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martes, 1 de noviembre de 2016

Máximo Zertucha: La injusticia de un hombre


René León
Tercera Parte

  El 10 de diciembre se presenta ante el coronel español Guillermo Tort Gil, donde se acoge a indulto, y confirma la muerte del General Antonio Maceo, quedando en libertad. Y al enterarse la prensa, lo entrevistan y cuenta lo de la muerte de Maceo, y Panchito. Sobre todo lo sucedido hay que buscar diferentes medios de información. La prensa alteró todo lo sucedido, pero tenemos datos más concretos en las Memorias, del general Piedra, quien deja aclarado lo sucedido, y el ambiente negativo por parte de los oficiales de Maceo contra él. La muerte de su jefe fue un golpe muy fuerte para el médico, y lo hace abandonar las armas. Nunca Zertucha pudo imaginar las desdichas, infamias y calumnias que se trajeron sobre él. Esto dio motivo para que los laborantes en Estados Unidos lo acusaran de traidor y cómplice de los españoles. El mismo gobierno español exoneró  a Zertucha ante la prensa, en especial el New York Herald, del cargo de traición, pero el mal estaba ya hecho. En el libro Facts and Fakes about Cuba, New York, 1897, de George Bronson Rea, dice: “…los simpatizadores o insurgentes pasivos, que careciendo de valor para tomar las armas y pelear, inventaban todo género de especies para hacer progresar su causa en las ciudades, e influenciar especialmente a los representantes de la prensa norteamericana”. (cit.pág.23) (12)
  En el artículo de Rafael Soto, titulado “El médico de Maceo ¿Fue Zertucha un traidor?, hace mención de que don Tomás Estrada Palma, Delegado del Partido Revolucionario en Estados Unidos, motivado por todas las declaraciones y acusaciones contra Zertucha y la muerte de Maceo y su ayudante Gómez Toro, envía un cable al doctor Ramón E. Betances, Delegado del Gobierno Revolucionario Cubano en París, donde dice: “New York, diciembre 12. Por conducto fidedigno ( a que llama Estrada Palma, fidedigno a las acusaciones falsas de los laborantes en Estados Unidos y traidores en el campo cubano). Estrada Palma debía callarse, porque él y los otros de la Junta, tenían abandonado a Maceo, en Pinar del Río, sin enviar las armas y suministros que solicitaba) se afirma que Maceo y su Estado Mayor han sido asesinados en un complot formado entre el general español Ahumada y el doctor Zertucha. “Estrada”(13). Esto demuestra la sarta de calumnias en que se basaban las informaciones en Estados Unidos, por parte de los laborantes y la prensa amarilla de los periódicos americanos, con tal de vender. períodicos. Miguel Lugones, en:“Zertucha: médico que tuvo que enfrentar la calumnia y la injusticia”, Revista Cubana Me.Gen., 2004, La Habana, Cuba. Comenta las diferentes versiones que hubo en la prensa sobre la muerte de Maceo y Zertucha.: “El Herald” de 13 de diciembre de 1896 y por el “Mail and Express”, donde se afirmaba que Maceo había muerto envenenado por su médico personal, Máximo Zertucha, quien hubo de rendirse luego a las tropas hispanas.” (14) En otras de las versiones, en “El  “World”, por ejemplo, aseveraba el 13 de diciembre que Maceo había caído asesinado cuando se dirigía a una reunión en la que se iba a tratar la compra de la independencia de Cuba. Señalaba: “Todo su staff, excepto el cirujano Zertucha, perdió la vida”.(15). Lugones aporta más datos a dicha conjura contra Zertucha: “El Journal” de Hearths insistía en su acusación contra Zertucha a través de un editorial: “En el asesinato de Maceo la más negra felonía cumplió su objetivo. Con un traidor en su propio Estado Mayor, llevado engañosamente a una cita bajo la protección de la palabra de honor española, sin sospechar lo que venía, el patriota cubano –él y el hijo de Máximo Gómez- cayeron bajo el fuego de la emboscada  asesina”.(16). La prensa norteamericana, en su afán de vender sus periódicos inventaban noticias sensacionales, sin importar dañar la reputación de nadie. Fue tan grande la conmoción que trajeron estos periodicuchos, como menciona  Miguel Lugones, que:” El asesinato de Maceo” llegó a penetrar en el Congreso Federal, lo que hizo que el senador Wilkinson Call presentara una moción denunciando tal asesinato, y el cuerpo legislador a que pertenecía nombró una comisión especial encargada de investigar el asunto. También en la Cámara de Representantes se presentaron varias mociones sobre el mismo Tema.” (17)
