Resultan
notorios el éxito económico y la prominencia social alcanzados por el Exilio
cubano a partir de su eclosión en 1959 en todas las tierras adonde sus millones
de expatriados se han tenido que trasladar forzosamente, ante la
instauración de una era de opresión que aún no cesa. Como ha escrito el Dr.
José Ignacio Rasco (La Habana ,
1925-Miami, 19 de octubre de 2013) en un análisis sobre la personalidad de
Fidel Castro y la naturaleza del régimen implantado en Cuba bajo su égida,
“aquello parecía una pesadilla. Deserciones, traiciones, falsas acusaciones,
censuras, irrespeto a la persona, a las instituciones revolucionarias,
periodísticas, económicas, religiosas y de todo tipo. Jóvenes y viejos, hombres
y mujeres que mostraban su anticomunismo eran perseguidos, presos o fusilados;
aquello no parecía real. Los hijos denunciaban a sus padres. Los casados a su
pareja, los hermanos a sus hermanos. El paredón aumentaba. La cárcel y el
exilio eran las únicas salidas para sobrevivir.” (1)
La única posición que puede
adoptar un cubano digno, ante esta situación, es la que dejó trazada José Martí cuando dijo: ¿A qué iríamos a Cuba? ¿A oír chasquear el
látigo en espaldas de hombre, en espaldas cubanas, y no volar, aunque no haya
más armas que ramas de árboles, a clavar en un tronco la mano que nos castiga? Ver
el consorcio repugnante de los hijos de los héroes, de los héroes mismos,
empequeñecidos en la pereza?...¿Saludar, pedir, sonreír, como las mariposas
negras y amarillas que nacen del estiércol de los caminos?..Ver a un pueblo entero,
a nuestro pueblo entero, a nuestro pueblo, a quien el juicio llega hoy a donde
llegó ayer el valor, deshonrarse en la cobardía o el disimulo? Puñal es poco
para decir lo que eso nos duele. ¡Ir a tanta vergüenza! otros pueden: Nosotros
no podemos!»
«Visitar la casa del opresor es
sancionar la opresión. Cada muestra de familiaridad de los hijos de un pueblo
oprimido con las personas o sociedades del gobierno opresor, confesas o
disimuladas, es un argumento más para la opresión, que alega la alegría y amistad
espontánea del pueblo sojuzgado, y es un argumento menos para los que alegan
que el pueblo oprimido, vejado, envenenado quiere sacudir la opresión...
Mientras un pueblo no tenga conquistados sus derechos, el hijo suyo que pisa en
son de fiesta la casa de los que se los conculcan es enemigo de su pueblo». (2)
A la conclusión de la Guerra de los Diez Años
(1868-1878), muchos de los participantes en aquella fallida primera parte de la
contienda por la
Independencia de Cuba hubieron de tomar el camino de lo que
entonces se llamaba la
Emigración –entendida como la partida a establecerse en un
país extranjero, con el objeto de no verse obligado a vivir en las condiciones
oprobiosas de la dominación colonial y con miras al regreso futuro a una Patria
libre-.
