René León
Cuarta Parte
El mejor estudio que se hizo sobre Zertucha, fue escrito por el historiador e investigador Luis F. Le-Roy y Galvez. En su informe leído en la Fragua Martiana, el 6 de diciembre de 1956, al referirse al separarse Zertucha, de las filas insurrectas: “ Zertucha después que se separó de las filas insurrectas a raíz de la muerte de Maceo, volvió a residir en Melena del Sur, pueblo en el cual se había establecido desde que empezó a ejercer su carrera de médico. Allí, tras dos meses de inactividad en que estuvo reponiéndose de lo rudo de la campaña, y en donde se negó a recibir cargos retribuídos que le ofrecían los españoles –dato que consigna Alejandro Rodríguez en su informe a Mayía- entró a formar parte de la Junta Separatista de Melena en clase de secretario, en cuyo puesto prestó importantes servicios a la causa de la independencia con sus escasos recursos pecuniarios, hasta su reingreso en el Ejército Libertador el primero de Mayo de 1898 a las órdenes del Mayor General Mayía Rodríguez.
Es totalmente incierto que Zertucha se haya
trasladado a España después que se separó de las filas insurrectas acogiéndose
al indulto de los españoles, aunque a los reporteros del país y norteamericanos
les expresara su proyecto de hacerlo, del cual desístió más tarde”.(24)
El 17 de abril de 1898, el Consejo
de Gobierno y el General en Jefe, y el presidente de la República Bartolomé
Masó, fue aprobado “se aceptaba todo auxilio y toda acción que se nos preste,
ya vengan de personas o entidades” (los que se habían presentado o acogido a indulto,
serían perdonados), para lograr la independencia. Siendo aprobado el 24 de
abril. Zertucha, deseaba limpiar su nombre y se presenta el 20 de abril de 1898,
no quería que la guerra terminara,
dejándole en inmerecida mancilla”, según informaría el Mayor General Enrique
Loynaz del Castillo, quien solicitó su reincorporación a las filas del Ejército
Libertador. Y al momento de presentarse se le formase el correspondiente
Consejo de Guerra para dejar salvo su honor como cubano. Se aceptó la petición
de Zertucha, y se designo una comisión, para averiguar su deserción. La
Comisión fue formada por el General de División Alejandro Rodríguez y los
tenientes-coroneles Enrique Loynaz del Castillo y Miguel Iribarren. Siendo
exonerado. Copia de todos estos documentos se encuentran en el Archivo Nacional
de la República de Cuba. Aparecen también en el libro de Luis F.Le Roy Y Gálvez
: Sobre la muerte de Francisco Gómez
Toro. El primero de mayo de 1898 se incorpora al ejército, ocupando la
plaza de médico en el Cuartel General Departamento de Occidente, a
las órdenes del General Mayía Rodríguez. El 12 de agosto quedaba oficialmente
exonerado. Pero no se le confirió ningún grado, era solamente médico, ni volvió
a ocupar escalafón en el Ejército.(25)
Empezaban más acusaciones contra
Zertucha, ahora de médicos que protestaban del perdón de él, y de haber sido
admitido otra vez en el ejército. El 9 de diciembre de 1898, fue publicado un
suelto firmado por varios médicos, donde:” Protestamos de la reindivicación de
Zertucha. Se recogen documentos. Tenga la bondad de publicar este telegrama”.(26).
La lista de dichos médicos que la firmaban eran de 30. Le-Roy aclara este tema
de la denuncia: “Antes de seguir adelante debemos puntualizar que de las
treinta firmas que allí aparecían no todas eran de médicos, sino que muchas de
ellas pertenecían a farmacéuticos, a prácticos de farmacia e incluso una
correspondía a la de un estudiante de Medicina, no graduado aún. Por lo demás,
algunas –probablemente muchas- fueron estampadas al pie de la protesta no sólo
sin la correspondiente autorización, sino lo que es más grave, sin el
conocimiento y a espaldas de las
personas a quienes correspondían. Este es el caso concreto de dos médicos,
ambos generales del Ejército Libertador, quienes aparecen firmando la protesta
sin haber tenido conocimiento de ella hasta este momento, y quienes han tenido
la bondad de atestiguármelo por escrito ( los siguientes generales que
respondieron a Le-Roy fueron, general Dr. Daniel Gispert , La Habana, 7 de
noviembre de 1956. Dr. General Eugenio Molinet Amorós, La Habana, 5 de
noviembre de 1956, en cartas dirigidas al investigador).!Tal era el modo doloso
como se atacaba al médico de Maceo!”.(27).