  El biógrafo del General Maceo, doctor Leonardo Griñan Peralta, en su Antonio Maceo. Análisis caracteriológico. Ed. Trópico, La Habana, 1956 ,p. 210-214. Dice, no voy a poner toda la información que aparece, pero si lo concerniente al caso Zertucha: “El doctor Zertucha conoció a Maceo en el año de 1892, cuando, siendo Médico de los vapores de la Compañía Trasatlántica, en uno de sus viajes por la América Central, estuvo en Puerto Limón (Costa Rica). De esas relaciones resultó la conversión de Zertucha al separatismo y su abandono del puesto que venía desempeñando en la citada compañía para poder permanecer en Cuba al tanto del movimiento revolucionario, entonces en preparación.”(18) Más adelante sigue:”Murió Antonio Maceo, y, probablemente, el día 10 de diciembre se “presentó” en San Felipe (Habana) al coronel español Guillermo Tort. ¿Por qué se presentó Zertucha a las autoridades españolas? Porque este hombre impresionable había ingresado en las filas mambisas atraído exclusivamente por devoción al General Maceo; y muerto éste, consideró sin objeto para él permanecer en el campo de la revolución. El mismo Nodarse dijo después que, al morir Maceo, Zertucha había exclamado: “!Ay Nodarse! ¡Se acabó la guerra! ¡Vea este cuadro! ¡Muerto!”…(19) Y continua Griñan: “Pero si fue Zertucha quien mató a Maceo, ¿qué hicieron los que lo sabían durante tres días que él tardó en presentarse al Coronel Tort? ¿Por qué no fue fusilado inmediatamente? La contestación es obvia. Si los cubanos, que adoraban a Antonio Maceo, no cumplieron su deber como devotos compañeros y como militantes que creían ser, fue porque entendieron que no había razones para ello. Afirmar lo contrario sería caer en el absurdo de pensar que no amaban a su caudillo, o que no eran hombres de honor los que, precisamente por serlo, vivían en constante peligro de muerte y creían que “morir por la patria es vivir”. (20)  “…Por el contrario, ello puede estimarse como una prueba de que para Zertucha, como para tantos otros, Maceo era la Victoria,y, su muerte, el fracaso de la Revolución”. “…el mismo lo dijo al Corresponsal del “Diario de la Marina” “Maceo encarnaba indudablemente el espíritu intransigente y tenaz del separatismo. Era el único hombre que hubiera resistido hasta los últimos momentos mientras le hubiesen quedado fuerzas y vida.” (21). Después de responder las acusaciones contra él, en especial de la Delegación de Cuba en Nueva York, estos se callaron. Como dice Griñan: “Ahora bien; ¿sabía Zertucha que había sido un cubano el autor de la muerte de Maceo y estaba dispuesto a guardar el secreto siempre que no lo sacasen de sus casillas, obligándole a publicar su defensa, los señores de Nueva York? ¿Cuál era el secreto? ¿Qué creía él, poder decir contra los señores de New York? Acaso lo mismo que Maceo había lamentado tantas veces: el abandono en que se tenía a su gente: la escasez de hombres, armas y municiones, mal que la Delegación de Cuba en New York no había puesto empeño en remediar.” (22). Uno que se calló en sus acusaciones falsas fue Estrada Palma.
  En su ensayo Rafael Soto Paz, titulado:” El médico de Maceo ¿Fue Zertucha un traidor?” Publicado en Cuadernos de Historia No. 82, 1997, La Habana Cuba. Presenta una carta del General Julio Eligio Duchase, : “En esta carta que reproducimos hay que observar dos hechos de innegable importancia: que se publicó cuando la marea lanzaba su oleaje contra el pobre médico (“La Lucha”, diciembre 27, 1898), y que la firma un hombre de color, un patriota de mucho prestigio, el general Juan Eligio Duchase, hermano del también general Vidal Duchase, caído peleando en Pinar del Río. Su defensa de Zertucha, resulta, pues, un documento que exonera al vilipendiado galeno”.
“Playa de Marianao, diciembre de 1898.
Dr. Máximo Zertucha, Médico del Cuartel General del Departamento.
Muy señor mío y amigo:-Yo, como Jefe y representante de los orientales que en Pinar del Río hicieron la guerra, enterado de la propaganda que en su contra trata de levantarse, propaganda que no ha de hallar eco en los que conocen sus condiciones de patriotismo y valor, inspirado en la justicia, escribo a usted para que, en medio de sus contrariedades, experimente la satisfacción de que existe un hombre que se enaltece al tenerlo por amigo y compañero.
He visto a usted aquí, en toda la campaña de Pinar del Río, al lado del inolvidable General Antonio Maceo; campaña que tuvo su comienzo en el combate de Neptuno el 16 de marzo de 1896, y terminó en San Pedro el siete de diciembre de 1896, alcanzando el importante número de cincuenta, los reñidos hechos de armas en que tomó usted parte. Aún recuerdo el día de Galaló, donde me vi herido de bala, y usted supo, en mitad del campo de batalla, curarme y curar a mis compañeros que también solicitaron su ciencia.
Creo lealmente que los cubanos deben a usted respeto. Muchas veces hablé con el General Maceo, y muchas veces me manifestó él las condiciones excepcionales que usted poseía, y lo complacido que estaba con sus servicios.