La situación particular de la Cuba contemporánea no está
caracterizada, como lo estuvo a lo largo del siglo XIX, por el enfrentamiento
entre la Potencia
colonial dominadora (española) y la población sometida autóctona (criolla). La
colisión se produce actualmente, en el seno de la misma Nación cubana, entre la
casta formada por la gerontocracia militar que tiene implantado el Pensamiento
Único (3) y la combativa y moralmente fuerte aunque orgánicamente débil
Oposición interna, secundada por el apoyo que le presta el Exilio –una
verdadera Diáspora distribuida por todo el mundo si bien, al igual que le
sucedió a la Emigración
cubana del siglo XIX, radicada mayoritariamente en los EE.UU. de América-. (4)
Después de toda una vida de carencias
materiales y morales, acostumbrados a traspasar los límites de las normas
legales y morales como único medio para “resolver” –cuya nueva acepción se ha
acuñado en Cuba como sinónimo de “encontrar una solución a cualquier problema…por
cualquier vía (a través de un amigo, una empresa, en la bolsa negra, en fin,
por la vía que se encuentre a mano en el momento de la necesidad)” (5)-, hay que decir que el grueso de pueblo llano permanece en buen número “en la cerca” (o, como se dice en España, “mirando los toros desde la
barrera”), profesa un notable indiferentismo cívico y muestra una gran
renuencia a involucrarse en ningún movimiento organizado que se enfrente a la Tiranía ; en definitiva,
resignados a su suerte y con la circunstancia agravante añadida de que casi el
90 por ciento de la población tiene una edad que le impide haber conocido con
uso de razón la sociedad anterior a la implantación en 1959 del Régimen actual
(el 18 por ciento de la población tiene entre 0 y l4 años de edad, y un 70 por
ciento adicional tiene entre 15 y 64 años de edad; mientras que la era de la
transformación revolucionaria -sería más exacto decir de la destrucción
revolucionaria- ha cumplido al día de hoy 54 años de recorrido). (6)
En la sesión preparatoria, que tuvo lugar
en Lima el 6 de diciembre de 1877, el delegado de la Argentina planteó que,
como su gobierno no había reconocido la condición de beligerantes a los
cubanos, el hecho de que admitiera la asistencia de la representación del
Gobierno de Cuba en Armas no significaba que su país reconociese la existencia
del Gobierno en la manigua, entonces presidido por Francisco Javier de Céspedes
y del Castillo (7)
El Ministro de Relaciones Exteriores del
Perú y su delegado en la reunión hicieron constar que su país sí había
reconocido la beligerancia y la independencia de Cuba, y los plenipotenciarios
de Chile, Bolivia y Ecuador dijeron que, aunque sus gobiernos no habían
reconocido la personería internacional de Cuba, aceptaban la plenipotencia del
representante cubano.
Mientras Francisco de Paula Bravo actuaba
ante ese Congreso en representación del Gobierno de Cuba en Armas, la Cámara de Representantes
surgida de la
Constitución de Guáimaro se autodisolvía y la Paz o capitulación del Zanjón
se firmaba el 10 de febrero de 1878, poniendo fin a la Guerra de los Diez Años.
De hecho, las sesiones del Congreso
comenzaron oficialmente el 17 de enero de 1878, dos días después que el
Presidente Vicente García y el general español Martínez Campos habían mantenido
una entrevista secreta en el Camagüey, para acordar la realización de una
consulta entre las filas cubanas respecto a la posibilidad de aceptar una paz
sin independencia. A Francisco de Paula Bravo se le continuó atribuyendo la
condición de participante en el Congreso, y siguió actuando en tal calidad
hasta la conclusión de éste, en marzo de 1880. Se redactaron un Tratado de
armonización de las reglas de Derecho Internacional Privado y un Tratado de Extradición
(que nunca entraron en vigor, porque solamente el Perú los ratificó). (8)
El
Servicio Exterior de la
República en Armas, tras la Constitución de
Jimaguayú. Aprobada el 16 de septiembre de 1895, el Artículo 1 de la nueva
Constitución dispuso que “El
Gobierno Supremo de la
República residirá en un Consejo de Gobierno, compuesto de un
Presidente, un Vicepresidente, y cuatro Secretarios de Estado, para el despacho
de los asuntos de Guerra, de lo Interior, de Relaciones Exteriores y de
Hacienda.”
Como representantes diplomáticos en el
Exterior, el Consejo de Gobierno nombró a Gonzalo de Quesada, como Encargado de
Negocios en Washington; y, como Agentes Generales, a Ramón Emeterio Betances,
en Francia; a José de Zayas, en la Gran
Bretaña ; a Manuel Portuondo Jústiz, en Chile; a José Payán,
en el Perú; a Eugenio María de Hostos, en Bolivia; a Rafael María Merchán, en
Colombia; a José Joaquín de Palma, en Guatemala; a José María Izaguirre, en
Nicaragua y Honduras; a Arístides Agüero, en Brasil, Uruguay y Argentina; a
Rafael García Cañizares, en Venezuela; a Nicolás Domínguez Cowan, en México; a
Joaquín Alsina, en Costa Rica y El Salvador; a José Eleuterio Hatton, en Santo
Domingo; y a Ulpiano Dellundé, en Haití. En calidad de Subagentes, fueron designados
José Dolores Poyo, en Key West; Fernando Figueredo, en Tampa; y J.A. Huau, en
Jacksonville.
