Alfredo Leiseca (†) Cuba
El brillante poeta mejicano Mario
Girard es uno de los seres más pintorescos del barrio bohemio Coyoacán, D.F.
que yo recuerde de mis días de exilio en México. En él todavía sobrevivía el
espíritu de los sesenta. Vivía como buhonero, vendiendo las ediciones caseras
de sus poemas. (El Coyote Ilustrado Editores). Sobrevivía frugalmente sin
negarle la ayuda fraternal a quien la necesitaba y sin rechazar las ayudas bien
intencionadas.
Desde ultratumba, Albert Camus
estaría orgulloso de esta versión extranjera de su Hombre Rebelde. Girard desprecia igualmente burocracia, la
burguesía y a la clase la más detestable de todas las clases sociales. Por
supuesto, también aborrece al PRI, al PAN y al PRO.
En el fondo es una persona sensible
y romántica. Su aparente hosquedad no es más que un mal disimulado disfraz para
ocultar su ternura. Lo que más le duele es la inhumanidad ajena.
El siguiente verso revela la
sensibilidad de su conciencia ante los imperativos vivenciales:
“Hay veces,/que en la vida/ aprisa como meta/ una palabra clara/ nos
detiene.”
…Y comprende la necesidad que hay en el mundo de hacer algo al respecto de
esos imperativos ignorados:
“Y hay voces/ que solo le hablan/ al viento,/ le dice todo sin/ palabras.”
Para Girard el amor debiera ser la razón de la vida…
“Amor”/Sentimiento incontrolable/que inclina a las ánimas/ a los deseos del
ser”.
Particularmente, considera al amor
carnal como a la máxima realización de la siquis…
“…Y, déjame musa maga,/hacer colonia/entre tus piernas”.
Au concepto del amor no es
convencional:
“…me provocas/fluidos iconoclastas/y hedinistas’.
Siente una gran decepción, según su
concepto del amor, debido a la actitud de los humanos.
“Y hay veces/que esas voces/se apagan/solo a besos,/entre abrazos intensos/
y suspiros dados/al viento”.
…Y se da cuenta del imperativo de intentar algo por sacar a la humanidad de
su marasmo sentimental…
“Un olor a rojo/ quema nuestro tiempo,/ invade extremo externo el
Universo”.
Esas son las voces de este rebelde
con demasiadas causas que deambula por
el barrio bohemio de Coyoacán. Tempranamente achacoso, pero indómito, continúa
sin hacerle concesiones a la mediocridad. Su rebeldía es en contra de la
inhumanidad de los humanos.
Nota: Alfredo Leiseca, crítico literario, poeta y novelista. Dejó una
extensa obra sin publicar, por la falta de apoyo de aquellos que se decían sus
amigos. Si se analiza a Leiseca, me parece que era otro Girard, cubano. (RL)
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