René León
Tercera Parte
El 10 de diciembre se presenta ante
el coronel español Guillermo Tort Gil, donde se acoge a indulto, y confirma la
muerte del General Antonio Maceo, quedando en libertad. Y al enterarse la
prensa, lo entrevistan y cuenta lo de la muerte de Maceo, y Panchito. Sobre
todo lo sucedido hay que buscar diferentes medios de información. La prensa
alteró todo lo sucedido, pero tenemos datos más concretos en las Memorias, del
general Piedra, quien deja aclarado lo sucedido, y el ambiente negativo por
parte de los oficiales de Maceo contra él. La muerte de su jefe fue un golpe
muy fuerte para el médico, y lo hace abandonar las armas. Nunca Zertucha pudo
imaginar las desdichas, infamias y calumnias que se trajeron sobre él. Esto dio
motivo para que los laborantes en Estados Unidos lo acusaran de traidor y
cómplice de los españoles. El mismo gobierno español exoneró a Zertucha ante la prensa, en especial el New
York Herald, del cargo de traición, pero el mal estaba ya hecho. En el libro Facts and Fakes about Cuba, New York,
1897, de George Bronson Rea, dice: “…los simpatizadores o insurgentes pasivos,
que careciendo de valor para tomar las armas y pelear, inventaban todo género
de especies para hacer progresar su causa en las ciudades, e influenciar
especialmente a los representantes de la prensa norteamericana”. (cit.pág.23)
(12)
En el artículo de Rafael Soto, titulado “El
médico de Maceo ¿Fue Zertucha un traidor?, hace mención de que don Tomás
Estrada Palma, Delegado del Partido Revolucionario en Estados Unidos, motivado
por todas las declaraciones y acusaciones contra Zertucha y la muerte de Maceo
y su ayudante Gómez Toro, envía un cable al doctor Ramón E. Betances, Delegado
del Gobierno Revolucionario Cubano en París, donde dice: “New York, diciembre
12. Por conducto fidedigno ( a que llama Estrada Palma, fidedigno a las
acusaciones falsas de los laborantes en Estados Unidos y traidores en el campo
cubano). Estrada Palma debía callarse, porque él y los otros de la Junta,
tenían abandonado a Maceo, en Pinar del Río, sin enviar las armas y suministros
que solicitaba) se afirma que Maceo y su Estado Mayor han sido asesinados en un
complot formado entre el general español Ahumada y el doctor Zertucha.
“Estrada”(13). Esto demuestra la sarta de calumnias en que se basaban las
informaciones en Estados Unidos, por parte de los laborantes y la prensa
amarilla de los periódicos americanos, con tal de vender. períodicos. Miguel
Lugones, en:“Zertucha: médico que tuvo que enfrentar la calumnia y la
injusticia”, Revista Cubana Me.Gen., 2004, La Habana, Cuba. Comenta las
diferentes versiones que hubo en la prensa sobre la muerte de Maceo y Zertucha.:
“El Herald” de 13 de diciembre de
1896 y por el “Mail and Express”,
donde se afirmaba que Maceo había muerto envenenado por su médico personal,
Máximo Zertucha, quien hubo de rendirse luego a las tropas hispanas.” (14) En
otras de las versiones, en “El “World”, por ejemplo, aseveraba el 13 de
diciembre que Maceo había caído asesinado cuando se dirigía a una reunión en la
que se iba a tratar la compra de la independencia de Cuba. Señalaba: “Todo su
staff, excepto el cirujano Zertucha, perdió la
vida”.(15). Lugones aporta más datos a dicha conjura contra Zertucha: “El Journal” de Hearths insistía en su
acusación contra Zertucha a través de un editorial: “En el asesinato de Maceo
la más negra felonía cumplió su objetivo. Con un traidor en su propio Estado
Mayor, llevado engañosamente a una cita bajo la protección de la palabra de
honor española, sin sospechar lo que venía, el patriota cubano –él y el hijo de
Máximo Gómez- cayeron bajo el fuego de la emboscada asesina”.(16). La prensa norteamericana, en
su afán de vender sus periódicos inventaban noticias sensacionales, sin
importar dañar la reputación de nadie. Fue tan grande la conmoción que trajeron
estos periodicuchos, como menciona Miguel
Lugones, que:” El asesinato de Maceo” llegó a penetrar en el Congreso Federal,
lo que hizo que el senador Wilkinson Call presentara una moción denunciando tal
asesinato, y el cuerpo legislador a que pertenecía nombró una comisión especial
encargada de investigar el asunto. También en la Cámara de Representantes se
presentaron varias mociones sobre el mismo Tema.” (17)
El biógrafo del General Maceo, doctor
Leonardo Griñan Peralta, en su Antonio
Maceo. Análisis caracteriológico. Ed. Trópico, La Habana, 1956 ,p. 210-214.