Bibliografía:
(1)
Capítulo XIV del libro 40 AÑOS DE LA REVOLUCIÓN - El legado
de Castro. Editor: Efrén Córdoba, publicado en 1999 por EDICIONES UNIVERSAL
(Miami).
(2)
Discurso en Conmemoración del 10
de Octubre de 1868, en Masonic Temple, New York, el 10 de octubre de 1888, en
José Martí. Obras Completas, Tomo 4, pp.
215-226, Edit. Ciencias Sociales, La
Habana , 1975.
(3)
Con el significado que le impartió
Arthur Schopenhauer en Die Welt als Wille und Vorstellung (“El mundo
como voluntad y representación”, Akal Ediciones), cuando escribió que «Un sistema de pensamientos debe tener siempre
una trabazón arquitectónica, de suerte que una parte soporte a la otra, más no
a la inversa; el fundamento soporta al resto sin ser soportado por él, y la
cima es soportada sin que ella soporte ya nada más. En cambio, un pensamiento
único, por amplio que sea, debe conservar la más perfecta unidad. Incluso si
uno se ve obligado a dividir este pensamiento en partes, se ha de tener buen
cuidado en que cada una de esas partes contenga al todo al igual que el todo la
contiene a ella, que ninguna parte sea la primera ni ninguna la última, que,
para cada una, el todo sea completamente distinto, pero que la más pequeña de
ellas no pueda ser plenamente comprendida sin que previamente lo sea el todo».
El
Pensamiento Único es el que han impuesto y procuran imponer todos los sistemas
totalitarios que en el mundo han sido, implantando por la coerción y la fuerza
bruta su visión alucinante, distorsionada y enfermiza de la realidad (en los
siglos XX y XXI, han sido sus dedicados epígonos los regímenes nazifascistas,
los comunistas, y los militaristas de ambos signos extremos del arco
ideológico).
(4) Véanse en http://www.martinoticias.com/content/cuba-guillermo-farinas-exilio-oposicion-/26557.html
las declaraciones hechas el 19 de agosto de 2013 por el Premio Sajarov a la Libertad de Conciencia 2010, Guillermo Fariñas,
en la Casa Bacardí de la
Universidad de Miami, en el transcurso de su conferencia Exilio y Oposición en Cuba.
Fariñas señaló que uno de los principales papeles del exilio debe ser el de
“convertirse en caja de resonancia” para los opositores en Cuba, ya que
"Cuando a nosotros nos maltratan, golpean y detienen en Cuba ustedes
ayudan siempre que divulguen lo que ocurre, nos apoyen y denuncien el abuso y
el atropello".
(5) Véase “Algunas características del
Español en Cuba – Antes y después de 1959” – Dra. Nilda Blanco, Universidad de La Habana /Universidad de
Waikato (Hamilton, Nueva Zelanda), en http://redgeomatica.rediris.es/elenza/magazine/pdf/nilda.pdf.
(6) Ni existen
bibliotecas, hemerotecas, filmotecas o videotecas adonde el público pueda
acceder a ninguna información sobre cómo era la vida cotidiana anterior de
1959, por lo que la práctica totalidad de los jóvenes de hoy cree que la
llamada Plaza de la
Revolución –un complejo de edificios construidos sobre 72 mil
metros cuadrados de terrenos, donde radican Ministerios y otros organismos
públicos- fue edificada por el actual Régimen –que tomó el Poder en 1959-,
cuando en realidad las obras se concluyeron durante el último gobierno del
general Batista (1952-1958).
(7) En verdad, el general Vicente García
González había sido nombrado para sustituir a Céspedes y del Castillo con fecha
4 de diciembre de 1877, pero el León de Santa Rita no tuvo conocimiento del
nombramiento hasta el 15 de enero de 1878, según relata en su Diario.
(8) Véase “Historia del derecho civil
peruano: siglos XIX y XX”, de Carlos Augusto Ramos Núñez, pág. 117, Fondo Editorial
de la Pontificia Universidad
Católica del Perú, 2005.
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