Al leer Zertucha dicha acusación
contra su persona, no se hizo esperar su respuesta. En carta abierta al
director de “La Discusión” que aparece en la edición del 7 de Febrero de 1899
bajo el título de: Habla Zertucha, en
una de sus partes, dice: “Mi falta al separarme del Ejército es mayor que la
que han cometido 5,000(desertores) que después se han reincorporado y aun han
obtenido dos o tres ascensos…”Si hubieran juzgado sin apasionamiento, de seguro
que otro procedimiento –el legal- que tenían y tienen expedido hubieran
adoptado esos señores; pero han escogido el de cartas a los periódicos para
llevar la duda al público; que desconoce las intimidades, puede decirse, de la
Revolución…Pudieran comparar, además, con lo que han estimado crimen, con lo
que consideran un ultraje, los servicios prestados á mi patria en las dos
campañas (alude a la campaña de la Habana y Pinar del Río)…Pudieron haber
presentado mi conducta en la acción de San Pedro en Punta Brava en la que murió
en mis brazos en medio de las balas enemigas mi Jefe el inolvidable Antonio
Maceo…Tal parece que en cada uno de mis actos en ambas épocas de mi vida en
campaña, no he cometido más que faltas, y que no he servido en nada a mi país,
porque de otro no se explica el tono de la protesta á que me contraigo”(28). Y
termina Zertucha su larga carta:” Pero día llegará en que ese origen se
conozca, lo mismo que minuciosamente, la acción de Punta Brava.”(29). Después
de dicha carta ninguno de aquellos individuos, “dijo esta boca es mía”, se
callaron para siempre, temeroso de que hablase Zertucha, sobre acontecimientos
muy delicados. Al pasar los meses (creo ocho) de la disputa con los médicos se
llevó a efecto la exhumación de los restos de Maceo y Panchito Gómez Toro, en
el Cacahual, el 17 de Septiembre de 1899. Aprovechando la ocasión Zertucha,
para dirigirle una carta a Máximo Gómez: “Carta abierta al General Máximo
Gómez”, 12 de septiembre de 1899. No quiero hacer muy larga lo que dice dicha
carta, pero tiene mucha información y acusaciones de Zertucha sobre lo
sucedido. En una de sus partes: “Los que acompañaban al General eramós, el
brigadier Miró, el doctor Guas y yo. Al lado derecho del General estaba Miró y
yo al lado izquierdo, y el doctor Guas se quedó a distancia junto al portillo
por donde habíamos entrado…No habían transcurrido cinco minutos de estar fijo
en aquel lugar, cuando el General, tocando con el puño de su machete al
brigadier Miró le dijo: “Esto va bien”. La distancia que nos separaba del
enemigo eran unos 80 metros más a menos. El estampido de los mausers era tan
cercano, que costaba trabajo oir la voz, y el silbido de las balas era nulo:
tan cerca estábamos de la línea de fuego del enemigo…A penas hubo acabado de
decir el General Maceo las anteriores palabras, cayó por el lado izquierdo de
su caballo como herido por un rayo lanzando su machete hacia delante a
considerable distancia. Tras él caí yo: lo encontré sin conocimiento; un arroyo
de sangre negra por una herida que tenía al lado derecho de la mandíbula
inferior, a dos centímetros de la sínfisis mentoniana. Introduje un dedo en su
boca y encontré que estaba fracturada la mandíbula…A los dos minutos a lo más
tarde de ser herido, murió en mis brazos y con él cayo para siempre la
bandera…?Y el General Miró? ¿Y el doctor Guas?. El segundo, cuando era herido
el General, no estaba en el cuartón. Probablemente fue a cumplir con su deber
con las fuerzas a que pertenecía. En cuanto al primero, merece parrafo
aparte…no podía soportar por mi debilidad por haber estado enfermo su peso, al
ver a mi jefe, a mi amigo, a mi padre en la revolución caer herido de muerte,
pedí auxilio al brigadier Miró y este, que montaba un brioso caballo, contestó
a mis gritos con uno tan alto que sonó como un clarín en medio del combate:
“!Estoy herido!”…Esto me dijo, y espoleando el caballo partió como un rayo
hacia el portillo que daba la retirada…Un jefe –no recuerdo quién- si fue el
Coronel Nodarse, si fue otro, pues yo no veía, ni sentía (¡lloraba como un
niño, General!) me ordeno que buscase medicamentos y pidiese auxilio al General
Díaz. Junto a mi caballo muerto había otro alazán, suelto sin jinete, me
arrastre hasta él. Montar y salir de aquel infierno, fue obra de un segundo.”(30) Después hace una explicación en la carta de
lo pasado a su hijo y como los encontraron a los dos. “Concluída mi obligación,
me sente entre los dos cadáveres. Entonces recordé que había faltado a mis
deberes, pues no había curado de su herida al brigadier Miró. A presencia de
todos los jefes le dí mis escusas, y fui a ver la herida que le había hecho
retirarse del lado de su jefe…!General: era mentira…! ¡No había tal herida! ¡Un
ligero rasguño en la parte anterior del muslo, había hecho que cobardemente
abandonara a su Jefe herido, frente al enemigo; ese a quien Ud. le dio por
semejante acción, el grado de General de División…huyó con un buen caballo…Ese
¡ha publicado multitud de folletos llenos de mentiras! ¡Ese ¡fue quien tuvo la
culpa de la muerte de su hijo, de nuestro compañero, de nuestro amigo, del
valiente, del digno hijo de usted. Gral Gómez…Después de esto, general yo le
dije al hoy Comandante Sauvanell, en muy alta voz, el asco que me inspiraba la
cobardía de ese señor Miró, y él lo supo. ¿Y sabe Ud. lo que pretendió?