Dice, no voy a poner toda la información que aparece, pero si lo concerniente
al caso Zertucha: “El doctor Zertucha conoció a Maceo en el año de 1892,
cuando, siendo Médico de los vapores de la Compañía Trasatlántica, en uno de
sus viajes por la América Central, estuvo en Puerto Limón (Costa Rica). De esas
relaciones resultó la conversión de Zertucha al separatismo y su abandono del
puesto que venía desempeñando en la citada compañía para poder permanecer en
Cuba al tanto del movimiento revolucionario, entonces en preparación.”(18) Más
adelante sigue:”Murió Antonio Maceo, y, probablemente, el día 10 de diciembre
se “presentó” en San Felipe (Habana) al coronel español Guillermo Tort. ¿Por
qué se presentó Zertucha a las autoridades españolas? Porque este hombre
impresionable había ingresado en las filas mambisas atraído exclusivamente por
devoción al General Maceo; y muerto éste, consideró sin objeto para él
permanecer en el campo de la revolución. El mismo Nodarse dijo después que, al
morir Maceo, Zertucha había exclamado: “!Ay Nodarse! ¡Se acabó la guerra! ¡Vea
este cuadro! ¡Muerto!”…(19) Y continua Griñan: “Pero si fue Zertucha quien mató
a Maceo, ¿qué hicieron los que lo sabían durante tres días que él tardó en
presentarse al Coronel Tort? ¿Por qué no fue fusilado inmediatamente? La
contestación es obvia. Si los cubanos, que adoraban a Antonio Maceo, no
cumplieron su deber como devotos compañeros y como militantes que creían ser,
fue porque entendieron que no había razones para ello. Afirmar lo contrario
sería caer en el absurdo de pensar que no amaban a su caudillo, o que no eran
hombres de honor los que, precisamente por serlo, vivían en constante peligro
de muerte y creían que “morir por la patria es vivir”. (20) “…Por el contrario, ello puede estimarse como
una prueba de que para Zertucha, como para tantos otros, Maceo era la
Victoria,y, su muerte, el fracaso de la Revolución”. “…el mismo lo dijo al
Corresponsal del “Diario de la Marina” “Maceo encarnaba indudablemente el
espíritu intransigente y tenaz del separatismo. Era el único hombre que hubiera
resistido hasta los últimos momentos mientras le hubiesen quedado fuerzas y
vida.” (21). Después de responder las acusaciones contra él, en especial de la
Delegación de Cuba en Nueva York, estos se callaron. Como dice Griñan: “Ahora
bien; ¿sabía Zertucha que había sido un cubano el autor de la muerte de Maceo y
estaba dispuesto a guardar el secreto siempre que no lo sacasen de sus
casillas, obligándole a publicar su defensa, los señores de Nueva York? ¿Cuál
era el secreto? ¿Qué creía él, poder decir contra los señores de New York?
Acaso lo mismo que Maceo había lamentado tantas veces: el abandono en que se
tenía a su gente: la escasez de hombres, armas y municiones, mal que la
Delegación de Cuba en New York no había puesto empeño en remediar.” (22). Uno
que se calló en sus acusaciones falsas fue Estrada Palma.
En su ensayo Rafael Soto Paz, titulado:” El
médico de Maceo ¿Fue Zertucha un traidor?” Publicado en Cuadernos de Historia
No. 82, 1997, La Habana Cuba. Presenta una carta del General Julio Eligio
Duchase, : “En esta carta que reproducimos hay que observar dos hechos de
innegable importancia: que se publicó cuando la marea lanzaba su oleaje contra
el pobre médico (“La Lucha”, diciembre 27, 1898), y que la firma un hombre de
color, un patriota de mucho prestigio, el general Juan Eligio Duchase, hermano
del también general Vidal Duchase, caído peleando en Pinar del Río. Su defensa
de Zertucha, resulta, pues, un documento que exonera al vilipendiado galeno”.
“Playa de Marianao, diciembre de 1898.
Dr. Máximo Zertucha,
Médico del Cuartel General del Departamento.
Muy señor mío y
amigo:-Yo, como Jefe y representante de los orientales que en Pinar del Río
hicieron la guerra, enterado de la propaganda que en su contra trata de
levantarse, propaganda que no ha de hallar eco en los que conocen sus
condiciones de patriotismo y valor, inspirado en la justicia, escribo a usted
para que, en medio de sus contrariedades, experimente la satisfacción de que existe
un hombre que se enaltece al tenerlo por amigo y compañero.
