Marco Antonio Landa (†)
Ediciones Universal publicó un libro cuyo título encabeza este artículo. Su autor es el Dr. Elio Alba Buffill, Secretario Ejecutivo del Circulo de Cultura Panamericano, Profesor Emérito de la Universidad de la Ciudad de Nueva York y ensayista y crítico literario de recios quilates.
La primera parte del libro está dedicada a figuras de las letras y el pensamiento cubano del siglo XIX. La segunda a otras correspondientes al siglo XX. Las del siglo XIX son: Félix Varela, Luz y Caballero, Manuel Sanguily, Enrique J. Varona y Martí. Las del siglo XX son: José M. Chacón y Calvo, Francisco Ichaso, Jorge Mañach, Humberto Piñera, Roberto Agramonte, Mercedes García Tuduri, Eugenio Florit, José Olivio Jiménez, Rosario Rexach y Octavio R. Costa.
En la introducción, el autor señala las características más destacadas de cada figura, y las que a pesar de la heterogeneidad de sus obras, están unidas por un común denominador: el contenido humanístico de las mismas. De Varela recuerda su vasto conocimiento filosófico y su avanzado pensamiento en el campo de la didáctica de su tiempo; de Luz Caballero, su erudición clásica reflejada en sus "Aforismos'' y "Elencos: : así como el contenido humanístico reconocido en la obra de Martí, Varona y Sanguily. El mismo que aparece en las obras de Chacón y Calvo, Mañach, e Ichaso entre las del siglo XX.
En el libro se examina a Mercedes García Tudurí en sus múltiples vertientes" filosófica, sociológica, político-jurídica, pedagógica y literaria; a Humberto Piñera se le estudia solamente en sus vertientes filosófica y literaria. Se examina la obra de Eugenio Florit y José Olivio Jiménez que muestran en su critica un vasto conocimiento literario que se desplaza hacia otras disciplinas. Roberto Agramonte parte de lo sociológico para abarcar lo filosófico y lo histórico y Rosario Rexach une a la exegética literaria, la indagación psicológica. Por último, en Octavio R. Costa se destaca que el cultivo de la Historia tiene un contenido ensayístico en que se hace patente su vasta cultura.
Los otros dos elementos fundamentales que sustentan la tesis del libro, a más del contenido humanístico de las obras estudiadas, son "la constante preocupación por nuestro ancestro cultural español y la búsqueda de la genuina vinculación de los ensayistas y críticos cubanos al proceso histórico y cultural de la patria. En forma concisa destacaremos algunos aspectos señalados por el autor en el desarrollo de su libro:
De Félix Varela nos dice que "defendió siempre la libertad filosófica de pensar y reservó a la fe las cosas divinas, dejando en lo humano la razón y la experiencia como los instrumentos necesarios para el logro de la verdad". Y que "Varela fue un defensor infatigable de la dignidad humana", manteniendo "una constante preocupación por el destino de la patria que lo acompañó hasta el mismo momento de la muerte" .
A Varona lo estudia, como "una de las figuras fundamentales de la cultura cubana". Y señala que desde su adolescencia sintió latir en su pecho, los sentimientos patrióticos, pues en noviembre de 1868, sin haber cumplido veinte años, se unió a las fuerzas insurrectas, tras el "Grito de Yara". Pero el cambio en su vida resultó duro para él y enfermó, teniendo que regresar a la casa paterna. Así, durante toda su vida el camagüeyano ilustre compartió con el estudio su preocupación por los destinos de su patria. Pronunció en Cuba, valientes y razonados discursos sobre los problemas de la Cuba colonial, sin temer la reacción de los gobernantes españoles y en el exilio fue colaborador íntimo de José Martí. Lograda la independencia se incorporó , con su intachable rectitud moral, a la política, llegando a ser Vice Presidente de la República y profesor ilustre de la Universidad de la Habana, desde donde hizo sentir su influencia intelectual y moral sobre muchas generaciones de cubanos.
De Jorge Mañach dice: "Su genuina vocación literaria le impulsó a llevar a cabo una obra muy extensa y valiosa, en la que se hace evidente su preocupación por tratar de encontrar las esencias del carácter cubano en particular y al mismo tiempo intentar acercarse al modo de ser del hispanoamericano. Por eso, su dimensión de ensayista ha pasado los límites de su patria y una cada día más amplia y prestigiosa crítica, le da categoría continental".
La prosa del Dr. Alba es tersa y precisa, sin rodeos estilísticos que adornen innecesariamente lo profundo de su pensamiento. Una prosa digna de su talento y dedicación a los problemas patrióticos y a los estudios literarios, que, ya con anterioridad, ha quedado bien evidente en otros libros anteriores: 'Enrique ']osé 'Varona. Critica y creación literaria (1976), Los estudios cervantinos de Varona, (1979), 'El ensayo en hispanoamérica (1981), Conciencia y quimera (1985), y 'Enrique Labrador 'Rµiz. 'Precursor marginado (1988). Y eso es solamente una muestra de su brillante producción como crítico y ensayista, pues otros valiosos trabajos han sido publicados en revistas y colecciones de ensayos sobre literatura hispánica y en Memorias de Congresos Profesionales. Es miembro de Honor de la Academia Uruguaya de Letras. Pertenece a la Academia de la Historia de Cuba en el exilio; al Instituto de Filosofía, Ciencias y Letras del Uruguay; al Pen Club de Escritores Cubanos en el exilio y a otras instituciones académicas y profesionales. Todo ello sin mencionar su infatigable labor como Secretario Ejecutivo del Círculo de Cultura Panamericano.
Cubanos de Dos Siglos es una obra que no se puede dejar pasar sin dedicarle una lectura atenta y profunda, especialmente en una época en que la cultura cubana se asienta definitivamente, y por méritos propios, en el pensamiento americano y universal. Una demostración de las profundas raíces que nuestra conducta y nuestro quehacer patriótico y literario plantaron y están plantando en los corazones y las mentes de las generaciones cubanas de ayer, de hoy y de siempre.
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