Ejecutar aquel refrán que dice que muerto el perro…ect. Ya se vé, yo era el
único que podía probar su cobardía…”(31)
Años después dicha carta enviada a Gómez, fue publicada en sus memorias,
ya Zertucha estaba muerto.
Bibliografía
1- Gregorio Delgado García,
“El General Antonio Maceo y los médicos mambises”. Conferencia publicada en la
Revista Bohemia, 89 (9): 64-66, abril 24 de 1997 en Cuadernos de Historia, No. 82, 1997, La Habana, Cuba
2- Luis F. Le Roy y Galvez,
“Máximo Zertucha y Ojeda. El Último Médico de Maceo”. Conferencia en la Fragua
Martiana, en la noche del 7 de Diciembre de 1956, Revista de la Biblioteca
Nacional, La Habana, Cuba, 1958
3- Le Roy y Galvez, “El
último médico…”
4- Le Roy y Galvez, Sobre la muerte del capitán Francisco Gómez
Toro, La Habana, Cuba, 1952
5- Le Roy y Galvez, “El
último médico…”
6- “New York Herald”
Diciembre 1896
7- Le Roy y Galvez, “El
último médico…”
8- Manuel Piedra Martel, Mis primeros treinta años, Editorial
Minerva, la Habana, 1943, (p.432-435)
9- Piedra Martel, “Mis primeros…”
10- Piedra Martel, “Mis
primeros…”
11- Carta de Máximo Zertucha
a Máximo Gómez
12-
George
Bronson Rea, Facts and Fakes about Cuba , New
York , 1897, p. 23
13- Rafael Soto Paz, “El médico
de Maceo ¿ Fue Zertucha un traidor?, Cuadernos
de Historia, No. 82, 1997. Cuba
14- Miguel Lugones,
“Zertucha: médico que tuvo que enfrentar la calumnia y la injusticia”, Revista
Cubana Me. Gen., 2004, La Habana, Cuba
15- Miguel Lugones,
“Zertucha: médico…”
16- Miguel Lugones,
“Zertucha: médico…”
17- Miguel Lugones,
“Zertucha: médico…”
18- Leonardo Griñan Peralta, Antonio Maceo. Análisis caracteriológico,
Edit. Trópico, La Habana, 1956, p. 210-214
19- Griñan Peralta, “Antonio
Maceo…”
20- Griñan Peralta, “Antonio
Maceo…”
21- Griñan Peralta, “Antonio
Maceo…”
22- Griñan Peralta, “Antonio
Maceo…”
23- Soto Paz, “El médico de Maceo…”
24- Le Roy y Galvez, “Máximo
Zertucha…”
25- Le Roy y Galvez, “Sobre
la muerte…”
26- Suelto de médicos
acusando a Zertucha, 9 de diciembre de 1898
27- Le Roy y Galvez, “Máximo
Zertucha…”
28- Máximo Zertucha, “Habla
Zertucha”
29- Máximo Zertucha, “Habla
Zertucha”
30- Máximo Zertucha, “Carta
abierta al General Máximo Gómez”, 12 de diciembre de 1899
31- Máximo Zertucha, “Carta
abierta…”
32- Ramón Vasconcelos,
“Cargas al Machete”, Revista de Bohemia, 12 de diciembre de 1948
33- Benigno Souza, “Zertucha,
aclaración” (s/f)
34- Enrique Loynaz del Castillo,
Memorias de la Guerra, 2da edición,
reeditada por Editorial Ciencias Sociales, La Habana, Cuba, 1989
35- Loynaz del Castillo,
“Memorias…”
36- Loynaz del Castillo,
“Memorias…”
37- Loynaz del Castillo,
“Memorias…”
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