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jueves, 15 de noviembre de 2018

Acta de Exhumación de los Restos de Juana Borrero Pierra



Yo he soñado en mis lúgubres noches,
en mis noches tristes de penas y lágrimas,
con un beso de amor imposible
sin sed y sin fuego, sin fiebre y sin ansias.

Yo no quiero el deleite que enerva,
el deleite jadeante que abrasa,
y me causan hastío infinito
los labios sensuales que besan y manchan.

¡Oh, mi amado!, ¡mi amado imposible!
Mi novio soñado de dulce mirada,
cuando tú con tus labios me beses
bésame sin fuego, sin fiebre y sin ansias.

Dame el beso soñado en mis noches,
en mis noches tristes de penas y lágrimas,
que me deje una estrella en los labios
y un tenue perfume de nardo en el alma.

(1897)
Su último poema, escrito en Cayo Hueso poco antes de morir. Contaba solo 19 años.
Este poema (debido a su gran debilidad), no lo pudo escribir y tuvo que ser dictado.
Apareció en Cuba y América (Nueva York, 15 de mayo de 1897) cor título «Aspiración» y en una sola estrofa. Se reprodujo en Oro (1907) tal como se transcribe.

René León

En mi buscar, rebuscar y hurgar siempre en los Archivos buscando datos que me puedan servir en mis investigaciones, fue una sorpresa grande para mi persona, tener en mis manos copia del Acta de Exhumación de los Restos de Juana Borrero Pierra, joven poetisa cubana muerta en Key West, fallecida en 10 de marzo de 1896, patriota cubana, que sale de Cuba motivado por la situación política y de persecución contra las familias cubanas. A continuación van a aparecer los datos sobre su exhumación y la investigación llevada a cabo por Octavio de la Suarée en abril de 1972. Estos documentos los guarde y se me habían perdido entre mis cajas, motivado por tantos ciclones que han tocado en Tampa, y han pasado más de cinco años de ello. 


"Una tarde de Abril de 1972, la escritora compatriota señora Mercedes Borrero de Washington, en Miami Beach, Florida, me expresó su disgusto porque todas las gestiones que, por delegación, se habían realizado a su nombre por amigos y parientes en el histórico cementerio de Cayo Hueso, para localizar los restos de su hermana Juana, poetisa y pintora de genio, fallecida en aquella ciudad a los dieciocho años de edad, el 9 de Marzo de 1896 y enterrada al día siguiente allí en tumba ajena, de préstamo, habían resultado infructuosas por la carencia de testimonio de inscripción en el registro local de inhumaciones, ya porque la sepultura debía estar en cuartón muy antiguo y casi inaccesible por efectos del tiempo transcurrido -más de tres cuartos de siglo- y rebelde a la búsqueda por el moho, la humedad, la basura acumulada y los yerbajos de todas clases que cubrían por igual lápidas que bóvedas, y sobre las cuales no había intervenido, por respeto a la propiedad privada y a la ausencia de interesados, en tan largo período de tiempo, ninguna labor de limpieza, saneamiento y rehabilitación por parte del personal municipal a cargo de la Necrópolis. 
  Esta situación tenía muy afligida a la señora Borrero ya que ella, personalmente, por su avanzada edad y mal estado de salud no podía cerciorarse, viajando a Cayo Hueso, de si la información negativa que le daban era correcta y correspondía a la realidad o si encubría más bien negligencia o indiferencia que interés en servir­ la, que era tanto como servir a una gloria patria.Como fuera, yo me condolí del hecho, pues me ligaba y liga una estrecha amistad con ella; tomé nota, por tanto, del dato que, como confidencia, me diera sobre el sitio en que había sido sepultada Juana y le ofrecí ocuparme por mí mismo de la diligencia tan pronto cuando se me presentara una circunstancia propicia, pues sentí en el acto, como cubano, la responsabilidad de tratar de evitar o de evitar, por todos los medios, que se repitiera en Cayo Hueso con los restos mortales de Juana Borrero lo que en Toluca, México, con los del también portalira José María Heredia. Pues bien: el acta de exhumación que acompaña a esta introducción asi como las fotografias (no van a aparecer, por la sencilla razón de que las fotocopias salieron oscuras), informarán al lector del resultado de mi intervención en el asunto. 


Miami Beach, Florida Diciembre de 1972 
Octavio de la Suarée (Firma) 
JUNTA NACIONAL DE ARQUEOLOGIA Y ETNOLOGIA DE CUBA EN EL EXILIO 
ACTA DE EXHUMACIÓN DE LOS RESTOS DE JUANA BORRERO PIERRA 