Como quiera que la verdad se impone, y que nadie podrá tachar de exagerados los conceptos que usted me merece, tengo el mayor gusto en dirigirle estas líneas. Es suyo, affmo. S.s. y amigo, Juan Eligio Duchase”(23)

Bibliografía

1-      Gregorio Delgado García, “El General Antonio Maceo y los médicos mambises”. Conferencia publicada en la Revista Bohemia, 89 (9): 64-66, abril 24 de 1997 en Cuadernos de Historia, No. 82, 1997, La Habana, Cuba
2-      Luis F. Le Roy y Galvez, “Máximo Zertucha y Ojeda. El Último Médico de Maceo”. Conferencia en la Fragua Martiana, en la noche del 7 de Diciembre de 1956, Revista de la Biblioteca Nacional, La Habana, Cuba, 1958
3-      Le Roy y Galvez, “El último médico…”
4-      Le Roy y Galvez, Sobre la muerte del capitán Francisco Gómez Toro, La Habana, Cuba, 1952
5-      Le Roy y Galvez, “El último médico…”
6-      “New York Herald” Diciembre 1896
7-      Le Roy y Galvez, “El último médico…”
8-      Manuel Piedra Martel, Mis primeros treinta años, Editorial Minerva, la Habana, 1943, (p.432-435)
9-      Piedra Martel, “Mis primeros…”
10-  Piedra Martel, “Mis primeros…”
11-  Carta de Máximo Zertucha a Máximo Gómez
12-  George Bronson Rea, Facts and Fakes about Cuba, New York, 1897, p. 23
13-  Rafael Soto Paz, “El médico de Maceo ¿ Fue Zertucha un traidor?, Cuadernos de Historia, No. 82, 1997. Cuba
14-  Miguel Lugones, “Zertucha: médico que tuvo que enfrentar la calumnia y la injusticia”, Revista Cubana Me. Gen., 2004, La Habana, Cuba
15-  Miguel Lugones, “Zertucha: médico…”
16-  Miguel Lugones, “Zertucha: médico…”
17-  Miguel Lugones, “Zertucha: médico…”
18-  Leonardo Griñan Peralta, Antonio Maceo. Análisis caracteriológico, Edit. Trópico, La Habana, 1956, p. 210-214
19-  Griñan Peralta, “Antonio Maceo…”
20-  Griñan Peralta, “Antonio Maceo…”
21-  Griñan Peralta, “Antonio Maceo…”
22-  Griñan Peralta, “Antonio Maceo…”
23-  Soto Paz, “El médico de Maceo…”
24-  Le Roy y Galvez, “Máximo Zertucha…”
25-  Le Roy y Galvez, “Sobre la muerte…”
26-  Suelto de médicos acusando a Zertucha, 9 de diciembre de 1898
27-  Le Roy y Galvez, “Máximo Zertucha…”
28-  Máximo Zertucha, “Habla Zertucha”
29-  Máximo Zertucha, “Habla Zertucha”
30-  Máximo Zertucha, “Carta abierta al General Máximo Gómez”, 12 de diciembre de 1899
31-  Máximo Zertucha, “Carta abierta…”
32-  Ramón Vasconcelos, “Cargas al Machete”, Revista de Bohemia, 12 de diciembre de 1948
33-  Benigno Souza, “Zertucha, aclaración” (s/f)
34-  Enrique Loynaz del Castillo, Memorias de la Guerra, 2da edición, reeditada por Editorial Ciencias Sociales, La Habana, Cuba, 1989
35-  Loynaz del Castillo, “Memorias…”
36-  Loynaz del Castillo, “Memorias…”

37-  Loynaz del Castillo, “Memorias…”

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