
a sufrir después (por no decidirse a favor de los comunistas) fue atacado por la izquierda norteamericana, por su
hedonismo neutral se mantuvo firme en el único derecho como escritor: mostrar
las cosas y las gentes como son, no coloreadas por ideologías”. Lo mismo le
pasó con el triunfo de la revolución castrista en Cuba. Cree que la revolución
va a defender la causa justa, sin embargo, se da cuenta que ellos eran peores
que la dictadura de Batista. Se convierte en
“stalinistas” que es decir lo más
malo del mundo. Stalin un hombre que llegó a matar 10 millones de seres
humanos.
En su casa
de Cojímar, aparecen letreros pintados por la juventud comunista de “Yankee Go
Home”. Se siente frustrado y regresa a su país donde se siente perseguido por
el FBI, Internal Revenue y otros.
Desde
joven sus primeros pasos como escritor, fue el afán del testimonio fidedigno.
La desilusión social, dentro de la sociedad en que vive, de la cual se siente
parte de ella. El lleva a sus novelas su propia experiencia. Se sirve de frases
cortas, pocos adjetivos, cambia el estilo al que estaban acostumbrado los
novelistas de aquellos años. Un fluir interrumpido, algunas frases largas. La
narración de los viajes y los preparativos, pero su atención central en el
espacio. El cómo un fotógrafo, detiene la cámara en el tiempo, en las imágenes
a las que da más brillo, realce, e intensidad. Donde los ojos de los lectores
podían captar con su propia mirada.
Su final
es trágico, se suicida de un tiro. Muere un hombre que a través de los años fue
una figura en la literatura del mundo y en especial de los Estados Unidos.
En la
aceptación del Premio Nobel, en 1954, Hemingway dice (…) Es porque hemos tenido grandes
escritores en el pasado por lo que un escritor
es empujado mucho más allá de donde puede ir, lejos donde nadie puede
ayudarte:”
Comentario:
!Que bueno que han podido hacer tan hermoso trabajo con" Pensamiento". Siempre pienso los esfuerzos que estarán haciendo para lograr una labor tan bella y digna de aplauso. !Pensamiento!, es una obra verdaderamente digna de tenerse en cuenta. Te felicito a ti, Barbara y Roberto Soto. - Dra. Herminia D.Ibaceta
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