13 de septiembre de 2013
Hasta principios del siglo XIX la Iglesia católica en Cuba tenía a su cargo la misión de enterrar los muertos en sus templos. Con la inauguración de los cementerios y su proliferación a lo largo de la isla, estos enterramientos fueron quedando en el olvido y las modificaciones de los sagrados recintos se encargaron de hacer desaparecer las huellas de los mismos.
El sacerdote José Sarduy afirma que en Camagüey las iglesias de La Merced, Santa Ana, La Soledad, San Francisco, El Cristo y el hospital de San Lázaro conservan bajo sus pisos o en los alrededores los restos de cientos de camagüeyanos. Sin embargo, sólo La Merced y La Soledad mantienen cerca de sus respectivos altares mayores una muestra de estos enterramientos.
Iglesia de La Merced

En 1848 el edificio fue reconstruido y un incendio en noviembre de 1906 dio lugar a la restauración que le otorgó la estructura mantenida hasta nuestros días.
[Fue atendida por los sacerdotes de la Orden de los Carmelitas Descalzos hasta la década de los años sesenta al ser expulsados de toda la isla muchos sacerdotes y religiosos por el gobierno de Fidel Castro].
El padre Sarduy se hizo cargo de ella a partir del 10 de abril de 1975 y gracias a su interés y dedicación logró descubrir algunos enterramientos y objetos antiguos muy cerca del altar mayor, antes de entregarla en 1994 al padre Willy Pino [como rector de la contigua Casa Diocesana (anterior convento) y la iglesia. Actualmente los Padres de la Orden de Mercedarios, sus fundadores, que han regresado a Camagüey, están a cargo del templo y su feligresía.]
El Museo


Entre otros exponentes se encuentran una imagen de madera de Cristo crucificado, única salvada del incendio de Guáimaro de 1868; un sagrario de madera construido en 1773 que perteneció a la iglesia de Nuevitas; platos del hospital de mujeres de Puerto Príncipe; una bandeja que data de 1648; un incensario de 1800; una imagen de Cristo resucitado, en madera; una imagen de la Virgen de los Dolores, que data del siglo XVIII; herramientas antiguas de carpintería y las parihuelas con las se cargaba a la Virgen de los Dolores durante las tradicionales procesiones que recorrían las adoquinadas calles de Camagüey.
Fuente: Revista Contrapunto, Miami, sin nombre de autor.
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