En la ciudad de Key West, Estado de la Florida, el día 26 de Noviembre de 1972 se reúnen en el cementerio local los señores que al margen se expresan para proceder a la exhumación de los restos de la poetisa, pintora y patriota cubana Srta. Juana Borrero Pierra. 
  Antecedentes: Primero: Según la copia del libro de las defunciones que obra en el Bureau of Vital Statistics de Jacksonville, (documento fechado Octubre 3 de 1972), la citada falleció el 10 de marzo de 1896, teniendo 18 años de edad, blanca, soltera; la causa de la muerte fue certificada como Fiebre Tifoidea. 
  Segundo: Según los datos publicados en la revista "El Habanero" número de agosto 1972 -Miami, sección "Ilustres hijos de la noble Habana", Juana Borrero nació en 1877 y a juzgar por el retrato que aparece en ese artículo, se trataba de una persona de cabellos negros. 
  Tercero: Según los informes proporcionados por la hermana de Juana, la Sra Mercedes Borrero y Pierra, al Sr. Octavio de la Suarée, su cadáver fue sepultado en tumba facilitada por la familia Cordero, específicamente en la de Aurelio Cordero. 
  Cuarto: Esa sepultura fue localizada primero por el Sr. O. de la Suarée y después por el Dr. Morales Patiño y Wolfgang Mouriño. Estos últimos precisaron, en el mismo cementerio, la existencia de 3 grupos de tumbas de la familia Cordero, a saber. 
  A. Una tumba de los padres (esposo y esposa) de esa familia ubicada en una sección más moderna, y en la cual consta que están enterradas únicamente esas dos personas. 
  B. Otro grupo en la parte antigua de la necrópolis 1898 integrado por las tumbas de Peter Cordero 1915, de Julia Estévez de Cordero y la de de Concepción Valdés 1892. Las dos primeras de fecha posterior a la muerte de Juana y la última de 1892. Allí se encuentra también una sepultura más antigua hecha de cemento y sin lápida. 
  C. Grupo ubicado muy cercano al anterior y del otro lado de la calle subsiguiente. Allí se encuentra la tumba de Aurelio Cordero, justamente inmediata al panteón de la Logia "Caballeros de la Luz". Junto a esta sepultura se encuentran las de Luisa Hidalgo 1886, Tomasa Peláez de Cordero 1891 y Pedro Cordero. 
  Conclusiones provisionales. Es obvio que el enterramiento de Juana Borrero, realizado en una tumba donde estaba enterrada otra persona, tiene que haberse efectuado en alguna de las sepulturas con fecha anterior a la de su fallecimiento e inhumación y teniendo en cuenta la indicación concreta de su hermana Mercedes, decidimos realizar la primera investigación en la tumba de Aurelio Cordero, el Sr. Rivera nos informa que según la costumbre de la época los enterramientos se hacían de modo tal que hubiera 38 pulgadas desde el ataúd a la superficie del terreno.. En caso de más de un enterramiento en la misma fosa se tema en cuenta siempre esta disposición. Por lo expuesto consideramos que debíamos encontrar los restos cuando se excavaran las susodichas 38 pulgadas - suponiendo la cabecera en la porción inmediata a la lápida, allí se excavó. A esa profundidad aparecieron dos pedazos de madera muy carcomida (irregulares y de unas 6 pulgadas de tamaño), correspondientes a la parte superior del ataúd. 
  Características del cráneo: Se encontró un cráneo braquicéfalo y mesorrino con los huesos temporales y malares desarticulados y desprendidos pero junto a la calota, las suturas marcadas y los alvéolos dentarios muy alterados y casi destruidos. No se encontraron cabellos ni dientes. Dicho cráneo es el de una persona de unos 18 años de edad y del sexo femenino. Dados los antecedentes más arriba consignados, se deduce que dicha pieza ósea es el cráneo de la persona cuyos restos se desean conservar y honrar. 

Exhumación: El domingo 26 de noviembre 1972, a las 12 del día y bajo una llovizna pertinaz, se procedió a la exhumación total. Actuaron en la excavación el Sr. Mario Rivera y su hijo Mario Rivera Jr. Se extrajeron las 2 clavículas, las vértebras cervicales, dorsales y lumbares, los dos omóplatos, las costillas, los huesos de la pelvis muy deteriorados y desarticulados y el sacro; los dos húmeros, radios y cubitos, huesos y dedos de las manos, los dos fémures, tibias y peronés y algunos huesos y dedos del pie. En general los huesos estaban bastante deteriorados, algunos casi destruidos, otros no se encontraron. 

Características de los huesos del esqueleto: En general son huesos delicados. Mastoides cortas. Articulaciones angulares. Articulaciones de las rodillas más angulares. Sacro ancho (4.4 pulgadas por 4 de alto). El fémur con 16 pulgadas de largo. Húmeros de 11.3 pulgadas de largo. Estos restos óseos convienen con las apreciaciones sobre el cráneo ya consignadas a saber corresponden a una persona de unos 18 años y del sexo femenino. Podríamos haber determinado la estatura aplicando la fórmula de Pearsons a los huesos largos pero no teníamos ese dato, pues no fue aportado, y por tanto carecía de valor al efecto comparativo y determinativo de la identidad Se encontró una placa del ataúd con la inscripción "at rest". Dichos restos óseos y la placa se colocaron en una caja ad hoc de madera con su tapa y cubiertos con una bandera cubana fueron trasladados a un nicho en el citado panteón de los "Caballeros de la Luz". 

Todo lo cual hago constar a los efectos oportunos. 
Fecha ut supra, con las firmas de los testigos presenciales. 

Dr. Oswaldo Morales Patiño, Mario Rivera Castellano, Mario G. Rivera Jr. Wolfang Mouriño,José J. Abren ,J.M.Bens Arrarte, Federico Gilbert,Octavio de la Suarée, 


Nota: Estos-son los firmantes del acta. 
Esta investigación le fue posible a Octavio de la Suarée por su empeño de ayudar a la hermana de la poetisa. 

Mi único deseo fue dar a la publicidad esta investigación en unos momentos , en que cada día se olvida más y más la historia de nuestro país. 

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