He visto a usted aquí,
en toda la campaña de Pinar del Río, al lado del inolvidable General Antonio
Maceo; campaña que tuvo su comienzo en el combate de Neptuno el 16 de marzo de
1896, y terminó en San Pedro el siete de diciembre de 1896, alcanzando el
importante número de cincuenta, los reñidos hechos de armas en que tomó usted
parte. Aún recuerdo el día de Galaló, donde me vi herido de bala, y usted supo,
en mitad del campo de batalla, curarme y curar a mis compañeros que también
solicitaron su ciencia.
Creo lealmente que los
cubanos deben a usted respeto. Muchas veces hablé con el General Maceo, y
muchas veces me manifestó él las condiciones excepcionales que usted poseía, y
lo complacido que estaba con sus servicios.
Como quiera que la
verdad se impone, y que nadie podrá tachar de exagerados los conceptos que
usted me merece, tengo el mayor gusto en dirigirle estas líneas. Es suyo,
affmo. S.s. y amigo, Juan Eligio Duchase”(23)
Bibliografía
1- Gregorio Delgado García,
“El General Antonio Maceo y los médicos mambises”. Conferencia publicada en la
Revista Bohemia, 89 (9): 64-66, abril 24 de 1997 en Cuadernos de Historia, No. 82, 1997, La Habana, Cuba
2- Luis F. Le Roy y Galvez,
“Máximo Zertucha y Ojeda. El Último Médico de Maceo”. Conferencia en la Fragua
Martiana, en la noche del 7 de Diciembre de 1956, Revista de la Biblioteca
Nacional, La Habana, Cuba, 1958
3- Le Roy y Galvez, “El
último médico…”
4- Le Roy y Galvez, Sobre la muerte del capitán Francisco Gómez
Toro, La Habana, Cuba, 1952
5- Le Roy y Galvez, “El
último médico…”
6- “New York Herald”
Diciembre 1896
7- Le Roy y Galvez, “El
último médico…”
8- Manuel Piedra Martel, Mis primeros treinta años, Editorial
Minerva, la Habana, 1943, (p.432-435)
9- Piedra Martel, “Mis primeros…”
10- Piedra Martel, “Mis
primeros…”
11- Carta de Máximo Zertucha
a Máximo Gómez
12-
George
Bronson Rea, Facts and Fakes about Cuba , New
York , 1897, p. 23
13- Rafael Soto Paz, “El médico
de Maceo ¿ Fue Zertucha un traidor?, Cuadernos
de Historia, No. 82, 1997. Cuba
14- Miguel Lugones,
“Zertucha: médico que tuvo que enfrentar la calumnia y la injusticia”, Revista
Cubana Me. Gen., 2004, La Habana, Cuba
15- Miguel Lugones,
“Zertucha: médico…”
16- Miguel Lugones,
“Zertucha: médico…”
17- Miguel Lugones,
“Zertucha: médico…”
18- Leonardo Griñan Peralta, Antonio Maceo. Análisis caracteriológico,
Edit. Trópico, La Habana, 1956, p. 210-214
19- Griñan Peralta, “Antonio
Maceo…”
20- Griñan Peralta, “Antonio
Maceo…”
21- Griñan Peralta, “Antonio
Maceo…”
22- Griñan Peralta, “Antonio
Maceo…”
23- Soto Paz, “El médico de Maceo…”
24- Le Roy y Galvez, “Máximo
Zertucha…”
25- Le Roy y Galvez, “Sobre
la muerte…”
26- Suelto de médicos
acusando a Zertucha, 9 de diciembre de 1898
27- Le Roy y Galvez, “Máximo
Zertucha…”
28- Máximo Zertucha, “Habla
Zertucha”
29- Máximo Zertucha, “Habla
Zertucha”
30- Máximo Zertucha, “Carta
abierta al General Máximo Gómez”, 12 de diciembre de 1899
31- Máximo Zertucha, “Carta
abierta…”
32- Ramón Vasconcelos,
“Cargas al Machete”, Revista de Bohemia, 12 de diciembre de 1948
33- Benigno Souza, “Zertucha,
aclaración” (s/f)
34- Enrique Loynaz del Castillo,
Memorias de la Guerra, 2da edición,
reeditada por Editorial Ciencias Sociales, La Habana, Cuba, 1989
35- Loynaz del Castillo,
“Memorias…”
36- Loynaz del Castillo,
“Memorias…”
37- Loynaz del Castillo,
“Memorias…”
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